Les comparto un texto que escribí para el libro de Ciencias Sociales de 4to, editorial AZ, en el año 2007. Me pidieron 12 biografías de distintas personalidades argentinas. Quería que fueran biografías diferentes, creativas, novedosas. Por eso, para los próceres, escribí monólogos interiores. Aquí está el primero.
Así pensaba… MANUEL BELGRANO
¿Debo ser yo quien desobedezca órdenes del gobierno? ¿Debo actuar contra la patria, pero a favor de mis ideales, de la lucha por la libertad? No es contra la patria que me enfrento, es contra unos gobernantes que carecen de espíritu. No puedo permitir que un grupo de hombres me diga que debo hacer… A mí… Manuel Belgrano… He combatido en muchas batallas defendiendo a mi tierra… Y ahora aquí, en Tucumán, buscando la libertad, persiguiendo al enemigo.
Hace horas que combatimos, ¿cuándo se rendirán? Este día de 1812 parece el más largo de mi vida… Eterno… El humo y el fuego no me deja ver bien… Sé que muchas veces obré de forma incorrecta…, pero no es excusa. Combatí en Paraguay… Me enviaron a esa Campaña, con un ejército débil, escaso… y sin embargó luché. Me enfrenté a Velazco. Hice lo que mi patria me demandaba… ¿Soy el malo? ¿Y así me agradecen? Con obstáculos en mis ideales… No puedo creer que me hayan enjuiciado… Despojado de mi cargo… Suspenderme de mis funciones… Ellos cometen errores también. Todos cometemos errores, somos humanos… Yo supe perdonar, los entendí. Mis soldados… Fieles, siempre me defendieron… Y ahora esto… Esta nueva traba en mi carrera. Otra vez tanto humo… No me deja ver bien… ¿Quién me llama?
–General Belgrano. El enemigo está retirando sus tropas. Están huyendo hacia Salta.
–Excelente información soldado. Ha sido de gran ayuda su lucha en esta batalla. Dígame su nombre.
–Soldado Dorrego. Manuel Dorrego, a su servicio, General.
–Gracias, soldado. Regrese a su posición. Dígale a sus compañeros que ha sido una gran victoria.
¡Qué valentía! Soldados luchando valientemente, por la libertad… por la patria. Soldados llenos de energía, dispuestos a dar su vida. Y no fue tarea fácil… Aquel día que llegué… Me encontré con un grupo de soldados sin rumbo, sin estrategia… Sin esperanzas. El ejército del Norte completamente desmoralizado. Tuve que ponerme firme, duro… No fue fácil…, pero sé que sin ellos todo esto no hubiera sido posible. Gracias a ellos… No gracias al gobierno. Creé la bandera… Máximo símbolo patrio... ¿Cómo puede ser que el gobierno repruebe mis actos?
La jura de la bandera en febrero de 1812… y después otra vez el 25 de mayo… Siempre el gobierno estuvo en contra. Pero con esta victoria entenderán mis metas…, mis objetivos de libertad. He decidido desafiar al gobierno, pero colocarme del lado del pueblo y luchar… Del pueblo heroico que combate contra realistas por una patria libre e independiente. Esas son las luchas verdaderas… Casi un día de batalla… Pero al fin se han retirado. Es una victoria, pero no el éxito total… debemos continuar. Y si nuevamente debo desafiar al gobierno, así lo haré… No son ellos los que luchan por la patria… Son estos valientes soldados… La victoria es de ellos… El 24 de Septiembre de 1812 será recordado… Aquí en Tucumán, y en todo el Río de la Plata… Una batalla ganada… Y seguiremos por más: será Salta nuestro próximo destino; nuestra próxima contienda, en busca de la libertad y la rendición española.
martes, 23 de febrero de 2010
sábado, 20 de febrero de 2010
Índice del libro
Para aquellos que no conocen mi libro nuevo, y quieren un adelanto, les traigo los nombres de los ocho cuentos que encontrarán allí, en "Cuentos de princesas, caballeros y dragones". Diversidad de historias, repletas de parodias y gags a los personajes y cuentos tradicionales.
Ya desde los títulos notarán lo que les digo.
Espero les gusten, y los animen a ir corriendo a una librería para enterarse de cada historia que lleva ese nombre por título.
Saludos!!
-Ni príncipe ni azul
-Mil trescientos ochenta y seis escalones (o noventa y nueve pisos o una torre muy alta)
-Un príncipe para rescatar
-Una docena de caballeros
-Para rescatar a una princesa, nada mejor que usar la cabeza
-Intercambio de prisioneros
-Una princesa enjaulada
-Poesía de un rapto
Ya desde los títulos notarán lo que les digo.
Espero les gusten, y los animen a ir corriendo a una librería para enterarse de cada historia que lleva ese nombre por título.
Saludos!!
-Ni príncipe ni azul
-Mil trescientos ochenta y seis escalones (o noventa y nueve pisos o una torre muy alta)
-Un príncipe para rescatar
-Una docena de caballeros
-Para rescatar a una princesa, nada mejor que usar la cabeza
-Intercambio de prisioneros
-Una princesa enjaulada
-Poesía de un rapto
sábado, 16 de enero de 2010
Cuento Ilustrado - Un gorrión cantor
Para que visiten su blog. http://carmensaldana.blogspot.com/
domingo, 3 de enero de 2010
Los invito a conocer una nueva Fan Page de Facebook.
CLASIFICADOS DARÍO, la mejor página del 2010!!
Entren, visiten, comenten y publiquen!! Saludos!
http://www.facebook.com/clasificadosdario
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Entren, visiten, comenten y publiquen!! Saludos!
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martes, 8 de diciembre de 2009
Cuentos de princesas, caballeros y dragones
Tengo el agrado de informarles que ha salido mi primer libro de cuentos para chicos. La editorial Longseller publicó este libro, que estará en las librerías de todo el país en los próximos días. Es un libro con ocho relatos, plagados de humor, amor, suspenso y diversión. Los personajes más conocidos de los cuentos de hadas son los protagonistas de estas fabulosas historias, que no siempre fueron iguales. No siempre la princesa es rescatada; no siempre el caballero es valiente; y no siempre el dragón es el malo de la historia. Un libro ideal para chicos entre 6 a 9 años.
Lo recomiendo!!!
Lo recomiendo!!!
martes, 1 de diciembre de 2009
Quién queria terminar las clases?
Para terminar el año escolar, les traigo un cuento que habla sobre la tristeza de abandonar la escuela, de dejar a los amigos, de no compartir cosas con los compñaeros durante 3 meses. Espero la disfruten. Saludos!!
¿Quién quería terminar las clases?
Yamila se acercó a Tatiana en el recreo y le preguntó:
–¿Sabes que dentro de unos días termina el año y no hay que venir más al colegio? ¿No estás re–contenta?
Tatiana se quedó pensando un rato. Miró a sus compañeros de grado que jugaban a la pelota. Miró a las nenas saltar a la soga. Miró a las maestras charlando con sus alumnos. Se acordó de su cuaderno y de todas las cosas que había aprendido ese año. Aprendió lo que significa la palabra Identidad. Aprendió a multiplicar. Descubrió la historia de Cólon y de San Martín y lo que habían hecho. Aprendió los colores primarios. Aprendió que el día tiene 365 días, y que cada cuatro años, se agrega un día más. Entonces miró a su amiga, y le respondió:
–¿Y vos sabes que durante tres meses no vas volver a compartir conmigo el banco? ¿Sabes que durante tres meses Ignacio no te dará cada día una de sus galletitas de chocolate? ¿Y sabes que durante tres meses la seño no nos va a leer esos cuentos tan lindos?
Yamila se quedó callada. Y después de pensar un rato, gritó:
–¡¿Cuánto falta para volver a empezar el colegio?!
