Abrió sus puertas la Feria del Libro 2015, y allí estaré. En el stand de Quipu, los esperaré para conocerme y firmar los ejemplares que quieran llevarse.
Les dejo fecha y horario.
saludos!
viernes, 24 de abril de 2015
martes, 14 de abril de 2015
UN NUEVO SUCESO EN ABECEDARIO
Este es un mensaje que me dejó una mamá en mi perfil de Twitter. Pueden escribir ustedes también a @dariolevin o en mi Facebook www.facebook.com/darioalevin
Y si no conocen el cuento, se los dejo para que lo lean.
Un nuevo suceso en Abecedario
@DarioLevin Pablito de 6 años acaba de leer "Un nuevo suceso en Abecedario" quedo fascinado. Nos es importante comunicar la gratitud.
— Maria Lilian Ruiz Pa (@lilian_ruiz) abril 14, 2015
Y si no conocen el cuento, se los dejo para que lo lean.
Un nuevo suceso en Abecedario
Algunos años después del suceso ocurrido en Abecedario, en el cual las letras habían decidido no aparecer más
cada vez que un hombre las necesitara, un nuevo acontecimiento ocurrió, más
extraño, más inesperado. Esta vez, las letras tuvieron una intensa discusión.
La letra S dijo: “Somos nosotras las
más importantes. Sin nosotras, los hombres no se podrían comunicar”.
Pero la letra E contestó: “Estás muy
equivocada. Estamos seguras que nosotras somos las más importantes”.
“No se discute más. Ninguna vocal es
tan importante como las consonantes”, dijo la N.
“¿Importantes? Increíble que se
crean importantes”, afirmó la I.
Las vocales aseguraban ser las más
necesarias para comunicarse, pero las consonantes no se dejaban convencer, y exponían
sus argumentos para demostrar que ellas eran imprescindibles.
Entonces la letra L dijo: “Listo. La
mejor solución para resolver este conflicto es mediante la acción”.
“Ustedes no van a aparecer cuando
aparezcamos nosotras, y si ustedes aparecen, nosotras no lo haremos”, dijo la
U.
“Así veremos quiénes son más
necesarias”, concluyó la A.
Todas las letras aceptaron la idea.
No se juntarían nunca más. Y así sucedió que las vocales y las consonantes
dejaron de presentarse juntas cada vez que un hombre quería comunicarse. Cuando
los hombres querían decir algo, les surgían de la boca palabras como
“xcvvrtws”, “dfkr”, “plkmmntgr”, “ueiiai” y “aiioueeao”. Obviamente nadie
entendía lo que decía y escuchaba. Lo mismo sucedía cuando querían escribir. La
gente comenzó a desesperarse, a tratarse mal, y todos estaban enojados. Otros
dejaron de hablar, de mirarse a los ojos. Algunos intentaron inventar idiomas,
pero fue inútil.
Entonces todas las letras,
consonantes y vocales, volvieron a juntarse en Abecedario para resolver el
problema que habían causado.
“Tenemos que hacer algo. Todos los
humanos están locos”, dijo la T.
“Es porque no pueden comunicarse”,
contestó la E. Y continuó: “Es nuestra tarea resolver el problema”.
“Me parece que ya sabemos quiénes
son más importantes, ¿verdad?”, afirmó la M.
Todas las letras se miraron, algunas
imaginaban la respuesta, otras estaban seguras de cuál sería. En ese momento la
letra H se levantó de su asiento, abrió la boca y… No dijo nada. No dijo nada
porque la H es muda. Entonces las letras entendieron lo importante que es
comunicar y decir lo que uno piensa.
“¿Quién está de acuerdo en que
vocales y consonantes son importantes, y que unas no sirven sin las otras?”,
preguntó la Q.
Todas las letras asintieron con sus
cabezas. Debían trabajar juntas para formar las palabras. La letra Q sabía lo
importante que eran las vocales, porque es la única que toda, toda su vida está
acompañada de una: la letra U.
Ese día, las letras volvieron a
juntarse, para formar palabras con sentido, para que los humanos puedan
entenderse y decir lo que sienten. Sin embargo, todavía vemos algunas palabras
donde vocales y consonantes no se llevan muy bien y prefieren estar alejadas
unas de las otras.
viernes, 3 de abril de 2015
CRECER
Los chicos crecen...
CRECER
CRECER
Mi mamá dice que ya no debo pasar tiempo con vos. Que ya soy grande. Pero a mí no me importa. Yo te quiero, y no te voy a dejar. Claro que me acuerdo, cómo no me voy a acordar el día que nos conocimos. Yo estaba triste y vos llegaste y enseguida me propusiste jugar. Al principio me costó entenderte, pero con los días nos hicimos más y más amigos, y nos volvimos inseparables. Íbamos juntos a todos lados: a la mesa a cenar, a lo de la abuela, a lo de los tíos, a la plaza, a todos lados. Vos sabías a qué quería jugar yo, y siempre jugábamos. Ahhh, sí, me acuerdo también. El día que volví del jardín y no estabas. Te busqué por todos lados. Pensé que te habías ido. Pero no… Sí, estabas arriba. Sí, ahí. Me asusté mucho ese día. Porque te quiero y pensé que te había perdido. Por eso no puedo hacer lo que dice mi mamá. Sé que Gonzalo se va a poner contento, y que yo ya estoy grande… Claro, estar en primer grado es ser grande. Bueno, a veces sí, a veces me siento como un chico, y quiero hacer cosas de chicos, pero soy grande ya. Tal vez Gonzalo te cuide tanto como lo hice yo, o más. Por mi culpa te lastimaste el brazo. Fue sin querer, el tobogán tenía un clavo salido, y te enganchaste el brazo. No fue a propósito. Menos mal que mamá me ayudó y te curó. Te cosió el brazo y listo. Fuimos a jugar enseguida. Ayer Gonzalo me dijo que quería jugar con vos, y creo que por eso mamá me dijo que ya estoy grande, para dejarte ir con Gonza. Sí, es mi hermano, y ya sé que te seguiré viendo, pero no es lo mismo. Bueno, sí, tenés razón. Vos también. Estoy grande. Pero prométeme que cuando quiera jugar con vos, vas a estar disponible. Aunque sea un ratito. ¿Sí? ¿Prometido? Eso. Perfecto. Entonces esta es la despedida, es nuestra última noche juntos. Claro que te voy a extrañar. Dale, descansemos. Mañana Gonza se va a poner recontento. Que descanses. Yo también.
Mauro apagó la luz de su velador, le dio un beso a su dragón de peluche, con escamas violetas y verdes, ojos amarillos y una cola puntiaguda, y se quedó dormido.
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