Un cuento sobre la tecnología y el placer de leer en papel.Que la disfruten!
HISTORIA ELECTRÓNICA
Mi papá
me acompañó hasta mi cuarto después de cenar. Él sabe que antes de dormir me
gusta que me lea un cuento. A veces lo elijo yo y otras veces él. Me ayudó a ponerme
el pijama y me tapó con la frazada una vez que me metí en la cama. Yo estaba
sentada, muy atenta al comienzo del cuento. Sabe contar historias. Le cambia la
voz a cada personaje, hace muchos chistes y cuando pasa algo que da miedo, sabe
cómo asustarme. Por eso me gusta escucharlo. Pero esta vez, trajo algo
distinto.
–Sofi,
hoy te voy a leer una historia, pero no de un libro –me dijo.
–¿La
vas a inventar? –le pregunté yo.
–Ojalá.
Pero no soy tan bueno. La voy a leer, pero de mi Tablet. Descargué un cuento
muy lindo, y te lo voy a leer desde acá –me aseguró mientras me mostraba la
pantalla.
–¿Pero
es lo mismo? –quise saber.
–Sí,
exactamente igual. Con oraciones y dibujos. Tal cual.
–Bueno,
empezá entonces –le pedí.
El
cuento estaba bueno. El nombre no me lo acuerdo, pero se trataba de un delfín y
un cocodrilo que se hacían amigos y que recorrían el mar. Al delfín lo atrapaban
y el cocodrilo trataba de ayudarlo pidiendo ayuda a todos los animales marinos.
Tenía suspenso, humor, acción. Me gustaba mucho.
–“…Entonces
Drilo, el cocodrilo buscó ayuda por todos lados. Logró reunir a cientos y
cientos de peces, tiburones, pulpos, ballenas y muchos animales más. Todos
estaban dispuestos a ayudar a Drilo y rescatar a Fidel, el delfín…” –dijo mi
papá y se quedó callado.
–¿Qué
pasa, pa?
–Nada.
Queda poca batería en la Tablet. No importa. Sigo –me dijo.
–Dale.
–“Todos
los animales se reunieron y abrazaron y formaron una pelota gigante, una pelota
de animales marinos. Rodaron con toda su fuerza, guiados por Drilo, que sabía
indicar el camino. Cuando se enfrentaron con el barco que había capturado a
Fidel, todos los animales tomaron impulso y apuntaron a la embarcación. Sabían
que lo lograrían. Y cuando iban a chocar con el barco, para darlo vuelta y
liberar a Fidel…” –y mi papá se detuvo.
–¿Y
ahora, papi, qué pasa?
–Me
quedé sin batería. No puedo seguir.
–Inventala.
Hacé algo. ¿Qué pasó con Fidel y Drilo? –le pregunté.
–No sé,
hija. No puedo inventarla. Cargo la batería y mañana termino el cuento.
–Ufa
–dije yo–. Está bien. Pero al final no es lo mismo el libro y la Tablet. Nunca
te quedaste sin batería en los libros de papel.
–Tenés
razón –me dijo él. Y me dio un beso antes de apagar la luz.
Espero
que hoy tenga más batería la Tablet, porque tiene que terminar la historia.