El trofeo desaparecido
Entré al vestuario
bastante nervioso. Nuestro entrenador nos estaba interrogando, uno a uno, a los
quince jugadores del equipo. Mientras entrenábamos en la cancha, desapareció el
único trofeo del club, el que ganamos el año pasado en el torneo de Fútbol
interbarrial. Todos éramos sospechosos, y por eso el entrenador oficiaba de
detective para resolver el caso.
Me
hizo preguntas como “¿Dónde estaba yo en el entretiempo?”, “¿Cuándo fue la
última vez que vi el trofeo en la vitrina?”, “Si vi algo extraño esa mañana”,
“Si vi algo extraño esa tarde”, “Si vi algo extraño en algún momento”. Se creía
un detective de verdad. No quedó muy conforme con mis respuestas, y me dijo que
estaría atento a mis movimientos. “Atento a mis movimientos”, y claro, si es mi
entrenador, debería estarlo cuando juego en la cancha.
Luego
de interrogar a todos los jugadores, el entrenador no pudo descubrir al
culpable, y nos reunió en la cancha. Allí apareció Manuel, el señor de
limpieza, quien nos guiñó un ojo y dijo:
–¿Vieron
chicos? Le di una limpiadita al trofeo. Lo dejé bien brilloso.
El
entrenador nos miró a todos, algo
avergonzado. Y pidió que nunca se volviera a hablar del caso del trofeo
desaparecido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario