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miércoles, 8 de febrero de 2012

Ciencia Ficción para Chicos III

Después de mucho tiempo, regresan los cuentos de ciencia ficción para chicos. Un género poco explotado, y sin embrago muy divertido. Esta es la historia de nuestro mundo en sus últimos momentos. Espero la disfruten.

PAZ ALIENÍGENA


Los misiles caían como gotas de lluvia en una tormenta, llevándose consigo edificios, casas, autos, árboles y personas. Muchas. Hombres, mujeres, niños, que desaparecían al instante como por arte de magia. Pero eso no era magia, era la guerra, o al menos un tipo de guerra muy extraña. Hacía meses que había comenzado de forma sorpresiva, pero siempre estuvo latente la posibilidad de que eso sucediera. Durante años el hombre fabricó sus armas para defenderse, para protegerse, para luchar por sus intereses a toda costa, pero en el año 2.290 sus intenciones se volvieron en contra, y ya fue muy tarde para revertir la situación.
Entre escombros y edificios destruidos, Velland y su perro escapaban por las calles de lo que supo ser una ciudad. Las bombas caían sin piedad, y no dejaban nada en pie. Velland veía madres llorando, hombres desconcertados, hijos perdidos. Quería ayudar a todos, pero ya nada podía hacer: debía huir y encontrar refugio.
Velland se perdió mirando el cielo, porque sabía que la razón de lo que sucedía se ocultaba detrás de las nubes de polvo. Tenía formas extraterrestres, tenía formas de venganza. Kil ladró para que su amo volviera en sí, y juntos continuaron escapando. Una abeja de metal pasó zumbando muy cerca, y se coló por la puerta de una casa para hacerla estallar en pedazos. Hombre y perro corrieron para salvar sus vidas; corrieron sin rumbo para intentar evitar un final predecible.
Una nueva bomba estalló cerca de Kil, y la furia de la explosión lo arrojó lejos. Lastimado intentó levantarse, pero no pudo. Vellard se acercó a su mascota, que se lamía las heridas.
–Amigo… –dijo acariciando su lomo–. Esto es culpa nuestra, del hombre. Te pido perdón en nombre de todos nosotros. Somos los responsables.
El perro ladró, y Vellard comprendió que su compañero lo perdonaba.
–Fuimos muy pedantes. Siempre creímos que podíamos hacer lo que nos plazca. Destruir bosques, contaminar mares, aniquilar especies. Y que nadie nos detendría. Hasta creímos que podríamos vencer a los invasores. Que no eran invasores, eran simples visitantes de otros mundos que venían a ayudarnos. Pero con terquedad, preferimos atacarlos. Y ahora pagamos. Perdonanos por ser tan engreídos y descuidados, amigo. Ahora nos enteramos que son una raza pacífica, que odian las armas. Es más, carecen de ellas. Y eligieron destruirnos con nuestras propias armas, con las que los atacamos a ellos. Nos castigan con lo que creímos que nos defendíamos. Ellos buscan la paz en el universo, y con nosotros no la podrán encontrar.
Kil ladró nuevamente, y lamió la mano de su amo. Vellard miró el cielo. La nube de polvo se había disipado un poco, y pudo ver la nave alienígena que lanzaba los misiles.
–A mí tampoco me queda mucho más, Kil. A mí tampoco –Vellard abrazó a su perro y esperó que todo terminara.

lunes, 2 de enero de 2012

Escuela para piratas


Para comenzar el año, les traigo una poesía. Feliz 2012!!!
saludos!

Escuela para piratas

En una isla alejada,
y con olas muy fuertes,
una escuela sin suerte,
da clases alborotadas.

Es una escuela para piratas,
con parches en los ojos y patas de palo.
Las materias no son gratas,
y los profesores muy malos.

Enseñan a enterrar tesoros,
y discutir con los loros.
Enseñan a disparar cañones,
y a navegar enormes galeones.

Si quieres ser estudiante,
sólo debes inscribirte.
Nunca jamás en clase reírte
Y te volverás amenazante.

