Saludos!
Resfrío
que asusta
Mi mamá siempre me
decía lo mismo: “No te limpies la nariz con la manga de la campera” o “No uses
la manga del buzo para sonarte la nariz, se ensucia toda”. Pero yo no hacía
caso. Hasta que una mañana de invierno, me levanté muy resfriado. Mi nariz
parecía una canilla abierta. Entonces abrí el armario para buscar un buzo para
vestirme y encontré que a todos les faltaban las mangas. Ni las negras, ni las
rojas, ni las amarillas, ni las verdes. Ninguna manga estaba en su lugar.
Entonces miré mis camperas y mis pulloveres. Tampoco. Las mangas habían
desaparecido.
–Mamá. ¡No me vas
a creer, pero todas las mangas de la ropa desaparecieron! –dije muy preocupado.
Mi mamá entró al cuarto, miró la ropa
y me dijo:
–Viste. Algún día
iba a pasar. Las mangas se cansaron que te limpies la nariz con ellas. Hay que
encontrarlas.
Los dos empezamos
a buscarlas por toda la casa. Pero parecía que se habían escapado. Después de
mucho buscar, las descubrimos debajo de mi cama, todas acurrucadas y
temblorosas. Yo las miré y les dije:
–Salgan. Les pido
perdón. No voy a volver a limpiarme la nariz con ustedes. Se los prometo. De
ahora en más voy a usar pañuelos.
Y fue verdad. A
partir de ese día, comencé a usar pañuelos para limpiarme la nariz. Y me di
cuenta que era mucho más práctico y fácil.
Todavía, a veces
veo que las mangas de mi ropa tiemblan un poquito cuando llega el invierno.
Pero las miro y les digo: ¡No tengan miedo, yo ahora uso pañuelo!
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