Nos tenemos que dar cuenta que a veces convidar puede tener sus beneficios... Les dejo un cuento, donde Gonzalo aprende que compartir es muy bueno.
saludos!
Encontrar el caramelo
Gonzalo era un poco goloso, y no le gustaba compartir sus golosinas. Un día Luciana lo descubrió en el recreo comiendo unos caramelos a escondidas del resto de sus compañeros.
–Gonza, ¿me das un caramelo? –preguntó la nena de largas trenzas.
Gonzalo, que tenía pocas ganas de convidarle, le dijo:
–Mejor ganátelo –anunció mientras se llevaba un caramelo y ambas manos detrás de su espalda.
El chico, con sus puños cerrados, colocó los brazos delante de los ojos de Luciana y le dijo: “¿En qué mano tengo el caramelo?”. Pero la nena vio que Gonzalo había dejado caer el caramelo detrás de él. ¡Había hecho trampa! Y sabía que si decía cualquier mano, iba a perder. Entonces pensó un rato, y le contestó:
–Hagamos al revés. Si descubro cuál mano está vacía me quedo con el caramelo. Es lo mismo, ¿no? –dijo la nena con una sonrisa, porque sabía que ambas manos estaban vacías.
–Si... Es lo mismo... –contestó el nene, mientras entendía lo que sucedía.
–Entonces elijo la derecha –respondió ella muy contenta.
Gonzalo abrió su mano y nada había allí. Sólo una mano vacía.
Gonzalo le dio un caramelo a Luciana, y ella lo sorprendió regalándole un chupetín. Ese día, Gonzalo se dio cuenta que quién da también recibe.
martes, 15 de septiembre de 2009
martes, 8 de septiembre de 2009
Cuatro Estaciones
Les traigo un nuevo cuento. Saludos...
CUATRO ESTACIONES
Si nadie te dio la bienvenida, te la doy yo. ¡BIENVENIDO! Sos uno de los miles y miles de pasajeros que viajan en este tren, de asientos cómodos, largos vagones, y con una locomotora que no deja de echar humo. Las vías forman un círculo muy grande, y siempre volvemos a empezar el viaje. En el recorrido de este extraño tren encontrarás cuatro estaciones, muy diferentes entre sí. A veces el tren se retrasa un poco, pero siempre llega. Los nombres de las 4 estaciones los debés conocer.
En la primera estación, el sol brilla con mucha fuerza y nos calienta todo el tiempo. Es la estación más linda, porque cuando llegamos allí tenemos la posibilidad de descansar un montón. Pero pronto debemos subir y continuar con el viaje. La siguiente estación nos espera con el cielo gris. Las hojas de los árboles comienzan a caer, y el frío se empieza a sentir. Luego llegamos a la estación más lluviosa y fría del recorrido. El agua no deja de caer, y muchas veces el viento es tan fuerte que mueve los árboles de aquí para allá. Los guantes y la bufanda son ideales cuando llegamos a esta estación. ¡A veces hasta podemos ver nevar! Pero el tren no se queda allí mucho tiempo, porque debe continuar viajando. La última estación tiene un suave aroma y variados colores. Son las flores que perfuman y adornan el lugar. Es una estación muy linda, porque el sol empieza a asomar. Me imagino que ya conoces el tren, y sus cuatro estaciones. ¡Son el verano, el otoño, el invierno y la primavera, y el tren es el año! Bienvenido a este viaje, que llega a cada estación el día 21. ¡TODOS A BORDO!, y el tren inicia otra vez su viaje.
CUATRO ESTACIONES
Si nadie te dio la bienvenida, te la doy yo. ¡BIENVENIDO! Sos uno de los miles y miles de pasajeros que viajan en este tren, de asientos cómodos, largos vagones, y con una locomotora que no deja de echar humo. Las vías forman un círculo muy grande, y siempre volvemos a empezar el viaje. En el recorrido de este extraño tren encontrarás cuatro estaciones, muy diferentes entre sí. A veces el tren se retrasa un poco, pero siempre llega. Los nombres de las 4 estaciones los debés conocer.
En la primera estación, el sol brilla con mucha fuerza y nos calienta todo el tiempo. Es la estación más linda, porque cuando llegamos allí tenemos la posibilidad de descansar un montón. Pero pronto debemos subir y continuar con el viaje. La siguiente estación nos espera con el cielo gris. Las hojas de los árboles comienzan a caer, y el frío se empieza a sentir. Luego llegamos a la estación más lluviosa y fría del recorrido. El agua no deja de caer, y muchas veces el viento es tan fuerte que mueve los árboles de aquí para allá. Los guantes y la bufanda son ideales cuando llegamos a esta estación. ¡A veces hasta podemos ver nevar! Pero el tren no se queda allí mucho tiempo, porque debe continuar viajando. La última estación tiene un suave aroma y variados colores. Son las flores que perfuman y adornan el lugar. Es una estación muy linda, porque el sol empieza a asomar. Me imagino que ya conoces el tren, y sus cuatro estaciones. ¡Son el verano, el otoño, el invierno y la primavera, y el tren es el año! Bienvenido a este viaje, que llega a cada estación el día 21. ¡TODOS A BORDO!, y el tren inicia otra vez su viaje.
jueves, 3 de septiembre de 2009
ciencia ficción para chicos II
Este cuento está dedicado a los chicos de la escuela "Nuestra Señora del Huerto", de Rosario. Por sus lindos comentarios; por los increíbles finales propuestos para mis cuentos; por el entusiasmo, y por visitarme tan seguido... Un nuevo cuento de ciencia Ficción para chicos.
saludos!!
TECNOLOGÍA OBSOLETA
TZQ2 abrió sus metálicos ojos, luego de recargar su batería toda la noche y se dirigió al cuarto principal a lubricar sus articulaciones con un poco de aceite. Vivía solo en un pequeño departamento sobre la calle principal.
TZQ2 se dirigió a un panel en la pared, lleno de botones, y oprimió el que tenía un número 113. De un pequeño agujero en el suelo, apareció un hombre, de pelo morocho, con los ojos cerrados y vestido de color plateado. Cuando abrió la boca, comenzó a cantar. De sus labios salió una dulce melodía que cubrió toda la habitación. TZQ2 oprimió algunos botones del panel, y el hombre inició una nueva canción. Luego otra, y otra más. El robot oprimió el número 61, y un nuevo hombre asomó por una de las paredes, también con los ojos cerrados y vestido de plateado. Con sus manos, roció al robot con un frasco lleno de aceite. Y luego le arrojó otro poco por la abertura que parecía una boca. TZQ2 oprimió un nuevo botón y el hombre desapareció por donde había llegado. El robot se acercó a la ventana y miró a través de ella. Afuera otros robots caminaban por la calle, saltaban a la soga, limpiaban vidrios y conducían carretas tiradas por humanos. Algunos humanos estaban parados en la calle, sosteniendo carteles con extraños símbolos. Las carretas se movían, pero cuando los humanos cambiaban de señales, algunas se detenían, y las que se encontraban detenidas, avanzaban. En el jardín de la casa frente al edificio de TZQ2, un robot sostenía de los pies a un hombre que con sus manos cortaba el césped. TZQ2, volvió su mirada dentro del departamento, oprimió un nuevo botón, y otro hombre apareció desde el suelo, esta vez en cuclillas. Luego de unos segundos, el hombre desplegó sus brazos, y estiró un frasco con aceite.
–Bien caliente –dijo TZQ2 luego de tomarlo con sus tenazas.
La música seguía sonando en la habitación.
Un extraño pitido se hizo presente, y el robot oprimió el número 275 de la botonera sobre la pared. Un nuevo hombre apareció haciendo el extraño sonido con su boca. TZQ2 se acercó y el sonido se detuvo.
–Hola. ¿Quién habla? –dijo con voz tranquila mirando el rostro del humano.