Es una escuela para piratas,
en alguna isla perdida.
Si logras encontrarla,
tu llegada no será bienvenida.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El libro imaginado

Hace mucho que no les traía un cuento para leer, para distenderse, para divertirse.
Por eso, les dejo un texto que escribí hace un tiempo, para el día del libro.
Que lo disfruten!

El libro imaginado

Alejandra iba rumbo a la escuela, como todas las mañanas. Pensaba en lo lindo del otoño, las hojas de tonos amarillos y marrones. Le encantaba usar bufanda, y nunca salía de su casa sin ella. Mirando las hojas del suelo estaba, cuando encontró un libro. Allí, descansaba sobre el colchón natural, arropando a los personajes que vivían adentro. Alejandra buscó a su dueño por los alrededores, pero no encontró a nadie. Ni siquiera a alguien para preguntarle.
      Se agachó suavemente para agarrarlo. En la tapa roja, un dinosaurio con cabeza de pato y colmillos de elefante, pisoteaba una ciudad, y los vecinos corrían despavoridos. El título era: “Las increíbles andanzas de mi mascota mutante”. Interesante título, pensó Ale, y lo guardó en su mochila. Durante toda la mañana, se imaginó de qué trataría el libro. ¿Sería un dinosaurio del pasado? ¿Su dueño sería un científico loco? ¿Se habría comido a un pato y por eso tenía esa cara? ¿Serán muchas historias o una sola? ¿Será una mascota mutante genéticamente alterada o habrá nacido así?
Cuando la maestra de matemática le pidió a la clase que resolviera las cuentas que había escrito en el pizarrón, ella se distrajo pensando en que tal vez, la mascota del libro sabría hacer cuentas. Mientras el maestro de música les enseñaba las notas musicales, Alejandra se imaginaba al mutante cantando en una ópera. Cuando la maestra de plástica entró al aula, Ale creyó que el personaje de su nuevo libro pintaría en sus ratos libres. Toda la mañana estuvo imaginando las historias que guardaba en su mochila.
Al salir de la escuela, corrió a su casa, saludó a su mamá ni bien entró, y pidió que no la molestaran, porque tenía mucho que leer. Se acostó en su cama, y como quien comienza una aventura, con el libro en sus manos tomo aire y lo abrió.
En blanco. Las hojas estaban en blanco. Ni un cuento corto, ni una frase, ni siquiera una letra olvidada por el escritor. Nada. Gran decepción se llevó al ver que no había historia.
Sin embargo, se le ocurrió una gran idea. Se sentó en su escritorio, tomó un lápiz, y se dispuso a ser ella la escritora de las fabulosas aventuras del mutante. Después de un día de tanto soñar con la mascota mutante y sus andanzas, no le sería difícil. Porque al fin y al cabo, todos podemos inventar historias, escribirlas, y navegar con nuestra imaginación. Un libro siempre está en blanco, cada uno lo llena con sus ganas de aventurarse.

lunes, 20 de junio de 2011

Bandera al viento

En el día de la bandera, quería saludar a todos con esta linda poesía. Gracias por leerme!

Bandera al viento

Como si alas tuviera,
Se mueve en el viento.
Admirar a mi bandera,
Me pone contento.

Celeste, blanca y un sol amarillo
Forman mi identidad.
Cuando la veo,
me siento argentino de verdad.

Los colores del cielo la forman,
Y Belgrano fue su creador.
De todos nosotros depende,
Que le tengamos respeto y amor.

En cada fiesta patria
La llevo cerquita de mi corazón,
como escarapela en mi pecho
Continuando nuestra tradición.

martes, 7 de junio de 2011

El semáforo que un día se cansó

Respetar las normas de tránsito es responsabilidad de todos. Y si no lo hacemos, vean qué puede pasar... Saludos!

