Este cuento fue publicado este año, en uno de los libros escolares de EDIBA. Me gusta mucho la relación que entablan abuelo y nieto, y lo que significa para un chico tomar decisiones.
Que lo disfruten!
JUGUETES DE AYER
Hace unas semanas mi abuelo me vio jugando con un jueguito electrónico de carreras de autos. Él no entendía muy bien cómo funcionaba, pero me veía jugar todo el día. Entonces me hizo una proposición:
–Agustín –me dijo–, en unas semanas es tu cumpleaños, y no sé que regalarte. En realidad tengo pensado tres regalos distintos, y no sé cuál te va a gustar más.
–Y… Dame los tres, abu –le dije con una sonrisa.
–Ja ja ja. Lo que voy a hacer es dejarte jugar con los tres, para que los pruebes. Vas a cumplir ocho años, y estás grande para decidir qué juguete es el que más te gusta.
Acepté su idea tan extraña. Al día siguiente, recibí un balero. Sí, así se llama. Es una pelota de madera, del tamaño de una mano, con un agujero debajo. Esta pelota está atada a un palo. El juego es tratar de embocar el palo en el agujero de la pelota. Al principio parecía aburrido, pero después de varios días cada vez jugaba mejor. Había días que embocaba la pelota hasta tres veces. Y cuando me empezó a gustar el juguete, llegó mi abuelo y me lo cambió por otro. Era el trato que teníamos. Me dio un yo-yo. Nombre raro el de este juguete. Es… es… como un alfajor atado con un piolín, y te lo atas al dedo. Aprendí a hacer muchas piruetas: el ascensor, el perrito, la vuelta al mundo. Y cuando menos lo esperaba, mi abuelo me lo cambió por un trompo. Este juguete es difícil de explicar cómo es, pero lo que les puedo decir es que gira como un tornado, y cuanto más tiempo gira, más divertido es. Pero también me sacó el trompo.
Durante varios días no supe qué hacer. Habíamos hecho un trato, y tenía que elegir un juguete, pero los tres me habían gustado mucho. Entonces se me ocurrió una idea.
El día de mi cumpleaños, mi abuelo entró a mi cuarto y me dijo:
–¿Y, Agustín? ¿Ya sabés que juguete querés que te regale?
–Me gustaron los tres –le dije–, por eso te propongo un nuevo trato, abu. Te cambio tus tres juguetes, por mi jueguito electrónico.
Mi abuelo pensó un rato y me dijo:
–Trato hecho. Dejaste de lado un juguete que te gusta por otros tres que también te gustan. Eso también es poder elegir. Te felicito.
Ahora estoy feliz y no dejo de jugar con mis nuevos juguetes. Y no se sorprendan si ven a mi abuelo por la calle con el jueguito electrónico, parece que le encantan las carreras de autos.
5 comentarios:
Me encanto el cuento, ojala muchos chicos dejaran un rato la compu y descubrieran estos viejos-nuevos juguetes.Mosilni
Hola Darío! aqui recién despertando con el desayuno y leyendo tu cuento. Me gusta aprender de los mayores, tienen mucho que decirnos y ellos encantados de aprender e ilusionarse con los niños. Un abrazo
Hola! muy guapo el cuento, me ha gustado, me recuerda a mi abuelo del cual aprendí todos los valores de la vida y a disfrutarla cada instante.
un abrazo
Paola
Que lindos juguetes los de antaño, yo también me acuerdo haber jugado con ellos, no cambio las muñecas de trapo por una barbie, linda histori, un beso paty.
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