Los chicos y las maestras que estaban en el patio dejaron de jugar y miraron a Yamila. Y ante la mirada de todos, las dos nenas comenzaron a reírse con muchas ganas. ¿Quién quería terminar las clases? Yamila seguro que no.
¿Quién quería terminar las clases?
Yamila se acercó a Tatiana en el recreo y le preguntó:
–¿Sabes que dentro de unos días termina el año y no hay que venir más al colegio? ¿No estás re–contenta?
Tatiana se quedó pensando un rato. Miró a sus compañeros de grado que jugaban a la pelota. Miró a las nenas saltar a la soga. Miró a las maestras charlando con sus alumnos. Se acordó de su cuaderno y de todas las cosas que había aprendido ese año. Aprendió lo que significa la palabra Identidad. Aprendió a multiplicar. Descubrió la historia de Cólon y de San Martín y lo que habían hecho. Aprendió los colores primarios. Aprendió que el día tiene 365 días, y que cada cuatro años, se agrega un día más. Entonces miró a su amiga, y le respondió:
–¿Y vos sabes que durante tres meses no vas volver a compartir conmigo el banco? ¿Sabes que durante tres meses Ignacio no te dará cada día una de sus galletitas de chocolate? ¿Y sabes que durante tres meses la seño no nos va a leer esos cuentos tan lindos?
Yamila se quedó callada. Y después de pensar un rato, gritó:
–¡¿Cuánto falta para volver a empezar el colegio?!
Los chicos y las maestras que estaban en el patio dejaron de jugar y miraron a Yamila. Y ante la mirada de todos, las dos nenas comenzaron a reírse con muchas ganas. ¿Quién quería terminar las clases? Yamila seguro que no.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Día de la Música
Se me pasó!!! El 22 fue el día de la música, y para homenajearla, nada mejor que un cuento. saludos!!
Y LA MÚSICA SIGUIÓ SONANDO
El concierto estaba a punto de comenzar. Los músicos subieron al escenario, y el público aplaudió. Luego apareció el director de la orquesta, y el público volvió a aplaudir. Todo el teatro estaba en silencio, esperando escuchar las más hermosas melodías. Y cuando el director dio la orden con su batuta, los músicos comenzaron a tocar sus instrumentos. ¡Para qué! Ningún sonido se oía. Los músicos tocaron con más fuerza, pero no pasó nada. El público comenzó a levantarse, enojado. El director estaba muy nervioso, no sabía qué hacer.
De pronto, de tanto soplar y soplar, la trompeta comenzó a sonar. Pero no una canción. No, nada de eso. Comenzó a hablar. Sí, palabras de verdad. Toda la gente que se estaba yendo, se dio vuelta para ver qué pasaba. Al director de la orquesta, del susto, se le cayó la peluca que usaba. Y la trompeta dijo:
“Si, así es. No queremos sonar más. ¿Por qué siempre aplauden a los músicos, al director, pero nunca nos aplauden a nosotros?”
Entonces el piano, con sus teclas que parecen dientes gigantes dijo:
“La trompeta tiene razón. Estamos cansados de tanto trabajar y que nadie nos felicite. Nosotros también somos importantes en la orquesta”.
El tambor, que comenzó a rodar por todo el escenario dijo:
“Por eso hoy decidimos no sonar más. A menos que hagan algo al respecto”.
Todo el público se asombró. Era muy raro escuchar a los instrumentos hablar. Pero alguien del público gritó:
“¿Y si hoy se convierte en el día de la música, para felicitar a todos los instrumentos que hacen las canciones más lindas?”
Entonces la guitarra, moviendo sus finas cuerdas, dijo:
“Excelente idea. A partir de hoy, todos los 22 de noviembre serán el día de la música”.
Y desde hace muchos años se festeja el Día de la música. Si los instrumentos no hubieran pedido lo que creían que se merecían, nunca hubieran tenido su día. Te lo cuento, por si no lo sabías.
Y LA MÚSICA SIGUIÓ SONANDO
El concierto estaba a punto de comenzar. Los músicos subieron al escenario, y el público aplaudió. Luego apareció el director de la orquesta, y el público volvió a aplaudir. Todo el teatro estaba en silencio, esperando escuchar las más hermosas melodías. Y cuando el director dio la orden con su batuta, los músicos comenzaron a tocar sus instrumentos. ¡Para qué! Ningún sonido se oía. Los músicos tocaron con más fuerza, pero no pasó nada. El público comenzó a levantarse, enojado. El director estaba muy nervioso, no sabía qué hacer.
De pronto, de tanto soplar y soplar, la trompeta comenzó a sonar. Pero no una canción. No, nada de eso. Comenzó a hablar. Sí, palabras de verdad. Toda la gente que se estaba yendo, se dio vuelta para ver qué pasaba. Al director de la orquesta, del susto, se le cayó la peluca que usaba. Y la trompeta dijo:
“Si, así es. No queremos sonar más. ¿Por qué siempre aplauden a los músicos, al director, pero nunca nos aplauden a nosotros?”
Entonces el piano, con sus teclas que parecen dientes gigantes dijo:
“La trompeta tiene razón. Estamos cansados de tanto trabajar y que nadie nos felicite. Nosotros también somos importantes en la orquesta”.
El tambor, que comenzó a rodar por todo el escenario dijo:
“Por eso hoy decidimos no sonar más. A menos que hagan algo al respecto”.
Todo el público se asombró. Era muy raro escuchar a los instrumentos hablar. Pero alguien del público gritó:
“¿Y si hoy se convierte en el día de la música, para felicitar a todos los instrumentos que hacen las canciones más lindas?”
Entonces la guitarra, moviendo sus finas cuerdas, dijo:
“Excelente idea. A partir de hoy, todos los 22 de noviembre serán el día de la música”.
Y desde hace muchos años se festeja el Día de la música. Si los instrumentos no hubieran pedido lo que creían que se merecían, nunca hubieran tenido su día. Te lo cuento, por si no lo sabías.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Juguetes de Ayer
Este cuento fue publicado este año, en uno de los libros escolares de EDIBA. Me gusta mucho la relación que entablan abuelo y nieto, y lo que significa para un chico tomar decisiones.
Que lo disfruten!
JUGUETES DE AYER
Hace unas semanas mi abuelo me vio jugando con un jueguito electrónico de carreras de autos. Él no entendía muy bien cómo funcionaba, pero me veía jugar todo el día. Entonces me hizo una proposición:
–Agustín –me dijo–, en unas semanas es tu cumpleaños, y no sé que regalarte. En realidad tengo pensado tres regalos distintos, y no sé cuál te va a gustar más.
–Y… Dame los tres, abu –le dije con una sonrisa.
–Ja ja ja. Lo que voy a hacer es dejarte jugar con los tres, para que los pruebes. Vas a cumplir ocho años, y estás grande para decidir qué juguete es el que más te gusta.
Acepté su idea tan extraña. Al día siguiente, recibí un balero. Sí, así se llama. Es una pelota de madera, del tamaño de una mano, con un agujero debajo. Esta pelota está atada a un palo. El juego es tratar de embocar el palo en el agujero de la pelota. Al principio parecía aburrido, pero después de varios días cada vez jugaba mejor. Había días que embocaba la pelota hasta tres veces. Y cuando me empezó a gustar el juguete, llegó mi abuelo y me lo cambió por otro. Era el trato que teníamos. Me dio un yo-yo. Nombre raro el de este juguete. Es… es… como un alfajor atado con un piolín, y te lo atas al dedo. Aprendí a hacer muchas piruetas: el ascensor, el perrito, la vuelta al mundo. Y cuando menos lo esperaba, mi abuelo me lo cambió por un trompo. Este juguete es difícil de explicar cómo es, pero lo que les puedo decir es que gira como un tornado, y cuanto más tiempo gira, más divertido es. Pero también me sacó el trompo.