El semáforo que un día se cansó
Una mañana, muy temprano, el semáforo de la esquina de mi casa no quiso trabajar más. Cerró sus ojos, y sus tres colores dejaron de verse. Entonces los conductores de los autos, camiones y colectivos se detuvieron sin saber qué hacer. ¿Avanzar? ¿Tocar la bocina? ¿Detenerse hasta
que aparezca el verde? Y lo mismo les pasó a los padres y los chicos, a los abuelos y los tíos.
No sabían si cruzar la calle o esperar que los autos pasaran. Todo el barrio enloqueció. Nadie sabía qué hacer. Entonces llegó un policía para dirigir el tránsito. Hacía sonar su silbato y movía las manos para indicarles a los autos que avanzaran o se detuvieran. Sin embargo, el semáforo seguía sin funcionar. Luego de varios días, llegó un camión con un nuevo semáforo. Sacaron al viejo semáforo que ya no mostraba sus colores y se lo llevaron. Mi mamá me explicó que lo cambiaron porque el viejo había dejado de funcionar. Dicen que el semáforo de la esquina de mi casa dejó de funcionar, pero estoy seguro que en realidad se cansó de que nadie lo respetara, que los autos pasaran cuando se ponía rojo, y que los peatones cruzarán cuando no debían. El semáforo se cansó de que nadie le prestara atención.

lunes, 2 de mayo de 2011

Cuando el invierno se acerca

Todavia falta para el invierno, pero con el frío que se avecina, nada mejor que una poesía.

Cuando el invierno se acerca...

Cuando el invierno se acerca,
No encontramos flores.
Los árboles están sequitos,
Y pierden sus colores.

Cuando el invierno se acerca,
Comienza a hacer mucho frío.
Tenemos que usar guantes y bufanda
Y cuidarnos del resfrío.

Cuando el invierno se acerca,
Llueve muy seguido,
El Sol no calienta mucho,
Y parece más dormido.

Cuando el invierno se acerca,
Tomamos sopa y chocolatada caliente.
Nos olvidamos del helado,
¡Eso es para valientes!

miércoles, 16 de marzo de 2011

Mi estación preferida

Después de un receso de vacaciones, volvemos al blog con nuevas historias, novedades y mucho más. Espero que no me hayan extrañado!! Como falta poco para que comience una nueva estación, les dejo un cuento que me gusta mucho, para que disfruten y usen con sus alumnos!
Saludos!


MI ESTACIÓN PREFERIDA

Martín y yo siempre volvemos juntos de la escuela. Mientras nuestras mamás caminan detrás de nosotros y charlan sobre recetas de cocina, mi amigo y yo inventamos juegos. Un día somos vaqueros del Oeste, con sus caballos que galopan a gran velocidad; otro día somos astronautas, que viajan por el espacio descubriendo nuevos planetas; también hemos sido bomberos, pintores y muchas cosas más. Pero ayer no jugamos a nada. Yo no tenía ganas. Martín había dicho algo que me hizo pensar durante todo el camino: “El otoño es la época más fea del año” dijo.

Cuando llegué a casa, no quise ni mirar la tele. Estaba muy preocupado. Para mí el otoño no era la estación más fea. Entonces me senté en la silla, tomé un lápiz y un papel y comencé a escribir todas las cosas que me gustaban del otoño. Al principio fue un poco difícil, pero después me di cuenta que ¡es mi estación preferida! Me aprendí de memoria todas las cosas que había escrito para decírselas hoy a Martín. “Vamos a ver si es la estación más fea”, pensé.

Hoy, ni bien llegué al cole, me acerqué a Martín y le dije:

–¿Seguís pensando que el otoño es la estación más fea?

–Si, seguro –me dijo.

–Para mí es la época más linda, ¿sabés por qué? –le pregunté.

–No, ¿por qué? –me respondió él.

Lo agarré de la mano y lo llevé hasta un rincón del patio, debajo del gran árbol que hay en la escuela.

–Para mí el otoño es la mejor estación, por esto –y mientras le decía estas palabras, comencé a pisar las hojitas que había en el suelo.

Martín quedó con la boca abierta. La tenía del tamaño de una pelota de fútbol. Un ruido muy lindo salía de cada hoja que pisaba. Se oían “Crash”, “Crunch” y muchos otros sonidos. Parecía que las hojas cantaban. Entonces Martín también comenzó a pisar las hojas. Estuvimos todo el recreo jugando a pisar las hojas secas. Lo hacíamos más fuerte y más suave, más rápido y más lento. Y siempre era divertido.