–TZQ2, habla TXC44. ¿Te encuentras bien? –se escuchó a través de los labios del hombre.
–Si, jefe. Sólo tengo un poco de fricción en las extremidades inferiores. Nada que no se solucione con aceite caliente.
TXC44 rió a través del hombre indiferente.
–Está bien. No es necesario que vengas a trabajar. Tuvimos que cerrar la fábrica hoy porque seis hombres se descompusieron…, y sabes el tiempo que nos lleva repararlos. Tienen estructuras internas muy frágiles.
–Ok, jefe. Entiendo. Le agradezco el aviso. Nos vemos mañana.
TZQ2 oprimió el botón 275 nuevamente y el hombre regresó al agujero de la pared. La música comenzó a repetirse sin cesar. Una y otra vez, la misma estrofa. TZQ2 se acercó al hombre que cantaba, y comenzó a golpearlo en la cabeza. Dos, tres, cuatro golpes.
En otro tiempo, Martín en su cuarto, escuchaba música. El CD comenzó a fallar y la música no dejaba de repetirse. Se acercó y golpeó al equipo de audio. Una, dos, tres veces. Hasta que comenzó a funcionar nuevamente. Tecnología obsoleta, pensó, y se recostó en su cama.
Si queres conocer más historias de la ciencia ficción para chicos, lee estos cuentos:
saludos!!
TECNOLOGÍA OBSOLETA
TZQ2 abrió sus metálicos ojos, luego de recargar su batería toda la noche y se dirigió al cuarto principal a lubricar sus articulaciones con un poco de aceite. Vivía solo en un pequeño departamento sobre la calle principal.
TZQ2 se dirigió a un panel en la pared, lleno de botones, y oprimió el que tenía un número 113. De un pequeño agujero en el suelo, apareció un hombre, de pelo morocho, con los ojos cerrados y vestido de color plateado. Cuando abrió la boca, comenzó a cantar. De sus labios salió una dulce melodía que cubrió toda la habitación. TZQ2 oprimió algunos botones del panel, y el hombre inició una nueva canción. Luego otra, y otra más. El robot oprimió el número 61, y un nuevo hombre asomó por una de las paredes, también con los ojos cerrados y vestido de plateado. Con sus manos, roció al robot con un frasco lleno de aceite. Y luego le arrojó otro poco por la abertura que parecía una boca. TZQ2 oprimió un nuevo botón y el hombre desapareció por donde había llegado. El robot se acercó a la ventana y miró a través de ella. Afuera otros robots caminaban por la calle, saltaban a la soga, limpiaban vidrios y conducían carretas tiradas por humanos. Algunos humanos estaban parados en la calle, sosteniendo carteles con extraños símbolos. Las carretas se movían, pero cuando los humanos cambiaban de señales, algunas se detenían, y las que se encontraban detenidas, avanzaban. En el jardín de la casa frente al edificio de TZQ2, un robot sostenía de los pies a un hombre que con sus manos cortaba el césped. TZQ2, volvió su mirada dentro del departamento, oprimió un nuevo botón, y otro hombre apareció desde el suelo, esta vez en cuclillas. Luego de unos segundos, el hombre desplegó sus brazos, y estiró un frasco con aceite.
–Bien caliente –dijo TZQ2 luego de tomarlo con sus tenazas.
La música seguía sonando en la habitación.
Un extraño pitido se hizo presente, y el robot oprimió el número 275 de la botonera sobre la pared. Un nuevo hombre apareció haciendo el extraño sonido con su boca. TZQ2 se acercó y el sonido se detuvo.
–Hola. ¿Quién habla? –dijo con voz tranquila mirando el rostro del humano.
–TZQ2, habla TXC44. ¿Te encuentras bien? –se escuchó a través de los labios del hombre.
–Si, jefe. Sólo tengo un poco de fricción en las extremidades inferiores. Nada que no se solucione con aceite caliente.
TXC44 rió a través del hombre indiferente.
–Está bien. No es necesario que vengas a trabajar. Tuvimos que cerrar la fábrica hoy porque seis hombres se descompusieron…, y sabes el tiempo que nos lleva repararlos. Tienen estructuras internas muy frágiles.
–Ok, jefe. Entiendo. Le agradezco el aviso. Nos vemos mañana.
TZQ2 oprimió el botón 275 nuevamente y el hombre regresó al agujero de la pared. La música comenzó a repetirse sin cesar. Una y otra vez, la misma estrofa. TZQ2 se acercó al hombre que cantaba, y comenzó a golpearlo en la cabeza. Dos, tres, cuatro golpes.
En otro tiempo, Martín en su cuarto, escuchaba música. El CD comenzó a fallar y la música no dejaba de repetirse. Se acercó y golpeó al equipo de audio. Una, dos, tres veces. Hasta que comenzó a funcionar nuevamente. Tecnología obsoleta, pensó, y se recostó en su cama.
Si queres conocer más historias de la ciencia ficción para chicos, lee estos cuentos:
martes, 1 de septiembre de 2009
Nuevo Vecino
Les traigo un nuevo cuento para comenzar el mes. Esos cuentos que nos hacen pensar un poco más en el barrio que vivimos. Saludos!
Nuevo Vecino
Era un Domingo a la mañana. Me acuerdo porque estaba sentada en la vereda, jugando con una de mis muñecas. De pronto apareció un enorme camión de mudanzas, de color rojo y blanco. Había doblado en la cuadra de mi casa y estaba avanzando sobre la calle, cuando se detuvo exactamente frente a mí. Era como si el camión me mirara. Me levanté y entré corriendo a mi casa.
-¡Mamá, mamá, alguien se muda! –empecé a gritar como una loca.
Mi mamá, que ya sabía de qué se trataba, me dijo:
-Si, Solcito. Son los nuevos vecinos. Se mudan acá enfrente.
Dejé mi muñeca y corrí a la calle. Le toqué el timbre a Mariana para contarle la noticia. Ella vive junto a mi casa. Cuando mi amiga salió, me preguntó:
-¿Qué pasa, Sol?
Entonces le conté. Su boca se abrió del tamaño de una sandía. Las dos corrimos a contarle a Julián, que vivía en la esquina. Él también se asombró muchísimo. Nos separamos y cada uno fue a contar a todas las casas del barrio lo que pasaba. En pocos minutos, todos los chicos del barrio estabamos en la vereda de mi casa, mirando el gran camión de mudanzas.
Algunos chicos decían que era una pareja de recién casados los que se estaban mudando. Otros aseguraban que eran dos ancianos que querían vivir en un barrio tranquilo. Y otros, que sería una familia con muchos hijos. Pero lo cierto era que nadie sabía quién ocuparía esa casa.
Sin que nos diéramos cuanta, apareció un auto color azul, y se estacionó detrás del gran camión. Cuando lo vimos, todos empezamos a murmurar. Del auto bajó una señora con una enorme panza de embarazada. Luego apareció un hombre con un bigote muy grande y gracioso. Y nadie más bajó del auto. Todos esperábamos ver bajar a un nene o a una nena, pero eso nunca pasó.
Varios hombres comenzaron a bajar las cosas del camión, y nosotros nos quedamos viendo. Había pasado como una hora desde que todos nos habíamos reunido. Cuando el camión se fue, pudimos ver el cartel que habían colocado en la puerta de la casa: “Clases de Violín”.
Sí. A mi barrio se había mudado un músico. Jorge, que es el profesor, comenzó a darle clases a casi todos los chicos del barrio. Y a mí también. Todas las noches, cuando nos acostamos, Jorge toca su violín desde su casa. Y eso hace más hermoso a mi barrio.
Nuevo Vecino
Era un Domingo a la mañana. Me acuerdo porque estaba sentada en la vereda, jugando con una de mis muñecas. De pronto apareció un enorme camión de mudanzas, de color rojo y blanco. Había doblado en la cuadra de mi casa y estaba avanzando sobre la calle, cuando se detuvo exactamente frente a mí. Era como si el camión me mirara. Me levanté y entré corriendo a mi casa.
-¡Mamá, mamá, alguien se muda! –empecé a gritar como una loca.
Mi mamá, que ya sabía de qué se trataba, me dijo:
-Si, Solcito. Son los nuevos vecinos. Se mudan acá enfrente.
Dejé mi muñeca y corrí a la calle. Le toqué el timbre a Mariana para contarle la noticia. Ella vive junto a mi casa. Cuando mi amiga salió, me preguntó:
-¿Qué pasa, Sol?
Entonces le conté. Su boca se abrió del tamaño de una sandía. Las dos corrimos a contarle a Julián, que vivía en la esquina. Él también se asombró muchísimo. Nos separamos y cada uno fue a contar a todas las casas del barrio lo que pasaba. En pocos minutos, todos los chicos del barrio estabamos en la vereda de mi casa, mirando el gran camión de mudanzas.
Algunos chicos decían que era una pareja de recién casados los que se estaban mudando. Otros aseguraban que eran dos ancianos que querían vivir en un barrio tranquilo. Y otros, que sería una familia con muchos hijos. Pero lo cierto era que nadie sabía quién ocuparía esa casa.
Sin que nos diéramos cuanta, apareció un auto color azul, y se estacionó detrás del gran camión. Cuando lo vimos, todos empezamos a murmurar. Del auto bajó una señora con una enorme panza de embarazada. Luego apareció un hombre con un bigote muy grande y gracioso. Y nadie más bajó del auto. Todos esperábamos ver bajar a un nene o a una nena, pero eso nunca pasó.
Varios hombres comenzaron a bajar las cosas del camión, y nosotros nos quedamos viendo. Había pasado como una hora desde que todos nos habíamos reunido. Cuando el camión se fue, pudimos ver el cartel que habían colocado en la puerta de la casa: “Clases de Violín”.
Sí. A mi barrio se había mudado un músico. Jorge, que es el profesor, comenzó a darle clases a casi todos los chicos del barrio. Y a mí también. Todas las noches, cuando nos acostamos, Jorge toca su violín desde su casa. Y eso hace más hermoso a mi barrio.
sábado, 29 de agosto de 2009
Discusión entre árboles
Un cuento que narra la discusión entre dos árboles, sobre quién es mejor y qué puede hacer cada uno. Que lo disfruten. saludos!
DISCUSIÓN ENTRE ÁRBOLES
Un eucalipto y un ombú fueron plantados el mismo día, uno muy cerca del otro. Con el paso de las semanas, dos brotes comenzaron a asomarse. El ombú crecía despacio, sin apuro, mientras el eucalipto se extendía hacia el cielo. Su tronco crecía sin cesar, y de él se desprendían ramas por doquier. Mientras tanto, el ombú lo veía alejarse del suelo, cada vez más alto.
Un día, el eucalipto decidió hablarle a su compañero.
–Querido ombú, me extraña que no crezcas como lo hago yo. ¿Tienes miedo a las alturas? ¿No quieres ver el mundo desde lo alto?
–Me encantaría, amigo eucalipto, pero creo que lo importante no es llegar tan arriba, sino mantenerse y ser feliz donde uno está. Le pregunto, ¿sus raíces son suficientemente fuertes?
–Jajaja –rió el gran árbol–. No necesito de mis raíces. Al llegar tan alto, casi tocando el sol, sus rayos me ayudan a alimentarme, y las pocas raíces que tengo toman algunos minerales de la tierra. Yo no necesito raíces fuertes. Además, ¿quién mira las raíces? Todo hombre que pasa por aquí, mira mi magnificencia, mi altura. En usted no encuentra nada atractivo.
–Está muy equivocado. Mis raíces y mi tronco grueso son muy atractivos. Y me ayudan a sostenerme, a mantenerme en pie.
–No necesito nada de eso. Creceré y creceré, hasta verlo a usted tan pequeño como una hormiga –dijo el eucalipto con voz fuerte, ya que cada vez estaba más lejos del pequeño y bajo ombú.
Pasaron varios días, y mientras el ombú fortalecía sus raíces, el eucalipto no dejaba de estirarse. Pero una tarde, el cielo se llenó de nubes negras, espesas nubes que anunciaban una gran tormenta. El aguacero se hizo intenso, pero eso no preocupó a ninguno de los dos árboles. Sin embargo, la lluvia llegó acompañada de fuertes vientos, vientos tan potentes que movían al eucalipto de aquí para allá. Mientras el ombú se mantenía firme en su lugar, el eucalipto comenzó a desprenderse del suelo. Sus delgadas y débiles raíces no le permitieron sostenerse en pie, y cayó. Cayó muy adolorido en el césped. Cuando el temporal se detuvo, el árbol que se había preocupado por crecer muy alto, se dio cuenta que el ombú seguía firme y resistente. Entonces comprendió que es importante crecer, pero también mantenerse firme para poder soportar todos los problemas que pueden llegar. No importa sólo lo que los otros ven, sino también lo que nos da fuerza para mantenernos en pie, como las raíces del árbol.
DISCUSIÓN ENTRE ÁRBOLES
Un eucalipto y un ombú fueron plantados el mismo día, uno muy cerca del otro. Con el paso de las semanas, dos brotes comenzaron a asomarse. El ombú crecía despacio, sin apuro, mientras el eucalipto se extendía hacia el cielo. Su tronco crecía sin cesar, y de él se desprendían ramas por doquier. Mientras tanto, el ombú lo veía alejarse del suelo, cada vez más alto.
Un día, el eucalipto decidió hablarle a su compañero.
–Querido ombú, me extraña que no crezcas como lo hago yo. ¿Tienes miedo a las alturas? ¿No quieres ver el mundo desde lo alto?
–Me encantaría, amigo eucalipto, pero creo que lo importante no es llegar tan arriba, sino mantenerse y ser feliz donde uno está. Le pregunto, ¿sus raíces son suficientemente fuertes?
–Jajaja –rió el gran árbol–. No necesito de mis raíces. Al llegar tan alto, casi tocando el sol, sus rayos me ayudan a alimentarme, y las pocas raíces que tengo toman algunos minerales de la tierra. Yo no necesito raíces fuertes. Además, ¿quién mira las raíces? Todo hombre que pasa por aquí, mira mi magnificencia, mi altura. En usted no encuentra nada atractivo.
–Está muy equivocado. Mis raíces y mi tronco grueso son muy atractivos. Y me ayudan a sostenerme, a mantenerme en pie.
–No necesito nada de eso. Creceré y creceré, hasta verlo a usted tan pequeño como una hormiga –dijo el eucalipto con voz fuerte, ya que cada vez estaba más lejos del pequeño y bajo ombú.
Pasaron varios días, y mientras el ombú fortalecía sus raíces, el eucalipto no dejaba de estirarse. Pero una tarde, el cielo se llenó de nubes negras, espesas nubes que anunciaban una gran tormenta. El aguacero se hizo intenso, pero eso no preocupó a ninguno de los dos árboles. Sin embargo, la lluvia llegó acompañada de fuertes vientos, vientos tan potentes que movían al eucalipto de aquí para allá. Mientras el ombú se mantenía firme en su lugar, el eucalipto comenzó a desprenderse del suelo. Sus delgadas y débiles raíces no le permitieron sostenerse en pie, y cayó. Cayó muy adolorido en el césped. Cuando el temporal se detuvo, el árbol que se había preocupado por crecer muy alto, se dio cuenta que el ombú seguía firme y resistente. Entonces comprendió que es importante crecer, pero también mantenerse firme para poder soportar todos los problemas que pueden llegar. No importa sólo lo que los otros ven, sino también lo que nos da fuerza para mantenernos en pie, como las raíces del árbol.
sábado, 22 de agosto de 2009
Vista de Lince
He aquí, un nuevo cuento. Una editorial me había pedido un cuento sobre aceptarse a si mismo, tal cual somos. Y surgió este cuento. Espero lo disfruten.
saludos
VISTA DE LINCE
Todos sabemos, y para los que no lo sabían, se los cuento, que los linces tienen una vista fabulosa. Pueden ver a la lejanía, cualquier cosa. Pero en esta historia, Linceo, el lince tiene un pequeño problema en la vista: Es miope. Cada día cuando se levantaba, se tropezaba mínimo tres veces con su cama, dos con su escritorio, y cuatro con la mesa de la cocina. ¡Linceo veía poco y nada! Estaba cansado de golpearse y golpearse y de perderse por no ver dónde estaba. Entonces tomó una decisión: Pidió ayuda.