Durante varios días no supe qué hacer. Habíamos hecho un trato, y tenía que elegir un juguete, pero los tres me habían gustado mucho. Entonces se me ocurrió una idea.
El día de mi cumpleaños, mi abuelo entró a mi cuarto y me dijo:
–¿Y, Agustín? ¿Ya sabés que juguete querés que te regale?
–Me gustaron los tres –le dije–, por eso te propongo un nuevo trato, abu. Te cambio tus tres juguetes, por mi jueguito electrónico.
Mi abuelo pensó un rato y me dijo:
–Trato hecho. Dejaste de lado un juguete que te gusta por otros tres que también te gustan. Eso también es poder elegir. Te felicito.
Ahora estoy feliz y no dejo de jugar con mis nuevos juguetes. Y no se sorprendan si ven a mi abuelo por la calle con el jueguito electrónico, parece que le encantan las carreras de autos.
Que lo disfruten!
JUGUETES DE AYER
Hace unas semanas mi abuelo me vio jugando con un jueguito electrónico de carreras de autos. Él no entendía muy bien cómo funcionaba, pero me veía jugar todo el día. Entonces me hizo una proposición:
–Agustín –me dijo–, en unas semanas es tu cumpleaños, y no sé que regalarte. En realidad tengo pensado tres regalos distintos, y no sé cuál te va a gustar más.
–Y… Dame los tres, abu –le dije con una sonrisa.
–Ja ja ja. Lo que voy a hacer es dejarte jugar con los tres, para que los pruebes. Vas a cumplir ocho años, y estás grande para decidir qué juguete es el que más te gusta.
Acepté su idea tan extraña. Al día siguiente, recibí un balero. Sí, así se llama. Es una pelota de madera, del tamaño de una mano, con un agujero debajo. Esta pelota está atada a un palo. El juego es tratar de embocar el palo en el agujero de la pelota. Al principio parecía aburrido, pero después de varios días cada vez jugaba mejor. Había días que embocaba la pelota hasta tres veces. Y cuando me empezó a gustar el juguete, llegó mi abuelo y me lo cambió por otro. Era el trato que teníamos. Me dio un yo-yo. Nombre raro el de este juguete. Es… es… como un alfajor atado con un piolín, y te lo atas al dedo. Aprendí a hacer muchas piruetas: el ascensor, el perrito, la vuelta al mundo. Y cuando menos lo esperaba, mi abuelo me lo cambió por un trompo. Este juguete es difícil de explicar cómo es, pero lo que les puedo decir es que gira como un tornado, y cuanto más tiempo gira, más divertido es. Pero también me sacó el trompo.
Durante varios días no supe qué hacer. Habíamos hecho un trato, y tenía que elegir un juguete, pero los tres me habían gustado mucho. Entonces se me ocurrió una idea.
El día de mi cumpleaños, mi abuelo entró a mi cuarto y me dijo:
–¿Y, Agustín? ¿Ya sabés que juguete querés que te regale?
–Me gustaron los tres –le dije–, por eso te propongo un nuevo trato, abu. Te cambio tus tres juguetes, por mi jueguito electrónico.
Mi abuelo pensó un rato y me dijo:
–Trato hecho. Dejaste de lado un juguete que te gusta por otros tres que también te gustan. Eso también es poder elegir. Te felicito.
Ahora estoy feliz y no dejo de jugar con mis nuevos juguetes. Y no se sorprendan si ven a mi abuelo por la calle con el jueguito electrónico, parece que le encantan las carreras de autos.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
nuestras artes
Hoy no sólo es mi cumpleaños (29 añitos!!), sino que también comienza la Semana de las artes (del 11 al 15 de noviembre). La mejor manera de celebrar ambos eventos, es con una poesía que publiqué hace algunos años, sobre las artes. Que la disfruten. Saludos.
Nuestras Artes
En noviembre celebramos,
Algo muy especial.
Se trata de la semana de las artes,
Una semana ideal.
Son seis las artes que tenemos,
Cada una divertida,
Las aprendemos en la escuela,
Y nos alegran la vida.
Si te gusta la Pintura,
Usarás témperas y pincel,
Si te gusta la Escultura
Darás forma con un cincel.
La Escritura, con sus cuentos y relatos,
Nos llena de fantasía,
Y la Danza, entre pasos y piruetas,
Nos asombra la coreografía.
En el Teatro vemos a los actores,
Que personajes interpretan,
Y en la Música escuchamos cantantes,
Con sus voces nos deleitan.
Nuestras Artes
En noviembre celebramos,
Algo muy especial.
Se trata de la semana de las artes,
Una semana ideal.
Son seis las artes que tenemos,
Cada una divertida,
Las aprendemos en la escuela,
Y nos alegran la vida.
Si te gusta la Pintura,
Usarás témperas y pincel,
Si te gusta la Escultura
Darás forma con un cincel.
La Escritura, con sus cuentos y relatos,
Nos llena de fantasía,
Y la Danza, entre pasos y piruetas,
Nos asombra la coreografía.
En el Teatro vemos a los actores,
Que personajes interpretan,
Y en la Música escuchamos cantantes,
Con sus voces nos deleitan.
sábado, 7 de noviembre de 2009
Juegos en la Nieve
Cuento publicado en el libro escolar de Primer Grado de Ediba, en 2004, y nuevamente en 2009. Espero les guste. Saludos.
JUEGOS EN LA NIEVE
El año pasado Lucía se fue con sus papás y su hermano a Mendoza durante las vacaciones de invierno. Era la primera vez que Lucía tocaría la nieve. Cuando llegaron, la pequeña nena se bajó del auto tan rápido como un rayo, y mientras se sacaba los guantes, se tiró de cabeza sobre el hielo.
–¡Esto está muy frío, mami! –gritó la nena mientras reía.
–¿Viste Lucy? Es como hielo todo roto –respondió la mamá mientras miraba a su hija jugando en la nieve.
–Me encanta la nieve –dijo la nena mientras hacía una bola.
Estuvieron jugando un rato largo, haciendo bolas y arrojándolas muy lejos, armando muñecos de nieve, haciendo pozos y todo lo que se te ocurra. Hasta que el papá dijo:
–Bueno, nos tenemos que ir al hotel.
Lucía puso cara de tristeza y dijo:
–Yo no me quiero ir. Me gusta mucho jugar en la nieve.
–Ya lo sé hija, pero mañana tenemos que volver a casa. Ya se terminan las vacaciones –dijo la mamá.
–Bueno. Pero me quiero llevar un poco de nieve para mostrarle a Juli. Ella es mi amiga, y nunca tocó la nieve.
–No vas a poder, hijita. Se va a derretir toda, y cuando lleguemos a casa la nieve va a ser agua –respondió la madre.
La familia se subió al auto y se fueron al hotel. Al día siguiente ya estaban en su casa otra vez. Las vacaciones habían terminado y Lucía volvió al colegio. Al regreso, invitó a su amiga Julieta a su casa para contarle sobre sus vacaciones en Mendoza. Mientras estaban merendando, la madre escuchó lo que decían.
–¿Y cómo es la nieve, Lu? –preguntó Julieta mientras comía una galletita.
–Es muuuuyyy fría. Y blanca. Es como arena toda blanca, pero más fría.
–Me encantaría tocar la nieve. Mis papás dicen que algún día vamos a ir.
–Yo te quería traer un poco, pero mi mamá dijo que se iba a hacer agua.
La madre, que estaba escuchando todo, agarró un plato grande y abrió el freezer. Junto mucho hielo y cuando se dio vuelta dijo:
–Yo sí traje un poco de nieve para que Juli la pueda tocar.