–Tenías razón, el otoño está muy bueno –dijo Martín con una sonrisa.

–Si, y además es mi estación preferida porque cumplo años –le contesté mientras no paraba de pisar las hojas.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Detrás del Mueble

Para finalizar el año, y dar comienzo a uno nuevo, les traigo un cuento. Una experiencia, más que un cuento. Y nos demuestra cómo a veces llevamos nuestras manos por caminos insospechados. Que lo disfruten y feliz 2011!!!


Detrás del Mueble
           Hugo, mientras hacía la tarea de la escuela, dejó caer su lapicera detrás del mueble de su cuarto. Entre refunfuños y protestas, se propuso rescatarla. Tan sólo un delgado espacio entre el mueble y la pared permitía que Hugo estirara su mano, sin poder ver lo que tocaba, para intentar lograr su objetivo. Buscó sobre el suelo, con la punta de sus dedos. Sintió el piso de baldosas frías y el zócalo áspero. Una vez que sus dedos reconocieron el lugar, y el rostro de Hugo se arrimó lo más posible al mueble y casi parecía querer traspasarlo, el chico encontró algo.
       Parecía redondo, con zonas rugosas. Y blando como una esponja, ya que con sus dedos podía deformar aquel objeto. Siguió palpándolo para tratar de descubrir de qué se trataba. Sintió una zona más lisa, con pequeñas hendiduras y pozos. Sintió pelos desordenados, desparejos. Le pareció sentir como un botón más frío que el resto de lo que había tocado. Definitivamente, eso no es la lapicera, se dijo, y continuó buscando con sus dedos.
         Apoyó su dedo índice sobre algo viscoso, pegajoso. Enterró el dedo casi con asco, sin saber qué podría pasar. Sintió que su dedo se hundía, y tuvo la irrefrenable idea de enterrar sus otros dedos. Como una masa sin forma, podía mover sus dedos dentro de ella. Era cálida. Sacó sus dedos de allí, y se los frotó entre ellos, descubriendo que lo que antes era una sensación de pegajosidad, ahora se volvía más consistente y perdía esa extraña propiedad.
        Sus dedos encontraron algo muy caliente y cuadrado; algo que lo pinchó; un poco de suciedad que se quedó adherida a sus dedos; algo que le hizo cosquillas como si caminara sobre su mano. Hasta que descubrió un objeto alargado, que entraba en su mano, con una punta fría, que al pasar el dedo, le pareció que una bolita giraba. Extrajo la mano de allí con el elemento entre sus dedos, y efectivamente, había encontrado la birome, y su dedo manchado con líneas de tinta. Pero había encontrado otras muchas cosas de las que nunca quiso saber de qué se trataban.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Quién quería terminar las clases?

Para celebrar mi cumple, la semanas de las artes, y el post número 60, les traigo un cuentito, propio del fin de las clases... que están muy cerca!!!
saludos!!


¿Quién quería terminar las clases?

Yamila se acercó a Tatiana en el recreo y le preguntó:

–¿Sabes que dentro de unos días termina el año y no hay que venir más al colegio? ¿No estás re–contenta?

Tatiana se quedó pensando un rato. Miró a sus compañeros de grado que jugaban a la pelota. Miró a las nenas saltar a la soga. Miró a las maestras charlando con sus alumnos. Se acordó de su cuaderno y de todas las cosas que había aprendido ese año. Aprendió lo que significa la palabra Identidad. Aprendió a multiplicar. Descubrió la historia de Cólon y de San Martín y lo que habían hecho. Aprendió los colores primarios. Aprendió que el año tiene 365 días, y que cada cuatro años, se agrega un día más. Entonces miró a su amiga, y le respondió:

–¿Y vos sabes que durante tres meses no vas volver a compartir conmigo el banco? ¿Sabes que durante tres meses Ignacio no te dará cada día una de sus galletitas de chocolate? ¿Y sabes que durante tres meses la seño no nos va a leer esos cuentos tan lindos?