Linceo golpeó la puerta del búho, en el bosque donde vivía, y le explicó el problema que tenía. El ave escuchó con mucha atención, y cuando el felino terminó su relato, el búho le pidió que aguardara un rato, porque él tenía una respuesta.
El ave apareció nuevamente en la habitación, con un par de anteojos. Linceo lo miró extrañado y le dijo que él no podía usar lentes… ¡Que un Lince no podía usar anteojos!
–Esta es la mejor solución. Podrás ver de cerca y de lejos; lo grande y lo pequeño; lo lindo y lo feo. Podrás ver todo lo que antes te perdías.
El lince dudó unos segundos, miró intrigado los anteojos y se los probó. Entendió que usar lentes no era tan malo. Y así termina la historia del único lince que no veía nada, y comienza la historia de Linceo, el lince que todo veía.
saludos
VISTA DE LINCE
Todos sabemos, y para los que no lo sabían, se los cuento, que los linces tienen una vista fabulosa. Pueden ver a la lejanía, cualquier cosa. Pero en esta historia, Linceo, el lince tiene un pequeño problema en la vista: Es miope. Cada día cuando se levantaba, se tropezaba mínimo tres veces con su cama, dos con su escritorio, y cuatro con la mesa de la cocina. ¡Linceo veía poco y nada! Estaba cansado de golpearse y golpearse y de perderse por no ver dónde estaba. Entonces tomó una decisión: Pidió ayuda.
Linceo golpeó la puerta del búho, en el bosque donde vivía, y le explicó el problema que tenía. El ave escuchó con mucha atención, y cuando el felino terminó su relato, el búho le pidió que aguardara un rato, porque él tenía una respuesta.
El ave apareció nuevamente en la habitación, con un par de anteojos. Linceo lo miró extrañado y le dijo que él no podía usar lentes… ¡Que un Lince no podía usar anteojos!
–Esta es la mejor solución. Podrás ver de cerca y de lejos; lo grande y lo pequeño; lo lindo y lo feo. Podrás ver todo lo que antes te perdías.
El lince dudó unos segundos, miró intrigado los anteojos y se los probó. Entendió que usar lentes no era tan malo. Y así termina la historia del único lince que no veía nada, y comienza la historia de Linceo, el lince que todo veía.
sábado, 15 de agosto de 2009
ciencia ficción para chicos
Les traigo un nuevo cuento, publicado en el mes de julio de este año, en la revista de Segundo Ciclo de Ediba. Algo nuevo. Quise probar el género de ciencia ficción para chicos. Salió algo bueno. Si gusta, subiré otros del mismo estilo.
Espero lo disfruten. Saludos!!
Energía Humana
Con el cielo aún oscuro, Coxlit despertó en su cama, luego de un corto descanso. Aún no amanecía, ni lo iba a hacer: el sol hacía años que no salía. La gente del año 2.218 no conocía el sol. Sin un rayo de luz —ni natural ni artificial— que lo guiara, el hombre se puso de pie y se dirigió a la cocina. Tomó el calentador eléctrico y miró en su interior. Un poco de agua, suficiente para un café, pensó. Lo enchufó a la pared y salió. Pasó juntó al televisor, a la computadora, al microondas, todo sin funcionar. Ni siquiera los miró, les fue indiferente, como si supiera que esos aparatos dependían de él para poder ser usados.
Llegó a un cuarto pequeño, ya con sus ojos acostumbrados a la oscuridad. Tan sólo una bicicleta fija, pero que estaba conectada a un gran dispositivo negro, el cual estaba enchufado a la pared. El hombre respiró, se desperezó y se subió al aparato. Pedaleó. Fuerte, rápido, sin detenerse. Pedaleó durante quince minutos, durante veinte, y recién luego de media hora de pedalear, de pronto las luces se encendieron. Toda la casa se iluminó: cuartos, cocina, dormitorio. El televisor comenzó a mostrar imágenes de noticieros. El microondas mostró su reloj parpadeante. La computadora arrancó y por los parlantes comenzó a salir música. Sin embargo, Coxlit continuó pedaleando. Lo hizo tres horas más, sin detenerse. Una vez agotado, y con la tarea cumplida, se bajó de la bicicleta. Ahora podía ver. Luz al fin, pensó. Y salió del cuarto.
Por el televisor se escuchó a una reportera que decía: “Continúa la tarea para potabilizar las aguas estancadas. En una labor increíble, las autoridades de cada país buscan nuevas formas de conseguir agua potable, ya que las reservas en ríos, lagos, lagunas, y todo tipo de acumulación de agua ha sido agotada luego del desperdicio y abuso por parte de los hombres durante años. En otras noticias, hoy se cumplen doscientos años de la creación de la Bicicloenergía, forma de suministrar energía a través de una bicicleta fija en el hogar. El agua ha dejado de ser fuente de energía, al igual que el sol debido a la polución y la contaminación ambiental, y por eso cada ser humano debe producir la energía que necesite para vivir…”
Coxlit entró a la cocina, encendió el calentador eléctrico, y después de tres minutos, tenía su agua caliente para el café. Un desayuno prometedor, se dijo a si mismo, y sonrió. Miró el medidor de energía de su casa: estaba al máximo, le alcanzaría para el resto del día.
Si años atrás se hubieran preservado los recursos naturales, Coxlit seguiría usando su bicicleta, pero sólo para hacer gimnasia.
Si queres conocer más historias de la ciencia ficción para chicos, lee estos cuentos:
Ciencia Ficción VII
Espero lo disfruten. Saludos!!
Energía Humana
Con el cielo aún oscuro, Coxlit despertó en su cama, luego de un corto descanso. Aún no amanecía, ni lo iba a hacer: el sol hacía años que no salía. La gente del año 2.218 no conocía el sol. Sin un rayo de luz —ni natural ni artificial— que lo guiara, el hombre se puso de pie y se dirigió a la cocina. Tomó el calentador eléctrico y miró en su interior. Un poco de agua, suficiente para un café, pensó. Lo enchufó a la pared y salió. Pasó juntó al televisor, a la computadora, al microondas, todo sin funcionar. Ni siquiera los miró, les fue indiferente, como si supiera que esos aparatos dependían de él para poder ser usados.
Llegó a un cuarto pequeño, ya con sus ojos acostumbrados a la oscuridad. Tan sólo una bicicleta fija, pero que estaba conectada a un gran dispositivo negro, el cual estaba enchufado a la pared. El hombre respiró, se desperezó y se subió al aparato. Pedaleó. Fuerte, rápido, sin detenerse. Pedaleó durante quince minutos, durante veinte, y recién luego de media hora de pedalear, de pronto las luces se encendieron. Toda la casa se iluminó: cuartos, cocina, dormitorio. El televisor comenzó a mostrar imágenes de noticieros. El microondas mostró su reloj parpadeante. La computadora arrancó y por los parlantes comenzó a salir música. Sin embargo, Coxlit continuó pedaleando. Lo hizo tres horas más, sin detenerse. Una vez agotado, y con la tarea cumplida, se bajó de la bicicleta. Ahora podía ver. Luz al fin, pensó. Y salió del cuarto.