Y puso el plato en el medio de la mesa. Entonces las dos nenas enterraron sus manos y comenzaron a jugar con esa nieve tan rara.
JUEGOS EN LA NIEVE
El año pasado Lucía se fue con sus papás y su hermano a Mendoza durante las vacaciones de invierno. Era la primera vez que Lucía tocaría la nieve. Cuando llegaron, la pequeña nena se bajó del auto tan rápido como un rayo, y mientras se sacaba los guantes, se tiró de cabeza sobre el hielo.
–¡Esto está muy frío, mami! –gritó la nena mientras reía.
–¿Viste Lucy? Es como hielo todo roto –respondió la mamá mientras miraba a su hija jugando en la nieve.
–Me encanta la nieve –dijo la nena mientras hacía una bola.
Estuvieron jugando un rato largo, haciendo bolas y arrojándolas muy lejos, armando muñecos de nieve, haciendo pozos y todo lo que se te ocurra. Hasta que el papá dijo:
–Bueno, nos tenemos que ir al hotel.
Lucía puso cara de tristeza y dijo:
–Yo no me quiero ir. Me gusta mucho jugar en la nieve.
–Ya lo sé hija, pero mañana tenemos que volver a casa. Ya se terminan las vacaciones –dijo la mamá.
–Bueno. Pero me quiero llevar un poco de nieve para mostrarle a Juli. Ella es mi amiga, y nunca tocó la nieve.
–No vas a poder, hijita. Se va a derretir toda, y cuando lleguemos a casa la nieve va a ser agua –respondió la madre.
La familia se subió al auto y se fueron al hotel. Al día siguiente ya estaban en su casa otra vez. Las vacaciones habían terminado y Lucía volvió al colegio. Al regreso, invitó a su amiga Julieta a su casa para contarle sobre sus vacaciones en Mendoza. Mientras estaban merendando, la madre escuchó lo que decían.
–¿Y cómo es la nieve, Lu? –preguntó Julieta mientras comía una galletita.
–Es muuuuyyy fría. Y blanca. Es como arena toda blanca, pero más fría.
–Me encantaría tocar la nieve. Mis papás dicen que algún día vamos a ir.
–Yo te quería traer un poco, pero mi mamá dijo que se iba a hacer agua.
La madre, que estaba escuchando todo, agarró un plato grande y abrió el freezer. Junto mucho hielo y cuando se dio vuelta dijo:
–Yo sí traje un poco de nieve para que Juli la pueda tocar.
Y puso el plato en el medio de la mesa. Entonces las dos nenas enterraron sus manos y comenzaron a jugar con esa nieve tan rara.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Concurso Literario
Me interesa difundir el concurso literario "De Ana Frank a nuestros días", porque incentiva a los jóvenes a escribir y a descubrir la historia. Se entrecruzan dos disciplinas muy interesantes, y puede ser enriquecedor para cualquier persona que desee escribir.
El concurso es para jóvenes y pueden encontrar las bases en el sitio.
El Centro Ana Frank Argentina y el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, te invitan a participar del concurso Literario “De Ana Frank A Nuestros Días”, y ganar un viaje para conocer la Casa de Ana Frank en Amsterdam.
Saludos
domingo, 1 de noviembre de 2009
Tres barriletes
A continuación un cuento que escribí este año, y que demuestra que no siempre la unión hace a la fuerza. Saludos!
TRES BARRILETES
Leandro, Luciano y Lionel miraban la televisión cuando en un programa mostraron un torneo de barriletes. Los tres se miraron y dijeron al mismo tiempo: “¡hagamos uno!”
–Chicos, creo que tengo una revista que enseña cómo hacelos –dijo Leandro–. Voy a buscarla.
Cuando regresó, tenía la revista y los materiales que necesitaban. Hilo, papel barrilete, varillas de madera, un poco de trapo, tijeras y cinta de papel.
–Voy a usar el papel verde –dijo Lionel.
–No, ¿por qué vas a usar vos todo el papel?– protestó Luciano.
–Porque quiero que sea muy grande y lindo mi barrilete.
–Entonces, si te llevás el papel, yo me llevo el trapo para hacer la cola.
–No. Esos son los únicos pedazos de tela que hay –se quejó Leandro.
–No me importa. Si Lionel se queda con el papel, y no lo reparte entre los tres, yo me quedo con todo el trapo.
–Bueno. Quédense con esas cosas, yo me llevo todo el hilo –dijo Leandro enojado.
Y así cada uno construyó su barrilete como pudo. Lionel, en lugar de piolín, usó los cordones de sus zapatillas. Luciano uso papel de diario. Y Leandro, con cinta de papel, hizo la cola de su barrilete. Después de mucho trabajo, salieron al jardín a remontarlos.
Pero ninguno logró remontar su barrilete. Intentaron muchas veces, hasta que se cansaron de correr. Cuando parecía que un barrilete comenzaba a elevarse, volvía a caer, y los otros dos chicos se reían.
Después de mucho probar, Lionel dijo:
–Chicos, esto no funciona. Algo hicimos mal.
–Claro que hicimos algo mal –dijo Leandro–. Vos tenés un hilo muy corto, Luciano usó papel de diario, y la cola de mi barrilete no pesa lo suficiente. Eso pasa porque no compartimos los materiales.
–Entonces compartámoslos –dijo Luciano –y nos turnamos para remontarlo.
Los tres chicos desarmaron sus barriletes, para armar uno con los materiales correctos. Minutos después, un hermoso barrilete verde estaba construido. Leandro tomo el hilo y comenzó a correr, pero el barrilete tampoco se elevó. Probaron Luciano y Lionel y tampoco funcionó. Entonces Leandro tomó la revista, la miró y dijo:
–No entiendo. Seguimos los pasos a la perfección. Se necesita hilo, papel barrilete, varillas de madera, trapo para la cola…–dijo Leandro.
–¿Qué pasa, Lean? –preguntó Lionel.
–Nos olvidamos de algo muy importante para poder remontar un barrilete.
Los amigos se miraron sin saber qué faltaba. Entonces Leandro les dijo:
–¡Falta viento! ¡Sin viento el barrilete no vuela!
Los tres amigos comenzaron a reírse tanto que no podían parar.
–Volvamos a intentarlo mañana –dijo Luciano, mientras los tres entraban a la casa para merendar.
TRES BARRILETES
Leandro, Luciano y Lionel miraban la televisión cuando en un programa mostraron un torneo de barriletes. Los tres se miraron y dijeron al mismo tiempo: “¡hagamos uno!”
–Chicos, creo que tengo una revista que enseña cómo hacelos –dijo Leandro–. Voy a buscarla.
Cuando regresó, tenía la revista y los materiales que necesitaban. Hilo, papel barrilete, varillas de madera, un poco de trapo, tijeras y cinta de papel.
–Voy a usar el papel verde –dijo Lionel.
–No, ¿por qué vas a usar vos todo el papel?– protestó Luciano.
–Porque quiero que sea muy grande y lindo mi barrilete.
–Entonces, si te llevás el papel, yo me llevo el trapo para hacer la cola.
–No. Esos son los únicos pedazos de tela que hay –se quejó Leandro.
–No me importa. Si Lionel se queda con el papel, y no lo reparte entre los tres, yo me quedo con todo el trapo.
–Bueno. Quédense con esas cosas, yo me llevo todo el hilo –dijo Leandro enojado.
Y así cada uno construyó su barrilete como pudo. Lionel, en lugar de piolín, usó los cordones de sus zapatillas. Luciano uso papel de diario. Y Leandro, con cinta de papel, hizo la cola de su barrilete. Después de mucho trabajo, salieron al jardín a remontarlos.