Yamila se quedó callada. Y después de pensar un rato, gritó:

–¡¿Cuánto falta para volver a empezar el colegio?!

Los chicos y las maestras que estaban en el patio dejaron de jugar y miraron a Yamila. Y ante la mirada de todos, las dos nenas comenzaron a reírse con muchas ganas. ¿Quién quería terminar las clases? Yamila seguro que no.

martes, 17 de agosto de 2010

Padre de la patria

En conmemoración al prócer de nuestra patria y a la fecha que hoy recordamos, les traigo una linda poesía sobre el General San Martín que fue publicada este mes en la revista de Ediba. Saludos!

sábado, 14 de agosto de 2010

Amigo mío - 10.000 visitas


En poco más de un año, alcanzamos las 10.000 visitas!!! Increíble!!! Gracias por visitarme y querer conocerme un poco más. Es una alegría lograr este número de visitas en tan poco tiempo. Y para festejar, les dejo un texto que tiene mucho que ver con su amistad.

AMIGO MIO
Si estás triste o enojado,
Si te sentís solo o lastimado
Si una mano él te extiende,
Es porque te entiende.

Si un juguete te presta,
Y te invita a su fiesta.
Si sus golosinas te comparte,
Es porque sabe que quieres una parte.

Es tu amigo de quien hablo,
Siempre contigo, siempre a tu lado.
En el recreo juega con vos,
Y andan en bicicleta los dos.

Con frío o calor
¡Tener amigos es lo mejor!
Compartir las cosas con tu amigo,
Seguro será muy divertido.

viernes, 4 de junio de 2010

la lechuza pensativa

Les traigo una poesía que me divirtió mucho escribir. Saludos!

La lechuza pensativa
Una lechuza con insomnio vive,
en un árbol frente a mi casa.
Ululando la noche pasa
con su cara pensativa,
buscando respuestas no respondidas
a preguntas inservibles.

Quise desafiarla una noche
que no me podía dormir.
Y como no me quería aburrir,
le hice una pregunta complicada,
que la muy sabía entusiasmada
respondió sin reproche.

Tengo todas las respuestas que quieras,
dijo muy segura el ave,
y no hay manera de que me ganes
en una batalla de conocimiento,
soy inteligente de nacimiento,
y no me dormiré cuando pierdas.

No duermo porque aprendo
leo y leo para ser más sabia
y por perder que no te de rabia,
dijo muy presumida la lechuza,
que parecía vencer esta escaramuza
mientras yo me acostaba sufriendo.

Entonces una pregunta se me ocurrió:
Doña lechuza dígame si sabe
¿Por qué un elefante no cabe
acurrucado dentro de una nuez?
Estuvo largo rato pensando como juez,
pero el ave por vencida se dio.

Yo muy feliz por la victoria
le dije la complicada respuesta,
y haciendo de eso una fiesta
le anuncié que la había vencido.
Ella dijo que nunca había perdido,
y escapó volando sin la gloria.

viernes, 30 de abril de 2010

Visita al zoológico

Les traigo una poesía para celebrar el día del animal (que fue ayer, jeje). Que la disfruten! Saludos.

Visita al Zoológico

Marisa se despertó muy ansiosa,
Porque iría de paseo.
Como todos los años,
Ir al zoológico era su mayor deseo.

Sabía que ese día
Iba a ser espectacular
Sus papás le habían prometido
A los animales visitar.

Con el mono intercambiaría
Bananas por monerías.
Y al enorme elefante,
mucho maní le daría.

Con su largo cuello manchado
A la jirafa saludaría,
Y con el hipopótamo perezoso
Una foto se sacaría.

Cada 29 de abril, día tan especial,
Se celebra el día del animal.
Recordemos que también tienen derechos,
y que a todos hay que quererlos por igual.

