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miércoles, 16 de marzo de 2011

Mi estación preferida

Después de un receso de vacaciones, volvemos al blog con nuevas historias, novedades y mucho más. Espero que no me hayan extrañado!! Como falta poco para que comience una nueva estación, les dejo un cuento que me gusta mucho, para que disfruten y usen con sus alumnos!
Saludos!


MI ESTACIÓN PREFERIDA

Martín y yo siempre volvemos juntos de la escuela. Mientras nuestras mamás caminan detrás de nosotros y charlan sobre recetas de cocina, mi amigo y yo inventamos juegos. Un día somos vaqueros del Oeste, con sus caballos que galopan a gran velocidad; otro día somos astronautas, que viajan por el espacio descubriendo nuevos planetas; también hemos sido bomberos, pintores y muchas cosas más. Pero ayer no jugamos a nada. Yo no tenía ganas. Martín había dicho algo que me hizo pensar durante todo el camino: “El otoño es la época más fea del año” dijo.

Cuando llegué a casa, no quise ni mirar la tele. Estaba muy preocupado. Para mí el otoño no era la estación más fea. Entonces me senté en la silla, tomé un lápiz y un papel y comencé a escribir todas las cosas que me gustaban del otoño. Al principio fue un poco difícil, pero después me di cuenta que ¡es mi estación preferida! Me aprendí de memoria todas las cosas que había escrito para decírselas hoy a Martín. “Vamos a ver si es la estación más fea”, pensé.

Hoy, ni bien llegué al cole, me acerqué a Martín y le dije:

–¿Seguís pensando que el otoño es la estación más fea?

–Si, seguro –me dijo.

–Para mí es la época más linda, ¿sabés por qué? –le pregunté.

–No, ¿por qué? –me respondió él.

Lo agarré de la mano y lo llevé hasta un rincón del patio, debajo del gran árbol que hay en la escuela.

–Para mí el otoño es la mejor estación, por esto –y mientras le decía estas palabras, comencé a pisar las hojitas que había en el suelo.

Martín quedó con la boca abierta. La tenía del tamaño de una pelota de fútbol. Un ruido muy lindo salía de cada hoja que pisaba. Se oían “Crash”, “Crunch” y muchos otros sonidos. Parecía que las hojas cantaban. Entonces Martín también comenzó a pisar las hojas. Estuvimos todo el recreo jugando a pisar las hojas secas. Lo hacíamos más fuerte y más suave, más rápido y más lento. Y siempre era divertido.

–Tenías razón, el otoño está muy bueno –dijo Martín con una sonrisa.

–Si, y además es mi estación preferida porque cumplo años –le contesté mientras no paraba de pisar las hojas.