Pero ninguno logró remontar su barrilete. Intentaron muchas veces, hasta que se cansaron de correr. Cuando parecía que un barrilete comenzaba a elevarse, volvía a caer, y los otros dos chicos se reían.
Después de mucho probar, Lionel dijo:
–Chicos, esto no funciona. Algo hicimos mal.
–Claro que hicimos algo mal –dijo Leandro–. Vos tenés un hilo muy corto, Luciano usó papel de diario, y la cola de mi barrilete no pesa lo suficiente. Eso pasa porque no compartimos los materiales.
–Entonces compartámoslos –dijo Luciano –y nos turnamos para remontarlo.
Los tres chicos desarmaron sus barriletes, para armar uno con los materiales correctos. Minutos después, un hermoso barrilete verde estaba construido. Leandro tomo el hilo y comenzó a correr, pero el barrilete tampoco se elevó. Probaron Luciano y Lionel y tampoco funcionó. Entonces Leandro tomó la revista, la miró y dijo:
–No entiendo. Seguimos los pasos a la perfección. Se necesita hilo, papel barrilete, varillas de madera, trapo para la cola…–dijo Leandro.
–¿Qué pasa, Lean? –preguntó Lionel.
–Nos olvidamos de algo muy importante para poder remontar un barrilete.
Los amigos se miraron sin saber qué faltaba. Entonces Leandro les dijo:
–¡Falta viento! ¡Sin viento el barrilete no vuela!
Los tres amigos comenzaron a reírse tanto que no podían parar.
–Volvamos a intentarlo mañana –dijo Luciano, mientras los tres entraban a la casa para merendar.
lunes, 26 de octubre de 2009
vida en el agua
Un cuento publicado el año pasado, antes de las olimpíadas. Espero les guste. Saludos.
VIDA EN EL AGUA
José nació en un pueblo rodeado por las sierras y una gran laguna cristalina se encontraba cerca de su casa. Pasaba horas enteras en el agua. Nadaba boca arriba, boca abajo, de costado, para adelante, para atrás… y hasta inventaba estilos. El agua era fresca casi todo el año, por eso nunca dejaba de nadar allí.
Su madre, muchas veces se enojaba porque José, en lugar de hacer la tarea de la escuela o ayudarla a limpiar la casa, se iba a la laguna a practicar su estilo pecho.
–José, dejá de pensar en el agua. Algún día te vas a arrugar todo por pasar tanto tiempo nadando –decía su madre cuando lograba que su hijo regresara a su casa.
Pero José no le hacía caso. A veces la ayudaba con las tareas del hogar, pero él prefería ir a nadar.
Sus amigos lo invitaban a jugar al fútbol o a participar en carreras de autitos, pero él siempre decía que tenía otra cosa que hacer. Sus amigos sabían a dónde iba José: a la laguna a nadar. Por eso le decían El Delfín.
Los años pasaron y José creció, y cada vez nadaba mejor. Su cuerpo fue fortaleciéndose; sus brazos largos arrastraban el agua como si fuera aire; sus pies pataleaban con tanta fuerza como los motores de una lancha. Sus padres vieron que José amaba lo que hacía. Por eso su padre llamó por teléfono a un amigo que vivía en la ciudad y le contó lo bien que nadaba su hijo. Este hombre le pidió que llevaran a José a la ciudad porque quería conocerlo. Cuando José mostró cuánto sabía nadar, y lo bien que lo hacía, le pidieron que participara de un torneo. Su emoción fue tan grande, que esa noche no pudo dormir. Entrenó durante semanas, y cuando llegó el día de la carrera, José estaba muy seguro de ganar. Había entrenado mucho, se había esforzado al máximo. La carrera terminó, y José obtuvo el primer premio. Desde ese día José, todos los años participa en competencias y torneos, no siempre sale primero, pero hace lo que realmente le gusta: nadar.
Este año, le pidieron que participara en el torneo deportivo más importante del mundo. Por eso está entrenando más que nunca. José viajará a China, a los Juegos Olímpicos, y nadará como nunca lo ha hecho; nadará porque es lo que más le gusta.
VIDA EN EL AGUA
José nació en un pueblo rodeado por las sierras y una gran laguna cristalina se encontraba cerca de su casa. Pasaba horas enteras en el agua. Nadaba boca arriba, boca abajo, de costado, para adelante, para atrás… y hasta inventaba estilos. El agua era fresca casi todo el año, por eso nunca dejaba de nadar allí.
Su madre, muchas veces se enojaba porque José, en lugar de hacer la tarea de la escuela o ayudarla a limpiar la casa, se iba a la laguna a practicar su estilo pecho.
–José, dejá de pensar en el agua. Algún día te vas a arrugar todo por pasar tanto tiempo nadando –decía su madre cuando lograba que su hijo regresara a su casa.
Pero José no le hacía caso. A veces la ayudaba con las tareas del hogar, pero él prefería ir a nadar.
Sus amigos lo invitaban a jugar al fútbol o a participar en carreras de autitos, pero él siempre decía que tenía otra cosa que hacer. Sus amigos sabían a dónde iba José: a la laguna a nadar. Por eso le decían El Delfín.
Los años pasaron y José creció, y cada vez nadaba mejor. Su cuerpo fue fortaleciéndose; sus brazos largos arrastraban el agua como si fuera aire; sus pies pataleaban con tanta fuerza como los motores de una lancha. Sus padres vieron que José amaba lo que hacía. Por eso su padre llamó por teléfono a un amigo que vivía en la ciudad y le contó lo bien que nadaba su hijo. Este hombre le pidió que llevaran a José a la ciudad porque quería conocerlo. Cuando José mostró cuánto sabía nadar, y lo bien que lo hacía, le pidieron que participara de un torneo. Su emoción fue tan grande, que esa noche no pudo dormir. Entrenó durante semanas, y cuando llegó el día de la carrera, José estaba muy seguro de ganar. Había entrenado mucho, se había esforzado al máximo. La carrera terminó, y José obtuvo el primer premio. Desde ese día José, todos los años participa en competencias y torneos, no siempre sale primero, pero hace lo que realmente le gusta: nadar.
Este año, le pidieron que participara en el torneo deportivo más importante del mundo. Por eso está entrenando más que nunca. José viajará a China, a los Juegos Olímpicos, y nadará como nunca lo ha hecho; nadará porque es lo que más le gusta.
domingo, 18 de octubre de 2009
El mejor lugar
Hace unos días le envié a la ilustradora Alejandra Karageorgiu uno de mis cuentos. Ella, con mucha creatividad, dibujó está imagen que comparto con uds.
Abajo encontrarán el cuento que la inspiró. Saludos.
Abajo encontrarán el cuento que la inspiró. Saludos.
Entre todas las plantas, el girasol es la flor que más necesita la luz del sol. Su cuerpo se mueve y gira, para encontrarlo. Esta es la historia de un girasol y de una rosa que no se llevaban muy bien.
Una mañana, cuando el sol ya había salido, el girasol abrió sus ojos y se encontró con una gran sombra que cubría su cuerpo.
–¿Qué sucede? –se preguntó muy asustado.
La rosa, al ver el desconcierto de su compañero, le dijo:
–Muy temprano, el granjero decidió plantar un árbol. Y lo puso justo delante de ti.
–No puede ser. Necesito la luz del sol para vivir –se quejó.
–Ja, ja. ¿Qué se puede hacer? –se rió la rosa–. No me gustaría estar en tu lugar.
El girasol intentó moverse para un lado y para el otro, pero la luz no llegaba a ver. Tenía miedo de marchitarse. Veía a la rosa, con su tallo y hojas cubiertas por el sol, y le daba mucha rabia. “No puede ser que tenga tanta mala suerte”, pensó.