A Marisa le enseñaron en la escuela
Que es nuestra tarea defenderlos.
Quedan pocos animales en el mundo,
Y si todos desaparecen, ¿a quién cuidaremos?

jueves, 8 de abril de 2010

El reloj cucú de mi abuela

Una poesía que me gusta mucho, escrita hace unos meses. Espero les guste a ustedes también.

El reloj cucú de mi abuela

Mi abuela un reloj cucú tenía,
y cada vez que a su casa yo iba
esperaba la salida,
de aquel ave divertida.

La aguja larga debía estar sobre el doce,
para marcar la hora en punto,
y la aguja más corta indicaba
el momento en que el pájaro cantaba.

A la una, a las dos, a las tres
a cada hora se oía,
y aunque no siempre lo veía
piaba las horas que el reloj decía.

Cuando la aguja larga estaba en el seis,
la mitad de una hora era,
el pájaro salía y cantaba una vez,
para no olvidar su tarea.

Cuatro y media, siete y media
cada media hora piaba.
Pero muy rápido lo hacía,
yo corría para verlo, pero nunca llegaba.

Pero cuando la aguja larga estaba en el tres
y también cuando estaba en el nueve,
hora y cuarto o menos cuarto señalaba
y el ave descansando se quedaba.

El pájaro cucú de mi abuela,
un día dejó de cantar.
No sé si porque el reloj dejó de funcionar,
o porque el ave se cansó de trabajar.

sábado, 20 de marzo de 2010

Dientes que se caen

Una poesía, para aquellos que comienzan a perder sus dientes de leche. Que lo disfruten!

Dientes que se caen

Mis papás me lo habían contado
Mi hermano me había asegurado.
Un ratón que junta dientes,
que deja plata a los más valientes.

Un ratón muy viajero,
que deja un montón de dinero.
Un nuevo diente me va a crecer,
Más fuerte para poder comer.

martes, 1 de diciembre de 2009

Quién queria terminar las clases?

Para terminar el año escolar, les traigo un cuento que habla sobre la tristeza de abandonar la escuela, de dejar a los amigos, de no compartir cosas con los compñaeros durante 3 meses. Espero la disfruten. Saludos!!

¿Quién quería terminar las clases?
Yamila se acercó a Tatiana en el recreo y le preguntó:
–¿Sabes que dentro de unos días termina el año y no hay que venir más al colegio? ¿No estás re–contenta?
Tatiana se quedó pensando un rato. Miró a sus compañeros de grado que jugaban a la pelota. Miró a las nenas saltar a la soga. Miró a las maestras charlando con sus alumnos. Se acordó de su cuaderno y de todas las cosas que había aprendido ese año. Aprendió lo que significa la palabra Identidad. Aprendió a multiplicar. Descubrió la historia de Cólon y de San Martín y lo que habían hecho. Aprendió los colores primarios. Aprendió que el día tiene 365 días, y que cada cuatro años, se agrega un día más. Entonces miró a su amiga, y le respondió:
–¿Y vos sabes que durante tres meses no vas volver a compartir conmigo el banco? ¿Sabes que durante tres meses Ignacio no te dará cada día una de sus galletitas de chocolate? ¿Y sabes que durante tres meses la seño no nos va a leer esos cuentos tan lindos?
Yamila se quedó callada. Y después de pensar un rato, gritó:
–¡¿Cuánto falta para volver a empezar el colegio?!
Los chicos y las maestras que estaban en el patio dejaron de jugar y miraron a Yamila. Y ante la mirada de todos, las dos nenas comenzaron a reírse con muchas ganas. ¿Quién quería terminar las clases? Yamila seguro que no.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Día de la Música

Se me pasó!!! El 22 fue el día de la música, y para homenajearla, nada mejor que un cuento. saludos!!

