Les traigo una poesía para celebrar el día del animal (que fue ayer, jeje). Que la disfruten! Saludos.
Visita al Zoológico
Marisa se despertó muy ansiosa,
Porque iría de paseo.
Como todos los años,
Ir al zoológico era su mayor deseo.
Sabía que ese día
Iba a ser espectacular
Sus papás le habían prometido
A los animales visitar.
Con el mono intercambiaría
Bananas por monerías.
Y al enorme elefante,
mucho maní le daría.
Con su largo cuello manchado
A la jirafa saludaría,
Y con el hipopótamo perezoso
Una foto se sacaría.
Cada 29 de abril, día tan especial,
Se celebra el día del animal.
Recordemos que también tienen derechos,
y que a todos hay que quererlos por igual.
A Marisa le enseñaron en la escuela
Que es nuestra tarea defenderlos.
Quedan pocos animales en el mundo,
Y si todos desaparecen, ¿a quién cuidaremos?
He recibido un cuento de un amigo. Es un amigo que tengo por e-mail. Visita mi blog, y cada tanto me escribe algunas palabras. Hoy les presento uno de los cuentos que ha escrito con la ayuda de su mamá y que decidió enviarme. Espero que les guste y se diviertan tanto como lo hice yo. Gracias Martín!
Y si vos también escribís, y querés que publique un cuento, mandámelo por mail, y seguro aparecerá en el blog.
Mi Gato Negro Aventurero
Un día mi gato negro aventurero dormía plácidamente la siesta.
Aquella tarde bostezó, y para mi sorpresa, echó una bocanada de fuego que me quemó los pelos. Yo era rubio y ahora soy negrito. Y mi gato era amarillo y ahora es negro como la noche. Y le puse de nombre Negrito Cambá .jajaj!!!
El muy tonto se convirtió en dragón-gato pero como es muy vago y no terminó de estudiar el curso de dragón, no le sale echar fuego. Entonces anda quemando todo lo que encuentra a su paso: a mamá le quemó la escoba, a papá las ruedas del auto y a mí un par de juguetes.
La Aventura esta buena porque los chicos del barrio le tienen miedo y los bomberos están atentos y además porque en cualquier momento termina el curso de dragón y le crecerán las alas. Y cuando esto pase seguro que le pido que me lleve de paseo por tu casa.
Y colorín quemado cuento terminado .
Martin Luciano Bonetto, 7 años.
Una poesía que me gusta mucho, escrita hace unos meses. Espero les guste a ustedes también.
El reloj cucú de mi abuela
Mi abuela un reloj cucú tenía,
y cada vez que a su casa yo iba
esperaba la salida,
de aquel ave divertida.
La aguja larga debía estar sobre el doce,
para marcar la hora en punto,
y la aguja más corta indicaba
el momento en que el pájaro cantaba.
A la una, a las dos, a las tres
a cada hora se oía,
y aunque no siempre lo veía
piaba las horas que el reloj decía.
Cuando la aguja larga estaba en el seis,
la mitad de una hora era,
el pájaro salía y cantaba una vez,
para no olvidar su tarea.
Cuatro y media, siete y media
cada media hora piaba.
Pero muy rápido lo hacía,
yo corría para verlo, pero nunca llegaba.
Pero cuando la aguja larga estaba en el tres
y también cuando estaba en el nueve,
hora y cuarto o menos cuarto señalaba
y el ave descansando se quedaba.
El pájaro cucú de mi abuela,
un día dejó de cantar.
No sé si porque el reloj dejó de funcionar,
o porque el ave se cansó de trabajar.