Por el televisor se escuchó a una reportera que decía: “Continúa la tarea para potabilizar las aguas estancadas. En una labor increíble, las autoridades de cada país buscan nuevas formas de conseguir agua potable, ya que las reservas en ríos, lagos, lagunas, y todo tipo de acumulación de agua ha sido agotada luego del desperdicio y abuso por parte de los hombres durante años. En otras noticias, hoy se cumplen doscientos años de la creación de la Bicicloenergía, forma de suministrar energía a través de una bicicleta fija en el hogar. El agua ha dejado de ser fuente de energía, al igual que el sol debido a la polución y la contaminación ambiental, y por eso cada ser humano debe producir la energía que necesite para vivir…”
Coxlit entró a la cocina, encendió el calentador eléctrico, y después de tres minutos, tenía su agua caliente para el café. Un desayuno prometedor, se dijo a si mismo, y sonrió. Miró el medidor de energía de su casa: estaba al máximo, le alcanzaría para el resto del día.
Si años atrás se hubieran preservado los recursos naturales, Coxlit seguiría usando su bicicleta, pero sólo para hacer gimnasia.
Si queres conocer más historias de la ciencia ficción para chicos, lee estos cuentos:
domingo, 9 de agosto de 2009
FELIZ DÍA
En este día, quería regalarles un cuento. Un cuento inédito que escribí hace un tiempo. Para que los chicos se sientan un poco más grandes, y para que los grandes recuerden cuando eran chicos. Feliz día!!
Ahora que sé leer
Desde que nací, todas las noches mi mamá me cuenta un cuento. Yo elijo un libro y ella me lee historias sobre astronautas que recorren planetas, sobre princesas y dragones, sobre vaqueros del Oeste.
Todas las noches escucho con mucha atención cada historia que mi mamá me cuenta, antes de quedarme dormido. Una vez pensé que se iban a terminar los libros, y que mi mamá no me iba a contar más cuentos. Pero siempre hay un cuento para leer, me dijo ella.
Ayer mi mamá estaba enferma, tenía tos y no podía levantarse de la cama. Me di cuenta que no iba a poder contarme un cuento. Entonces se me ocurrió una idea. Entré a su cuarto con uno de mis libros en la mano. Le sonreí y empecé a leer: "Había una vez en un planeta lejano…"
Ahora que sé leer, yo también le cuento historias.
Ahora que sé leer
Desde que nací, todas las noches mi mamá me cuenta un cuento. Yo elijo un libro y ella me lee historias sobre astronautas que recorren planetas, sobre princesas y dragones, sobre vaqueros del Oeste.
Todas las noches escucho con mucha atención cada historia que mi mamá me cuenta, antes de quedarme dormido. Una vez pensé que se iban a terminar los libros, y que mi mamá no me iba a contar más cuentos. Pero siempre hay un cuento para leer, me dijo ella.
Ayer mi mamá estaba enferma, tenía tos y no podía levantarse de la cama. Me di cuenta que no iba a poder contarme un cuento. Entonces se me ocurrió una idea. Entré a su cuarto con uno de mis libros en la mano. Le sonreí y empecé a leer: "Había una vez en un planeta lejano…"
Ahora que sé leer, yo también le cuento historias.
sábado, 8 de agosto de 2009
jueves, 6 de agosto de 2009
Los Oficios II
Segunda parte de las rimas sobre los oficios.
Si se te ocurren oficios que no estén aquí, decímelos, y trateré de crear nuevas rimas. saludos!!
Soy Maestra
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Tiza blanca y borrador, uso para enseñar mejor.
La escuela es mi segundo hogar, y lo que más me gusta es educar.
Los números y las letras vas a aprender, también la historia vas a conocer.
Los chicos son mi alegría, y voy feliz al colegio cada día.
Soy Veterinario
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Cuando un animal está sufriendo, lo traen a mi consultorio corriendo.
Ladren, maúllen, cacareen o relinchen, yo los curo y no hacen más berrinche.
Con paciencia y mucho amor, trato de que se sientan mejor.
Tener una mascota es mucha responsabilidad y hay que quererla de verdad.
Soy Panadera
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
A la mañana empiezo a cocinar, para tu desayuno preparar.
Vendo facturas con dulce de leche y crema, y si se acaban es un problema.
El aroma del pan recién horneado, te tienta a dar un bocado.
Podes comprarme tortas y masitas para cuando tenés visitas.
Soy Verdulero
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Entre zanahorias, pepinos y tomates, trabajo tomando mate.
Las señoras que preparan ensalada, vienen a comprar muy entusiasmadas.
Peso de todo en mi balanza, menos mi gran panza.
En tu barrio me podés encontrar, vendo verduras sin dudar.
Si se te ocurren oficios que no estén aquí, decímelos, y trateré de crear nuevas rimas. saludos!!
Soy Maestra
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Tiza blanca y borrador, uso para enseñar mejor.
La escuela es mi segundo hogar, y lo que más me gusta es educar.
Los números y las letras vas a aprender, también la historia vas a conocer.
Los chicos son mi alegría, y voy feliz al colegio cada día.
Soy Veterinario
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Cuando un animal está sufriendo, lo traen a mi consultorio corriendo.
Ladren, maúllen, cacareen o relinchen, yo los curo y no hacen más berrinche.
Con paciencia y mucho amor, trato de que se sientan mejor.
Tener una mascota es mucha responsabilidad y hay que quererla de verdad.
Soy Panadera
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
A la mañana empiezo a cocinar, para tu desayuno preparar.
Vendo facturas con dulce de leche y crema, y si se acaban es un problema.
El aroma del pan recién horneado, te tienta a dar un bocado.
Podes comprarme tortas y masitas para cuando tenés visitas.
Soy Verdulero
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Entre zanahorias, pepinos y tomates, trabajo tomando mate.
Las señoras que preparan ensalada, vienen a comprar muy entusiasmadas.
Peso de todo en mi balanza, menos mi gran panza.
En tu barrio me podés encontrar, vendo verduras sin dudar.
viernes, 31 de julio de 2009
Los Oficios I
Les traigo unas rimas que armé para uno de los libros escolares de Ediba. Esta es la primera entrega. El resto, en unos días. Saludos!!
Soy Carpintero
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Con el martillo y unos clavos, puedo hacer lindos regalos.
Un trozo de madera y un serrucho, me alcanzan para mucho.
A los tornillos los hago girar, y con la pinza puedo trabajar.
Yo armo muchos muebles en mi taller, y todos los quieren tener.
Soy Bombero
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Corro y corro para apagar el fuego, y lo apago cuando llego.
Voy en un camión con sirena, y cuando vamos por la calle muy fuerte suena.
Un chorro de agua sale de la manguera, y del fuego nada queda.
Los incendios tengo que apagar, para muchas vidas salvar.
Soy Doctora
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
A muchos pacientes debo ayudar, darles remedios para que se puedan curar.
Atiendo a grandes y a chicos, les doy jarabes feos y ricos.
Pero las personas deben cuidarse, para evitar enfermarse.
Trabajo todos los días en un hospital, usando guantes y un blanco delantal.
Soy Actor
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Es muy lindo ser famoso, actuar en la tele es grandioso.
Me gusta firmar autógrafos a la gente y sacarme fotos sonrientes.
En el cine o el teatro, te entretengo un rato.
Tengo muchos admiradores, y también amigos actores.
Soy Carpintero
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Con el martillo y unos clavos, puedo hacer lindos regalos.
Un trozo de madera y un serrucho, me alcanzan para mucho.
A los tornillos los hago girar, y con la pinza puedo trabajar.
Yo armo muchos muebles en mi taller, y todos los quieren tener.
Soy Bombero
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Corro y corro para apagar el fuego, y lo apago cuando llego.
Voy en un camión con sirena, y cuando vamos por la calle muy fuerte suena.
Un chorro de agua sale de la manguera, y del fuego nada queda.