Y LA MÚSICA SIGUIÓ SONANDO
El concierto estaba a punto de comenzar. Los músicos subieron al escenario, y el público aplaudió. Luego apareció el director de la orquesta, y el público volvió a aplaudir. Todo el teatro estaba en silencio, esperando escuchar las más hermosas melodías. Y cuando el director dio la orden con su batuta, los músicos comenzaron a tocar sus instrumentos. ¡Para qué! Ningún sonido se oía. Los músicos tocaron con más fuerza, pero no pasó nada. El público comenzó a levantarse, enojado. El director estaba muy nervioso, no sabía qué hacer.
De pronto, de tanto soplar y soplar, la trompeta comenzó a sonar. Pero no una canción. No, nada de eso. Comenzó a hablar. Sí, palabras de verdad. Toda la gente que se estaba yendo, se dio vuelta para ver qué pasaba. Al director de la orquesta, del susto, se le cayó la peluca que usaba. Y la trompeta dijo:
“Si, así es. No queremos sonar más. ¿Por qué siempre aplauden a los músicos, al director, pero nunca nos aplauden a nosotros?”
Entonces el piano, con sus teclas que parecen dientes gigantes dijo:
“La trompeta tiene razón. Estamos cansados de tanto trabajar y que nadie nos felicite. Nosotros también somos importantes en la orquesta”.
El tambor, que comenzó a rodar por todo el escenario dijo:
“Por eso hoy decidimos no sonar más. A menos que hagan algo al respecto”.
Todo el público se asombró. Era muy raro escuchar a los instrumentos hablar. Pero alguien del público gritó:
“¿Y si hoy se convierte en el día de la música, para felicitar a todos los instrumentos que hacen las canciones más lindas?”
Entonces la guitarra, moviendo sus finas cuerdas, dijo:
“Excelente idea. A partir de hoy, todos los 22 de noviembre serán el día de la música”.
Y desde hace muchos años se festeja el Día de la música. Si los instrumentos no hubieran pedido lo que creían que se merecían, nunca hubieran tenido su día. Te lo cuento, por si no lo sabías.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Juguetes de Ayer

Este cuento fue publicado este año, en uno de los libros escolares de EDIBA. Me gusta mucho la relación que entablan abuelo y nieto, y lo que significa para un chico tomar decisiones.

Que lo disfruten!


JUGUETES DE AYER
Hace unas semanas mi abuelo me vio jugando con un jueguito electrónico de carreras de autos. Él no entendía muy bien cómo funcionaba, pero me veía jugar todo el día. Entonces me hizo una proposición:

–Agustín –me dijo–, en unas semanas es tu cumpleaños, y no sé que regalarte. En realidad tengo pensado tres regalos distintos, y no sé cuál te va a gustar más.

–Y… Dame los tres, abu –le dije con una sonrisa.

–Ja ja ja. Lo que voy a hacer es dejarte jugar con los tres, para que los pruebes. Vas a cumplir ocho años, y estás grande para decidir qué juguete es el que más te gusta.

Acepté su idea tan extraña. Al día siguiente, recibí un balero. Sí, así se llama. Es una pelota de madera, del tamaño de una mano, con un agujero debajo. Esta pelota está atada a un palo. El juego es tratar de embocar el palo en el agujero de la pelota. Al principio parecía aburrido, pero después de varios días cada vez jugaba mejor. Había días que embocaba la pelota hasta tres veces. Y cuando me empezó a gustar el juguete, llegó mi abuelo y me lo cambió por otro. Era el trato que teníamos. Me dio un yo-yo. Nombre raro el de este juguete. Es… es… como un alfajor atado con un piolín, y te lo atas al dedo. Aprendí a hacer muchas piruetas: el ascensor, el perrito, la vuelta al mundo. Y cuando menos lo esperaba, mi abuelo me lo cambió por un trompo. Este juguete es difícil de explicar cómo es, pero lo que les puedo decir es que gira como un tornado, y cuanto más tiempo gira, más divertido es. Pero también me sacó el trompo.

Durante varios días no supe qué hacer. Habíamos hecho un trato, y tenía que elegir un juguete, pero los tres me habían gustado mucho. Entonces se me ocurrió una idea.

El día de mi cumpleaños, mi abuelo entró a mi cuarto y me dijo:

–¿Y, Agustín? ¿Ya sabés que juguete querés que te regale?

–Me gustaron los tres –le dije–, por eso te propongo un nuevo trato, abu. Te cambio tus tres juguetes, por mi jueguito electrónico.