–¿Me ayudas a pensar qué puedo hacer para ver el sol? –preguntó la flor amarilla a su compañera.
–Ahora no puedo. Estoy tomando sol. Necesito juntar fuerzas para cuando sea de noche –contestó la rosa sin intención de ayudar.
–Por favor –le pidió el girasol–. No ves que si no recibo sol, me marchito.
–No puedo hacer nada –respondió la rosa–. No me gustaría estar en tu lugar.
Varios días pasaron, y el girasol se esforzaba mucho por tener algún rayo de luz, mientras veía a la rosa que disfrutaba del calor del sol. Sólo por las tardes recibía el girasol un poco de brillo. Pero un día, el cielo estaba tan negro, y había tantas nubes, que las flores se asustaron. De pronto, una intensa lluvia comenzó a caer y mojó todo a su paso. Sin embargo, el girasol se mantenía casi seco. Sólo una fina lluvia mojaba su cuerpo. Y veía a la rosa empapada por el agua.
Cuando la lluvia se detuvo, el girasol observó a su compañera y le dijo:
–¿Cómo te sentís, Rosa?
–¿No me ves? Estoy toda lastimada y arruinada –contestó muy triste la flor.
Era cierto. La rosa había soportado y sufrido la fuerte lluvia y el viento, mientras que el girasol estuvo protegido por el gran árbol que lo cubría. La rosa pensó en la suerte que tenía su compañero, pero no se animó a pedirle ayuda, porque cuando él le pidió ayuda, ella se rió de su desgracia. Sin embargo el girasol se estiró un poco hasta llegar a la rosa, y con una de sus hojas comenzó a secarla. La rosa sonrió y le pidió perdón por haberse reído antes. Desde ese día, ambos compartieron la luz del sol.
jueves, 15 de octubre de 2009
el final esperado
Después de recibir varios finales para el cuento "Un trabajo para cada uno", posteado hace unas semanas, publico hoy, aquí, el final original. Felicito a todos los chicos que escribieron el mismo final que había escrito yo hace tiempo atrás. Y felicito a los que escribieron un final distinto, raro y novedoso, porque así nos demuestran que una historia no tiene siempre un sólo final. Mis felicitaciones para todos, incluso el profe de computación...
Que lo disfruten. Saludos
Un Trabajo para cada uno
Débora, la maestra de 2° año, les dijo a los chicos de la clase que dibujaran qué querían ser cuando fuesen grandes.
Cada uno agarró sus lápices de colores, y empezó a dibujar. El aula se quedó en silencio.
Fabián dibujó un bombero, con su traje rojo y una manguera en la mano.
Pablo quería ser poeta. Le gustaba mucho leer y hacer rimas.
Karina siempre soñó con ser doctora. Entonces se dibujó en el papel con un delantal blanco atendiendo a un paciente.
Eleonora quería ser bailarina. Sobre un escenario color marrón se dibujo bailando, y mucha gente aplaudía.
Diego dibujó un futbolista que hacía un gol y toda la tribuna festejaba.
Florencia se dibujó dentro de un televisor. Se imaginaba siendo actriz.
Leo quería ser pintor. Sus colores sobre el papel formaban dibujos hermosos.
Débora se levantó de su asiento, y comenzó a caminar por el aula, mirando los dibujos de sus alumnos. Sus ojos brillaban como dos estrellas. Hasta que vio que Micaela no había comenzado a dibujar. Su hoja estaba en blanco.
-Mica, ¿qué pasa que no dibujas?
-Es que no sé qué quiero ser cuando sea grande.
-Podés ser muchas cosas: doctora, veterinaria, científica, arquitecta. ¿Qué te gustaría hacer?
-Me gustaría... Ah... Ya sé –dijo mientras agarraba el lápiz negro.
Débora se quedó mirando para ver que iba a dibujar. Y cuando terminó, Micaela le dijo:
-Le gusta, seño. Yo quiero ser maestra. Como usted.
Débora le dio un beso en la frente y continuó caminando por el aula. Mucho más feliz de lo que se pueden imaginar.
Que lo disfruten. Saludos
Un Trabajo para cada uno
Débora, la maestra de 2° año, les dijo a los chicos de la clase que dibujaran qué querían ser cuando fuesen grandes.
Cada uno agarró sus lápices de colores, y empezó a dibujar. El aula se quedó en silencio.
Fabián dibujó un bombero, con su traje rojo y una manguera en la mano.
Pablo quería ser poeta. Le gustaba mucho leer y hacer rimas.
Karina siempre soñó con ser doctora. Entonces se dibujó en el papel con un delantal blanco atendiendo a un paciente.
Eleonora quería ser bailarina. Sobre un escenario color marrón se dibujo bailando, y mucha gente aplaudía.
Diego dibujó un futbolista que hacía un gol y toda la tribuna festejaba.
Florencia se dibujó dentro de un televisor. Se imaginaba siendo actriz.
Leo quería ser pintor. Sus colores sobre el papel formaban dibujos hermosos.
Débora se levantó de su asiento, y comenzó a caminar por el aula, mirando los dibujos de sus alumnos. Sus ojos brillaban como dos estrellas. Hasta que vio que Micaela no había comenzado a dibujar. Su hoja estaba en blanco.
-Mica, ¿qué pasa que no dibujas?
-Es que no sé qué quiero ser cuando sea grande.
-Podés ser muchas cosas: doctora, veterinaria, científica, arquitecta. ¿Qué te gustaría hacer?
-Me gustaría... Ah... Ya sé –dijo mientras agarraba el lápiz negro.
Débora se quedó mirando para ver que iba a dibujar. Y cuando terminó, Micaela le dijo:
-Le gusta, seño. Yo quiero ser maestra. Como usted.
Débora le dio un beso en la frente y continuó caminando por el aula. Mucho más feliz de lo que se pueden imaginar.
sábado, 10 de octubre de 2009
Super Hijitus
Navegando en internet, encontré un site muy interesante, para chicos y para grandes que quieren recordar cuando eran chicos. Museo de Trulala es un site en homenaje a García Ferré, el reconocido dibujante de personajes como Hijitus, Anteojito, Trapito, entre muchos otros. Carlos Carella realiza la destacable labor de publicar los dibujos de distintos ilustradores y dibujantes.
En mis años de adolescente, donde aún no tenía ni escanner ni poderosas herramientas tecnológicas para plasmar los dibujos en la computadora, decidí dibujar con el mouse. Sí, pixel por pixel en el paintbrush... lo único que tenía a mano. Y entre esos dibujos, realicé la familia completa de Hijitus.
Hoy fue enviada a Carlos, y la posteó en su site. Un orgullo para mi.
Espero que lo disfruten (tanto el dibujo como el museo)
saludos!
Adjunto la imagen para que también la vean aquí.
lunes, 5 de octubre de 2009
varios finales II
Nuevos finales, de los alumnos de Rosario. Gracias a todos por participar!!
- ¡Hey!... Ya sé que me gustaría ser: maestra jardinera como mi mamá.
Entonces Micaela dibujó un delantal cuadriculado celeste y blanco con niños corriendo.
Ella fue corriendo hacia la maestra.
- ¡Seño, seño, mirá lo que dibuje! ¿Te gusta?
- Sí, me encanta Mica… Muy creativo, ¡Te felicito!
Micaela le fue a mostrar a sus amigos y empezaron a hablar todo el día sobre los trabajos.
Enviado por Camila Dellamagiora, Malena Ferreira y Ornella Schenone 6to B – Huerto – Rosario
Cuando agarró su lápiz, dibujó lo que quería ser muy rápidamente. La seño quedó impactada: había dibujado a una maestra enseñando a unos chicos .La maestra quedó conmocionada al saber que alguien quería sea igual que ella, y supo en ese instante que aún hay gente que busca lo mismo que ella buscó hace mucho tiempo.