Los incendios tengo que apagar, para muchas vidas salvar.
Soy Doctora
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
A muchos pacientes debo ayudar, darles remedios para que se puedan curar.
Atiendo a grandes y a chicos, les doy jarabes feos y ricos.
Pero las personas deben cuidarse, para evitar enfermarse.
Trabajo todos los días en un hospital, usando guantes y un blanco delantal.
Soy Actor
Muchos oficios podés encontrar, pero hay uno que te va a gustar.
Es muy lindo ser famoso, actuar en la tele es grandioso.
Me gusta firmar autógrafos a la gente y sacarme fotos sonrientes.
En el cine o el teatro, te entretengo un rato.
Tengo muchos admiradores, y también amigos actores.
domingo, 26 de julio de 2009
Cuando Contamos Chistes II
viernes, 24 de julio de 2009
Cuidemos el medio ambiente
miércoles, 22 de julio de 2009
Una mirada distinta
Hace varios años, encontré en internet esta imagen. Siempre me fascinaron las ilusiones ópticas. Y esta no quedaba afuera. Entonces se me ocurrió escribir un cuento con este dibujo. Con el caballo y la rana. El cuento fue publicado por la editorial Ediba, en su revista Maestra de Segundo Ciclo, hace un tiempo atrás.
Hoy, en mis clases de Creatividad, cada vez que leo este cuento, los adolescentes que lo escuchan, quedan atónitos cuando al final de la lectura les muestro ambas imágenes. Quedan igual que los alumnos de Emilce.
Los invito a leerlo.
Una Mirada distinta
Emilce le entregó
a cada chico que ocupaba el banco de adelante de la clase, una pila de dibujos
iguales. Les pidió que se quedaran con uno, y que el resto lo pasaran para
atrás, a su compañeros.
Mientras
los dibujos pasaban de mano en mano, los chicos lo observaban con mucha
atención. La maestra miraba sus caras y se reía. Entonces anunció:
–Les
entregué a todos el mismo dibujo. ¿Alguien me puede decir qué animal ve?
–Una
rana, seño. Es una rana en el agua –contestó Bruno muy seguro.
Entonces
se escuchó que muchos de sus compañeros decían “Si” en voz alta. Pero otros, en
silencio, fruncían el ceño y miraban preocupados el dibujo.
–No,
seño, no es una rana. Es un caballo –dijo Noelia, dudando de la respuesta de
Bruno.
Entonces,
la otra mitad de la clase, asintió con la cabeza. “Es cierto. Yo también tengo
un caballo”.
Todos
empezaron a gritar: “Es un caballo”, “No, es una rana”, “Están equivocados, es
un caballo”
Frente
a una clase muy confundida, Emilce mostró una gran sonrisa y dijo:
–Muchas
veces creemos tener la razón. Y por eso no escuchamos al otro. Quiero que sepan
que todos tienen razón. Hay una rana en el dibujo. Y también hay un caballo.
Hagan girar sus hojas y verán que aparece el otro animal.
Los
chicos hicieron girar sus dibujos, y sus ojos parecieron salirse de sus caras.
Era cierto. También había un caballo. O una rana.
–Debemos
aprender a mirar de muchas formas, y no quedarnos con lo que sólo nosotros
creemos que es lo correcto. La verdad no es una sola –y Emilce les pidió que
guardaran los animales en sus mochilas.
lunes, 20 de julio de 2009
Mundos para Mirar
La fundación OSDE propone una muestra artística fuera de lo común, ya que es para chicos y grandes creada por grandes que parecen chicos. En la misma descubrirán obras de ilustradores que han participado en la elaboración de distintos libros para chicos.
Encontrarán un recorrido original, lleno de imágenes asombrosas e inesperadas, y muchas veces se cruzarán con ilustradores que seguramente los han acompañado a lo largo de su vida. Los invito a conocer un poco más ingresando en el site http://www.artefundacionosde.com.ar/bs-as/index.html
La muestra los espera hasta el 22 de agosto, en la calle Suipacha 658, Primer Piso, sede de la Fundación OSDE. Consulten los horarios y las charlas en su página web.
Imperdible para quienes gozan al mirar el dibujo de un personaje de literatura.
saludos
Encontrarán un recorrido original, lleno de imágenes asombrosas e inesperadas, y muchas veces se cruzarán con ilustradores que seguramente los han acompañado a lo largo de su vida. Los invito a conocer un poco más ingresando en el site http://www.artefundacionosde.com.ar/bs-as/index.html
La muestra los espera hasta el 22 de agosto, en la calle Suipacha 658, Primer Piso, sede de la Fundación OSDE. Consulten los horarios y las charlas en su página web.
Imperdible para quienes gozan al mirar el dibujo de un personaje de literatura.
saludos
viernes, 17 de julio de 2009
Un ratón enojado
Malena se despertó con un rayito de sol que le iluminaba la cara. Enseguida recordó lo último que había hecho la noche anterior: había colocado debajo de la almohada el primer diente que se le cayó. Dispuesta a encontrar un billete, sacó la almohada. Pero para su asombro nada había allí. Entonces enojada gritó:
–¡Mamá! No puede ser. ¡El ratón Pérez no vino!
Querés saber cómo sigue la historia...? descargate el cuento y enterate.
El cuento fue publicado en 2004 y en 2009 en el libro escolar de 1 grado de la editorial Ediba.
Un ratón enojado
saludos
–¡Mamá! No puede ser. ¡El ratón Pérez no vino!
Querés saber cómo sigue la historia...? descargate el cuento y enterate.
El cuento fue publicado en 2004 y en 2009 en el libro escolar de 1 grado de la editorial Ediba.
Un ratón enojado
saludos
miércoles, 15 de julio de 2009
Se me lengua la traba
El año pasado el Grupo IMAGINADOR publicó el libro "Trabalenguas y Chistes", en el cual participé con la creación de 40 trabalenguas. Aquí, algunos trabalenguas publicados y otros inéditos. Si gustan, el libro lo encuentran en cualquier librería.
saludos
Un racimo de remos hizo Ramón el romano
y en cada ramo tres remos rosados.
Todos los ramos los recibirá Román
De la propia mano de Ramón.
El minero en la mina minada
mima la mano de su bien amada.
Y la amada mimada
a la mina minada le da una mirada.
Por culpa de Cupido
Que ha escupido en la escultura,
Escultor no ha querido
Esculpir otra escultura de Cupido.
El cuarteto de cuatro cuerdas toca en el cuarto:
Trompeta, trombón y tamboril
Tocan temas de teros y teteras, ¡cuántos recuerdos!
Tocan con cuatreros de otros cuartetos que no están cuerdos.
La señora Sonia sueña que suena una sirena
Y en el sueño un señuelo señala una lasagna,
¡Toda una hazaña!
Sonia no sueña con un señor que la quiera,
Sueña con señores que la sueñan.
En Blanco Encalada vive Blanca cambada
Y banca la escalada y baila una balada.
Blanca conoce a Clara, a Carla y a Bianca
Y las cuatro clavan la banca blanca, la ablandan
Y hablan de lambadas.
Croa, croa la rana criadora y creadora.
Croa y cría a sus ranitas.
Croa y crea una familia
Cría y crea, la rana croadora.
saludos
Un racimo de remos hizo Ramón el romano
y en cada ramo tres remos rosados.
Todos los ramos los recibirá Román
De la propia mano de Ramón.
El minero en la mina minada
mima la mano de su bien amada.
Y la amada mimada
a la mina minada le da una mirada.
Por culpa de Cupido
Que ha escupido en la escultura,
Escultor no ha querido
Esculpir otra escultura de Cupido.
El cuarteto de cuatro cuerdas toca en el cuarto:
Trompeta, trombón y tamboril
Tocan temas de teros y teteras, ¡cuántos recuerdos!
Tocan con cuatreros de otros cuartetos que no están cuerdos.