Mi abuelo pensó un rato y me dijo:

–Trato hecho. Dejaste de lado un juguete que te gusta por otros tres que también te gustan. Eso también es poder elegir. Te felicito.

Ahora estoy feliz y no dejo de jugar con mis nuevos juguetes. Y no se sorprendan si ven a mi abuelo por la calle con el jueguito electrónico, parece que le encantan las carreras de autos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

nuestras artes

Hoy no sólo es mi cumpleaños (29 añitos!!), sino que también comienza la Semana de las artes (del 11 al 15 de noviembre). La mejor manera de celebrar ambos eventos, es con una poesía que publiqué hace algunos años, sobre las artes. Que la disfruten. Saludos.

Nuestras Artes

En noviembre celebramos,
Algo muy especial.
Se trata de la semana de las artes,
Una semana ideal.

Son seis las artes que tenemos,
Cada una divertida,
Las aprendemos en la escuela,
Y nos alegran la vida.

Si te gusta la Pintura,
Usarás témperas y pincel,
Si te gusta la Escultura
Darás forma con un cincel.

La Escritura, con sus cuentos y relatos,
Nos llena de fantasía,
Y la Danza, entre pasos y piruetas,
Nos asombra la coreografía.

En el Teatro vemos a los actores,
Que personajes interpretan,
Y en la Música escuchamos cantantes,
Con sus voces nos deleitan.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Juegos en la Nieve

Cuento publicado en el libro escolar de Primer Grado de Ediba, en 2004, y nuevamente en 2009. Espero les guste. Saludos.

JUEGOS EN LA NIEVE

El año pasado Lucía se fue con sus papás y su hermano a Mendoza durante las vacaciones de invierno. Era la primera vez que Lucía tocaría la nieve. Cuando llegaron, la pequeña nena se bajó del auto tan rápido como un rayo, y mientras se sacaba los guantes, se tiró de cabeza sobre el hielo.

–¡Esto está muy frío, mami! –gritó la nena mientras reía.

–¿Viste Lucy? Es como hielo todo roto –respondió la mamá mientras miraba a su hija jugando en la nieve.

–Me encanta la nieve –dijo la nena mientras hacía una bola.

Estuvieron jugando un rato largo, haciendo bolas y arrojándolas muy lejos, armando muñecos de nieve, haciendo pozos y todo lo que se te ocurra. Hasta que el papá dijo:

–Bueno, nos tenemos que ir al hotel.

Lucía puso cara de tristeza y dijo:

–Yo no me quiero ir. Me gusta mucho jugar en la nieve.

–Ya lo sé hija, pero mañana tenemos que volver a casa. Ya se terminan las vacaciones –dijo la mamá.

–Bueno. Pero me quiero llevar un poco de nieve para mostrarle a Juli. Ella es mi amiga, y nunca tocó la nieve.

–No vas a poder, hijita. Se va a derretir toda, y cuando lleguemos a casa la nieve va a ser agua –respondió la madre.

La familia se subió al auto y se fueron al hotel. Al día siguiente ya estaban en su casa otra vez. Las vacaciones habían terminado y Lucía volvió al colegio. Al regreso, invitó a su amiga Julieta a su casa para contarle sobre sus vacaciones en Mendoza. Mientras estaban merendando, la madre escuchó lo que decían.

–¿Y cómo es la nieve, Lu? –preguntó Julieta mientras comía una galletita.

–Es muuuuyyy fría. Y blanca. Es como arena toda blanca, pero más fría.

–Me encantaría tocar la nieve. Mis papás dicen que algún día vamos a ir.

–Yo te quería traer un poco, pero mi mamá dijo que se iba a hacer agua.

La madre, que estaba escuchando todo, agarró un plato grande y abrió el freezer. Junto mucho hielo y cuando se dio vuelta dijo:

–Yo sí traje un poco de nieve para que Juli la pueda tocar.

Y puso el plato en el medio de la mesa. Entonces las dos nenas enterraron sus manos y comenzaron a jugar con esa nieve tan rara.