Saludos!!
¿ALGUIEN VIO MI SOMBRA?
Es
de no creer. Lo que me pasó hace unos días, es de no creer. El domingo fui a la
plaza con mi papá, donde había unos juegos espectaculares. Un subi-baja que
estaba buenísimo; un tobogán muy alto; unas hamacas que te hacían volar. En el
cielo había algunas nubes, pero el sol brillaba mucho. Cuando llegamos, corrí
al arenero, porque me encanta hacer figuras con la arena. Mi papá estaba
sentado en un banco y miraba cómo yo jugaba.
De
pronto me di cuenta que alguien estaba detrás de mí: era mi sombra. Entonces me
levanté y empecé a correr, intentando que no me alcanzara. Pero estaba agarrada
a mis pies. Por más rápido que corriese, ella siempre venía siguiéndome. Hasta
que me escondí detrás de un árbol. Muy callado y con cuidado, miré si todavía
estaba. Y para mi asombro, se había ido. Mi sombra se había ido.
Preocupado
comencé a buscarla por la plaza. Fui al arenero, a ver si estaba sobre alguna
de las figuras que había hecho yo con arena. Pero no estaba. Fui a ver debajo
del subi-baja. Allí tampoco estaba. Ni arriba del tobogán, ni atrás de los árboles. Ni siquiera en la fuente que hay
en la plaza. Mi sombra había desaparecido. “¿Alguien vio mi sombra?”, empecé a
gritar. “¿Dónde estás, sombra?”, repetía sin parar. Mi papá que me escuchó, se
acercó corriendo. “¿Qué pasa Guido?”. “Nada papi. No encuentro mi sombra.
Estabamos jugando y de repente se fue”. Mi papá sonrió. Miró el cielo, esperó
un ratito, y me dijo. “Mirá quien volvió. Allí, detrás tuyo”. Yo me di vuelta,
y allí estaba: mi sombra había vuelto para jugar otra vez conmigo.
Cuando nos estabamos
yendo de la plaza, le pregunté a mi papá cómo sabía que mi sombra iba a volver.
Y él me contestó: “Tu sombra no se había ido, el que se había ido era el sol”.
Entonces entendí que siempre voy a tener a mi sombra al lado, sólo que voy a
necesitar una luz que me la muestre.