La señora Sonia sueña que suena una sirena
Y en el sueño un señuelo señala una lasagna,
¡Toda una hazaña!
Sonia no sueña con un señor que la quiera,
Sueña con señores que la sueñan.
En Blanco Encalada vive Blanca cambada
Y banca la escalada y baila una balada.
Blanca conoce a Clara, a Carla y a Bianca
Y las cuatro clavan la banca blanca, la ablandan
Y hablan de lambadas.
Croa, croa la rana criadora y creadora.
Croa y cría a sus ranitas.
Croa y crea una familia
Cría y crea, la rana croadora.
lunes, 13 de julio de 2009
Cuando Contamos Chistes
sábado, 11 de julio de 2009
Origen de Una Media Glotona
Siempre pensé que las historias estaban vivas en nuestro entorno, que crecían y se desarrollaban solitas, esperando que algun escritor las tomara y las redactara como cuento o novela. Eso me pasó con el cuento Una Media Glotona. La historia existía, e incluso estaba dormida en mi cabeza, pero tuve que verla para darme cuenta lo fuerte que era.
Estaba en el club, esperando para una reunión de trabajo, cuando apareció un chico de unos ocho o nueve años. Se paró adelante mío, apoyó su pie en una silla, y extrajo el dinero que tenía guardado en la media. Si, así de simple. La idea apareció como una chispa en mi cabeza. Yo de chico, hacía lo mismo, gurdaba la plata en el mismo lugar, y cuando la sacaba para pagar algo, bien húmeda la entregaba. Quien le dice "Plata Salada". Ver esa imagen me resultó tan atractiva, tan propia de la infancia, que debía escribir una historia. Sencilla y simple como guardar la plata en la media si no se tienen bolsillos; pero tan divertida como ver la cara del dueño del kiosco al recibir el dinero.
El cuento, en el post anterior. Fue publicado por Ediba, en julio de 2005, en la revista Maestra de Segundo Ciclo.
saludos
Estaba en el club, esperando para una reunión de trabajo, cuando apareció un chico de unos ocho o nueve años. Se paró adelante mío, apoyó su pie en una silla, y extrajo el dinero que tenía guardado en la media. Si, así de simple. La idea apareció como una chispa en mi cabeza. Yo de chico, hacía lo mismo, gurdaba la plata en el mismo lugar, y cuando la sacaba para pagar algo, bien húmeda la entregaba. Quien le dice "Plata Salada". Ver esa imagen me resultó tan atractiva, tan propia de la infancia, que debía escribir una historia. Sencilla y simple como guardar la plata en la media si no se tienen bolsillos; pero tan divertida como ver la cara del dueño del kiosco al recibir el dinero.
El cuento, en el post anterior. Fue publicado por Ediba, en julio de 2005, en la revista Maestra de Segundo Ciclo.
saludos
jueves, 9 de julio de 2009
Algunos Textos
Les dejo los primeros cuentos, para que lean y me conozcan mejor.
Todos fueron publicados por la editorial EDIBA.
Saludos!!
UNA MEDIA GLOTONA
DOS ARTISTAS EN EL BOSQUE
Todos fueron publicados por la editorial EDIBA.
Saludos!!
UNA MEDIA GLOTONA
Franco salió del kiosco, con su alfajor en la mano. Se
había comprado uno de chocolate, su favorito. Pero antes de poner un pie en la
vereda, guardó su dinero en la media. Sí, en la media. Es una forma segura y
cómoda de guardar la plata cuando no se tienen bolsillos.
Franco comenzó a caminar por la calle rumbo a su casa,
a tan sólo cuatro cuadras. Siempre volvía del colegio a esa hora, y siempre le
daban ganas de comerse un alfajor. Pero esta vez fue distinto.
Llevándose el último pedazo de alfajor a la boca, pasó
por otro kiosco donde vio las figuritas de fútbol que juntaba. Entonces se
agachó para buscar el dinero en su media, pero no estaba todo lo que había
guardado. Sólo quedaban 10 pesos, de los 13 que había guardado. “No puede ser”,
pensó. “Se me deben haber perdido”.
Le entregó al kiosquero el billete a cambio de 2
paquetes de figuritas. Guardó en su media el billete y la moneda que le dio de
vuelto el hombre.
En el camino se puso muy contento porque le tocaron 5
figuritas que no tenía. Antes de llegar a su casa, recordó que su mamá le había
pedido que comprara pan. Entró a la panadería y le dijo al dueño: “¿Me da medio
kilo de pan, por favor?”. El hombre eligió el pan más calentito, que es el más
rico. Lo metió en una bolsa y le dijo: “Son 4 pesos, Franco”. El chico sabía
que tenía dos billetes en su media, pero no los encontró. “¿Qué pasa? ¿Dónde
está la plata?”, se preguntó. El panadero al ver que Franco no hallaba el
dinero le dijo: “Me lo paga tu mamá después. Andá”.
Franco salió de la panadería muy preocupado, pensando
que tal vez tenía una media mágica que hacía desaparecer el dinero. Cuando
llegó a su casa, le dijo a su mamá:
–Má. Tengo una media que me come la plata. Guardé
billetes y monedas y no están. ¿Puede ser que mi media tenga hambre?
La mamá de Franco se rió y le dijo:
–Sentate y dame el pie.
La mujer le sacó la zapatilla a su hijo y luego la
media. Entonces dijo:
–No, Franco. Tu media no come plata. ¡Tan sólo tiene
una boca enorme! –y mientras decía esto le mostraba el gran agujero que tenía la
media en el talón.– Toda la plata está acá, en tu zapatilla. Mirá–. Y así era.
Todo el dinero estaba adentro.
Franco se puso un poco colorado de la vergüenza, pero
enseguida comenzó a reírse como un loco. “Menos mal. Se imaginan si me comía el
pie”, pensó.
LO QUE PASÓ EN
ABECEDARIO
En
un lugar muy, muy lejano, allá arriba, en el cielo; más lejos que la luna, más
lejos que todas las estrellas, las grandes y las chiquitas, existe un planeta
muy raro. Allí no hay gente ni animales, lo que hay son palabras. Es un mundo
donde todas las palabras viven tranquilas y contentas. La palabra “Correr”
corre por el campo verde, lleno de árboles. “Volar” vuela en el cielo azul,
lleno de nubes blancas, que parecen pedacitos de algodón. Y “Jugar” juega con
las otras palabras. También viven “Lindo” y “Hermoso” en ese planeta. “Lindo”
es lindo, y “Hermoso” es más lindo que “Lindo”, es decir, es hermoso. Además
hay muchas otras palabras. En realidad están todas las palabras que conocés y
más.
En ese mundo,
hay un pueblo muy chiquito, llamado Abecedario. Allí viven todas las letras, y
nada más que las letras. Las palabras no pueden entrar. Están la A, la B, la C,
y todas, hasta la Z. Las letras se quieren mucho entre ellas, y cada vez que en
nuestro planeta las necesitamos, ellas vienen volando muy pero muy rápido, para
aparecer en el papel. Algunas son más lindas que otras, pero eso no les importa
si en nuestro planeta las tratamos bien.
Hace muchos
años, en nuestro mundo, los grandes trataban mal a las letras. Las escribían
desprolijamente, con manchas y suciedad. A los adultos no les importaban las
letras, sólo las usaban para escribir. Y por eso las letras estaban tristes.