La profesora le dijo a Micaela:
- Micaela es hermoso, me encanta. Espero que seas una gran maestra como yo.
De pronto, se abrazaron y se pusieron muy felices.
Enviado por Stefano Tettamanzi 6to “B” – Huerto – Rosario
Ser como vos seño, pero no para enseñar matemáticas, ni lengua, quiero enseñar lo que es la felicidad, lo que es la verdad, que todos tenemos derechos a ser libres sin discriminación, sin agresiones, sin guerra, quiero paz, lo que más se necesita en el mundo. Además podría ser ecologista, que tiene mucho que ver con lo que pienso. Espero llegar lejos con mi sueño… Enseguida sonó el timbre y se fueron corriendo, pero la seño se dio cuenta que Mica no solo era una niña humilde, buena y solidaria, también piensa en el Mundo.
Enviado por María Sofía Colazo 6to “B” – Huerto - Rosario
Comenzó a dibujar con colores hermosos, la maestra le dijo: - ¿Qué estás dibujando Micaela? Ella le respondió: -Estoy dibujándome como maestra. Débora se puso contenta y la felicitó.
Al otro día, Débora le pidió a Micaela que presentara su dibujo en el concurso “Dibujando por la Felicidad” y Micaela entró a dicho concurso. A las dos semanas se enteró de que había salido primera y todos en la escuela la felicitaron.
FIN
Lourdes Mouliá y Rocío Trovant. 6to “A”. Huerto – Rosario.
- ¡Hey!... Ya sé que me gustaría ser: maestra jardinera como mi mamá.
Entonces Micaela dibujó un delantal cuadriculado celeste y blanco con niños corriendo.
Ella fue corriendo hacia la maestra.
- ¡Seño, seño, mirá lo que dibuje! ¿Te gusta?
- Sí, me encanta Mica… Muy creativo, ¡Te felicito!
Micaela le fue a mostrar a sus amigos y empezaron a hablar todo el día sobre los trabajos.
Enviado por Camila Dellamagiora, Malena Ferreira y Ornella Schenone 6to B – Huerto – Rosario
Cuando agarró su lápiz, dibujó lo que quería ser muy rápidamente. La seño quedó impactada: había dibujado a una maestra enseñando a unos chicos .La maestra quedó conmocionada al saber que alguien quería sea igual que ella, y supo en ese instante que aún hay gente que busca lo mismo que ella buscó hace mucho tiempo.
La profesora le dijo a Micaela:
- Micaela es hermoso, me encanta. Espero que seas una gran maestra como yo.
De pronto, se abrazaron y se pusieron muy felices.
Enviado por Stefano Tettamanzi 6to “B” – Huerto – Rosario
Ser como vos seño, pero no para enseñar matemáticas, ni lengua, quiero enseñar lo que es la felicidad, lo que es la verdad, que todos tenemos derechos a ser libres sin discriminación, sin agresiones, sin guerra, quiero paz, lo que más se necesita en el mundo. Además podría ser ecologista, que tiene mucho que ver con lo que pienso. Espero llegar lejos con mi sueño… Enseguida sonó el timbre y se fueron corriendo, pero la seño se dio cuenta que Mica no solo era una niña humilde, buena y solidaria, también piensa en el Mundo.
Enviado por María Sofía Colazo 6to “B” – Huerto - Rosario
Comenzó a dibujar con colores hermosos, la maestra le dijo: - ¿Qué estás dibujando Micaela? Ella le respondió: -Estoy dibujándome como maestra. Débora se puso contenta y la felicitó.
Al otro día, Débora le pidió a Micaela que presentara su dibujo en el concurso “Dibujando por la Felicidad” y Micaela entró a dicho concurso. A las dos semanas se enteró de que había salido primera y todos en la escuela la felicitaron.
FIN
Lourdes Mouliá y Rocío Trovant. 6to “A”. Huerto – Rosario.
jueves, 1 de octubre de 2009
varios finales
Les traigo aquí, varios finales para el cuento que se encuentra debajo: "Un trabajo para cada uno". Estos finales me los mandaron chicos de la escuela Nuestra Señora del Huerto de Rosario, y me gustaron mucho. Espero les guste a ustedes también. Si recibo más, los publicaré también.
saludos y gracias por participar!!
...y muchos colores, y entonces comenzó a dibujar con colores hermosos. La maestra le preguntó: - ¿Qué estás dibujando Micaela?
Ella le respondió: - Estoy dibujándome como maestra.
Débora se puso contenta y la felicitó.
Enviado por Facundo Paulucci - 5to "A"
...Luego, la maestra dijo que ya era tiempo de entregar sus trabajos, y todos le gustaron mucho, pero el que más le fascinó fue el de Micaela. Ella había elegido ayudar a los más necesitados, ayudar en los hospitales y acompañar a los pacientes, dar comida y ropa a los que no tienen, enseñarles cosas nuevas que no sepan, etc. Se había dibujado siendo solidaria con cada persona que tenía a su alrededor, les contaba cuentos y ellos muy contentos la escuchaban, además había utilizado colores hermosos y brillantes. A ella le gusta todo eso, siempre fue gentil y amorosa con sus compañeros, prestaba sus útiles, era una muy buena amiga. Y la seño le mostró el dibujo a la directora del colegio quién le puso un diez por su trabajo.
Enviado por Nicolina Sanfilippo - 5º "A"
…¡Ah!… dijo Micaela, quiero ser psicóloga y entonces empezó a dibujarse atendiendo pacientes adultos y chicos, y también quería ser cantante, y en otra hoja se dibujó con el micrófono en un escenario con todo el público aplaudiendo y gritando: -¡Bravo Mica! … ¡Olé, olé, oleeeé, Mica, Mica! ¡Olé, olé, olé, Mica, Mica! Y después entregó su trabajo y la maestra emocionada le dijo: -¡Vas a ser una psicóloga o una cantante muy famosa! Fin
Enviado po Natali Baldovino. 5to “B” Huerto Rosario
….Y se dibuja con unos animales. La maestra le pregunta: - al final ¿Qué queres ser? – y Mica le respondió: - ¡Quiero ser veterinaria! Pero solo de animales domésticos. La maestra le contestó:- Pero los veterinarios atienden a todos los animales.
Luego de unos minutos toca la campana del recreo, y Mica seguía con la hoja en blanco… De tanto borrar ya tenía cuatro agujeros. La seño dijo.- ¡Vamos al recreo! Todos salieron pero Mica se quedó intentando descubrir que quería ser cuando fuera mayor.
Al ver su tristeza la seño le preguntó:- ¿Te ayudo?
Como no le respondió, ella se fue a tomar un café y cuidar a sus alumnos.
Cuando volvió todo el grado, Mica ya se había decidido: seria maestrea como la seño Débora. Lo que más le gustaría enseñar sería sobre animales, flores, mariposas. Pero también poesías y cuentos.
Así decidió ser lo que sería cuando sea grande.
Enviado por Marina Julieta y Gorostarzu Micaela. 6º “A” – Huerto - Rosario
Micaela empezó a dibujar, su dibujo no era muy grande pero con mucha elaboración le encantaba lo que dibujaba y quería hacerlo lo mejor posible
Cuando terminó de dibujar, en ese momento se levantó la seño Débora para revisar como iban. Volvió a ver los mismos dibujos ya terminados y casi lloró de la emoción cuando vio la hoja de Mica. La hoja decía: “para mi seño: yo voy a ser maestra como la seño Débora”. La maestra la abrazó y le dijo que iba a ser una gran maestra.
