Siempre pensé que las historias estaban vivas en nuestro entorno, que crecían y se desarrollaban solitas, esperando que algun escritor las tomara y las redactara como cuento o novela. Eso me pasó con el cuento Una Media Glotona. La historia existía, e incluso estaba dormida en mi cabeza, pero tuve que verla para darme cuenta lo fuerte que era.
Estaba en el club, esperando para una reunión de trabajo, cuando apareció un chico de unos ocho o nueve años. Se paró adelante mío, apoyó su pie en una silla, y extrajo el dinero que tenía guardado en la media. Si, así de simple. La idea apareció como una chispa en mi cabeza. Yo de chico, hacía lo mismo, gurdaba la plata en el mismo lugar, y cuando la sacaba para pagar algo, bien húmeda la entregaba. Quien le dice "Plata Salada". Ver esa imagen me resultó tan atractiva, tan propia de la infancia, que debía escribir una historia. Sencilla y simple como guardar la plata en la media si no se tienen bolsillos; pero tan divertida como ver la cara del dueño del kiosco al recibir el dinero.
El cuento, en el post anterior. Fue publicado por Ediba, en julio de 2005, en la revista Maestra de Segundo Ciclo.
saludos
3 comentarios:
Los más extraño de todo ese se presentimiento de que se está cargado de historias y de lo simple, de lo más mínimo del anecdotario cotidiano, se gesta algo singular.
Yo también guardaba el dinero, el pañuelo en las medias, pero se ponía fiero cuando me invitaban a jugar al fútbol... la flauta, los australes que he dejado hediondos
yo tb lo guardaba ahí. Las historias siempre estarán, eso de la realidad q supera la ficción, el caso está en cómo contarlas, ahora leeré los cuentos entonces!
siii las historias siempre estan mirandote de reajo cuando tu no las sueles ver y te enfrentan asi derrepente que no sabes ni que hacer.... creo que me pasa lo mismo jajaja
BESOS.........
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