Un día todas
las letras de Abecedario que, como dije antes, era el nombre de aquel pueblito,
se reunieron para hablar sobre lo que les pasaba y cómo las trataban los
grandes. Cada letra dijo lo que pensaba. La “A” dijo: “A mi me molesta que la
gente grande no nos quiera”. La “C” dijo: “Cuando tengo que aparecer en un
papel, tengo miedo de que me lastimen”. La “T” dijo: “Tenés razón. Todos nos
tratan mal”. La “L” dijo: “La última vez que aparecí, me hicieron flaquita y
fea. Linda no soy, pero podrían escribirme mejor”. Y así cada una dijo lo que
pensaba, ninguna se quedó callada. Luego de pensar un largo rato, y de proponer
muchas ideas, a la “Y” se le ocurrió algo: “¿Y si no aparecemos más?, y cada
vez que nos quieran escribir no van a poder”. Entonces la “M” contestó: “Me
parece una idea buenísima, pero que sólo los adultos no puedan escribirnos.
Mientras los chicos si puedan”. “Ojalá funcione”, dijo la “O”. Y así se pusieron de acuerdo todas las
letras. Ya no aparecerían en los papeles cada vez que los grandes quisieran
escribirlas.
Un gran lío
se armó en el planeta. La gente grande no sabía que hacer. La única manera de
escribir era con lápices, biromes, marcadores, tizas, y ninguna de estos
funcionaba. Pero cada vez que las usaban los chicos, las letras aparecían muy
contentas. Cuando un adulto no podía escribir, llamaba a su hijo, a su nieto, a
su sobrino, o al primer chico que veía, para que escribiese lo que le pedía.
Porque los grandes ya no podían escribir, por más esfuerzo que hicieran.
Algunas veces los chicos no querían escribir, y preferían ir a jugar o a mirar
la tele. Entonces los adultos no sabían que hacer y se ponían tristes.
Pasó mucho
tiempo, y los grandes no podían escribir palabras. Algunos se habían olvidado
como escribir. Otros trataban de formar letras cortando papelitos, o cortando
fideos, porque estos son muy buenos para armar letras. Pero esa no era la
solución. Entonces todas las letras de Abecedario, que era el pueblo donde
vivían todas las letras, y no dejaban entrar a las palabras, como ya dije
antes, se volvieron a reunir. Y cada una dijo lo que pensaba. La “P” dijo:
“Pienso que los adultos se sienten mal porque no pueden escribirnos”. La “J”
dijo: “Jamás creímos que se iban a poner tan tristes”. “Están sufriendo mucho”,
dijo la “E”. La “Q” dijo: ¿Qué podemos hacer para solucionar esto?”. Y todas
las letras comenzaron a dar ideas, como la vez anterior, únicamente que esta
vez era para ver cómo arreglar el problema que habían causado. Entonces la “D
“dijo que tenía lo solución: “De ahora en adelante, cada vez que un chico nos
escriba, le vamos a decir que hable con un adulto y le diga por qué no
aparecemos más cuando nos escriben. Decirles que, como los adultos nos tratan
mal, no queremos aparecer más”. Muchas letras estuvieron de acuerdo, pero la
“N” dijo: “No podemos hablarles a los chicos. Nunca una letra le habló a un
chico”. Entonces la “P” dijo: “Podemos, y lo vamos a hacer”. Todas estuvieron
de acuerdo y cada vez que un chico escribía una letra, esta le decía algo. Al
principio los chicos tenían miedo. Cómo una letra les iba a hablar, tan
campante sobre la hoja. Pero ellas les dijeron que no tuvieran miedo. Entonces
todos los chicos del mundo corrían a decirles a los adultos por qué no podían
escribir. Los adultos se dieron cuenta del mal que estaban haciendo, comenzaron
a tratar bien a las letras y pudieron escribir otra vez. Los grandes ya no
trataban mal a las letras, y éstas estaban muy felices. Habían hecho un gran
trabajo. Esto fue lo que pasó en Abecedario.
Así que si un
día una letra te empieza a hablar, no tengas miedo, escuchala, porque seguro
que necesita tu ayuda.
DOS ARTISTAS EN EL BOSQUE
Todos los días, con la salida del sol, Beto, el pájaro carpintero del bosque comenzaba su trabajo. Era el artista del bosque. Pasaba horas y horas trabajando con su pico la madera de los árboles. Podía crear las obras más maravillosas, los muebles más cómodos. A todos los animales les encantaba ver cómo Beto tallaba los troncos.
Pero un día llegó al bosque otro pájaro carpintero. Según contaban los pájaros que lo conocían, Guemo era mucho mejor que Beto. Podía tallar lo que le pidiesen mucho más rápido. Entonces Beto escuchó lo que se decía del nuevo pájaro, y le propuso una competencia. Los animales del bosque se entusiasmaron mucho, ya que un torneo no se veía hacía mucho tiempo, desde aquella carrera entre la liebre y la tortuga. Después de varios días de preparación, llegó el momento de la verdad. Todos los animales en silencio, escucharon lo que el juez tenía para decir.
–Estamos aquí –decía el buho, que por ser el más viejo, le tocó ser juez– para ver quién es el mejor carpintero del bosque. La competencia consistirá en tallar una cama. Quién la haga primero y más hermosa, ganará la competencia.
Ambos pájaros se miraron, y cada uno inició su trabajo. Luego de un rato, Guemo había finalizado su obra. Los animales maravillados, aplaudieron con sus patas. Era una cama hermosa. Pero había que esperar a Beto, quien se tomaba su tiempo. Luego de unas horas, Beto concluyó su cama. Los animales, abrieron sus hocicos, dejando caer sus largas lenguas. Era una cama casi perfecta. Era más hermosa que la de Guemo. El juez entonces dijo, mientras observaba:
–Animales, ambos participantes han finalizado sus trabajos. Y creo que tenemos un problema. La cama de Beto es hermosa, una obra de arte. Pero la de Guemo fue construida mucho más rápido. Es una decisión muy difícil. Tengo que pensarlo un poco. El buho comenzó a caminar por el pasto, de un lado a otro, con sus alas abiertas y
–Estamos aquí –decía el buho, que por ser el más viejo, le tocó ser juez– para ver quién es el mejor carpintero del bosque. La competencia consistirá en tallar una cama. Quién la haga primero y más hermosa, ganará la competencia.
Ambos pájaros se miraron, y cada uno inició su trabajo. Luego de un rato, Guemo había finalizado su obra. Los animales maravillados, aplaudieron con sus patas. Era una cama hermosa. Pero había que esperar a Beto, quien se tomaba su tiempo. Luego de unas horas, Beto concluyó su cama. Los animales, abrieron sus hocicos, dejando caer sus largas lenguas. Era una cama casi perfecta. Era más hermosa que la de Guemo. El juez entonces dijo, mientras observaba:
–Animales, ambos participantes han finalizado sus trabajos. Y creo que tenemos un problema. La cama de Beto es hermosa, una obra de arte. Pero la de Guemo fue construida mucho más rápido. Es una decisión muy difícil. Tengo que pensarlo un poco. El buho comenzó a caminar por el pasto, de un lado a otro, con sus alas abiertas y
sus ojos cerrados. Cada animal seguía con su vista al juez. Hasta que éste se detuvo. Se
quedó quieto como una estatua. Abrió los ojos y dijo:
–Declaro la competencia... Un Empate. Ambos pájaros carpinteros tienen sus habilidades, y realizaron sus trabajos con mucho esfuerzo. No creo que sea bueno que haya un ganador. Desde hoy, todo animal que necesite un mueble con mucha prisa, se lo pedirá a Guemo. Y aquel animal que quiera un mueble hermoso, se lo pedirá a Beto. Así ambos tendrán trabajo, y ninguno será mejor que el otro.
Y desde aquel día el bosque tuvo dos artistas.
–Declaro la competencia... Un Empate. Ambos pájaros carpinteros tienen sus habilidades, y realizaron sus trabajos con mucho esfuerzo. No creo que sea bueno que haya un ganador. Desde hoy, todo animal que necesite un mueble con mucha prisa, se lo pedirá a Guemo. Y aquel animal que quiera un mueble hermoso, se lo pedirá a Beto. Así ambos tendrán trabajo, y ninguno será mejor que el otro.
Y desde aquel día el bosque tuvo dos artistas.
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