Enviado por Agostina Peirano 6 “ A “ Huerto Rosario
saludos y gracias por participar!!
...y muchos colores, y entonces comenzó a dibujar con colores hermosos. La maestra le preguntó: - ¿Qué estás dibujando Micaela?
Ella le respondió: - Estoy dibujándome como maestra.
Débora se puso contenta y la felicitó.
Enviado por Facundo Paulucci - 5to "A"
...Luego, la maestra dijo que ya era tiempo de entregar sus trabajos, y todos le gustaron mucho, pero el que más le fascinó fue el de Micaela. Ella había elegido ayudar a los más necesitados, ayudar en los hospitales y acompañar a los pacientes, dar comida y ropa a los que no tienen, enseñarles cosas nuevas que no sepan, etc. Se había dibujado siendo solidaria con cada persona que tenía a su alrededor, les contaba cuentos y ellos muy contentos la escuchaban, además había utilizado colores hermosos y brillantes. A ella le gusta todo eso, siempre fue gentil y amorosa con sus compañeros, prestaba sus útiles, era una muy buena amiga. Y la seño le mostró el dibujo a la directora del colegio quién le puso un diez por su trabajo.
Enviado por Nicolina Sanfilippo - 5º "A"
…¡Ah!… dijo Micaela, quiero ser psicóloga y entonces empezó a dibujarse atendiendo pacientes adultos y chicos, y también quería ser cantante, y en otra hoja se dibujó con el micrófono en un escenario con todo el público aplaudiendo y gritando: -¡Bravo Mica! … ¡Olé, olé, oleeeé, Mica, Mica! ¡Olé, olé, olé, Mica, Mica! Y después entregó su trabajo y la maestra emocionada le dijo: -¡Vas a ser una psicóloga o una cantante muy famosa! Fin
Enviado po Natali Baldovino. 5to “B” Huerto Rosario
….Y se dibuja con unos animales. La maestra le pregunta: - al final ¿Qué queres ser? – y Mica le respondió: - ¡Quiero ser veterinaria! Pero solo de animales domésticos. La maestra le contestó:- Pero los veterinarios atienden a todos los animales.
Luego de unos minutos toca la campana del recreo, y Mica seguía con la hoja en blanco… De tanto borrar ya tenía cuatro agujeros. La seño dijo.- ¡Vamos al recreo! Todos salieron pero Mica se quedó intentando descubrir que quería ser cuando fuera mayor.
Al ver su tristeza la seño le preguntó:- ¿Te ayudo?
Como no le respondió, ella se fue a tomar un café y cuidar a sus alumnos.
Cuando volvió todo el grado, Mica ya se había decidido: seria maestrea como la seño Débora. Lo que más le gustaría enseñar sería sobre animales, flores, mariposas. Pero también poesías y cuentos.
Así decidió ser lo que sería cuando sea grande.
Enviado por Marina Julieta y Gorostarzu Micaela. 6º “A” – Huerto - Rosario
Micaela empezó a dibujar, su dibujo no era muy grande pero con mucha elaboración le encantaba lo que dibujaba y quería hacerlo lo mejor posible
Cuando terminó de dibujar, en ese momento se levantó la seño Débora para revisar como iban. Volvió a ver los mismos dibujos ya terminados y casi lloró de la emoción cuando vio la hoja de Mica. La hoja decía: “para mi seño: yo voy a ser maestra como la seño Débora”. La maestra la abrazó y le dijo que iba a ser una gran maestra.
Enviado por Agostina Peirano 6 “ A “ Huerto Rosario
lunes, 21 de septiembre de 2009
Un trabajo para cada uno, sin final
Con el maestro de computación del colegio Nuestra Señora del Huerto, de Rosario, ideamos una actividad.
A continuación encontrarán la mitad de un cuento, un cuento sin final. Todos aquellos que deseen escribir un final, y mandarmelo por mail (contaleadario@yahoo.com.ar), serán bien recibidos. De todos los finales que reciba, elegiré 5 para publicar en el blog. Los más lindos, los más creativos, los más graciosos. Los que más me gusten. Serán publicados con el nombre de su autor.
Así que, chicos de Nuestra Señora del Huerto, o de cualquier otra escuela que deseen participar, estaré esperando sus increíbles historias.
Un trabajo para cada uno
Débora, la maestra de 2° año, les dijo a los chicos de la clase que dibujaran qué querían ser cuando fuesen grandes.
Cada uno agarró sus lápices de colores, y empezó a dibujar. El aula se quedó en silencio.
Fabián dibujó un bombero, con su traje rojo y una manguera en la mano.
Pablo quería ser poeta. Le gustaba mucho leer y hacer rimas.
Karina siempre soñó con ser doctora. Entonces se dibujó en el papel con un delantal blanco atendiendo a un paciente.
Eleonora quería ser bailarina. Sobre un escenario color marrón se dibujo bailando, y mucha gente aplaudía.
Diego dibujó un futbolista que hacía un gol y toda la tribuna festejaba.
Florencia se dibujó dentro de un televisor. Se imaginaba siendo actriz.
Leo quería ser pintor. Sus colores sobre el papel formaban dibujos hermosos.
Débora se levantó de su asiento, y comenzó a caminar por el aula, mirando los dibujos de sus alumnos. Sus ojos brillaban como dos estrellas. Hasta que vio que Micaela no había comenzado a dibujar. Su hoja estaba en blanco.
-Mica, ¿qué pasa que no dibujas?
-Es que no sé qué quiero ser cuando sea grande.
-Podés ser muchas cosas: doctora, astronauta, científica, arquitecta. ¿Qué te gustaría hacer?
-Me gustaría... Ah... Ya sé –dijo mientras agarraba el lápiz negro.
...
A continuación encontrarán la mitad de un cuento, un cuento sin final. Todos aquellos que deseen escribir un final, y mandarmelo por mail (contaleadario@yahoo.com.ar), serán bien recibidos. De todos los finales que reciba, elegiré 5 para publicar en el blog. Los más lindos, los más creativos, los más graciosos. Los que más me gusten. Serán publicados con el nombre de su autor.
Así que, chicos de Nuestra Señora del Huerto, o de cualquier otra escuela que deseen participar, estaré esperando sus increíbles historias.
Un trabajo para cada uno
Débora, la maestra de 2° año, les dijo a los chicos de la clase que dibujaran qué querían ser cuando fuesen grandes.
Cada uno agarró sus lápices de colores, y empezó a dibujar. El aula se quedó en silencio.
Fabián dibujó un bombero, con su traje rojo y una manguera en la mano.
Pablo quería ser poeta. Le gustaba mucho leer y hacer rimas.
Karina siempre soñó con ser doctora. Entonces se dibujó en el papel con un delantal blanco atendiendo a un paciente.
Eleonora quería ser bailarina. Sobre un escenario color marrón se dibujo bailando, y mucha gente aplaudía.
Diego dibujó un futbolista que hacía un gol y toda la tribuna festejaba.
Florencia se dibujó dentro de un televisor. Se imaginaba siendo actriz.
Leo quería ser pintor. Sus colores sobre el papel formaban dibujos hermosos.
Débora se levantó de su asiento, y comenzó a caminar por el aula, mirando los dibujos de sus alumnos. Sus ojos brillaban como dos estrellas. Hasta que vio que Micaela no había comenzado a dibujar. Su hoja estaba en blanco.
-Mica, ¿qué pasa que no dibujas?
-Es que no sé qué quiero ser cuando sea grande.
-Podés ser muchas cosas: doctora, astronauta, científica, arquitecta. ¿Qué te gustaría hacer?
-Me gustaría... Ah... Ya sé –dijo mientras agarraba el lápiz negro.
...
viernes, 18 de septiembre de 2009
Una charla entre amigos
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