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lunes, 5 de enero de 2015

CUENTOS DE LOS CHICOS

Los chicos de 3°D del Instituto Mariano Moreno de Luis Guillón, junto a sus padres, escribieron estos fabulosos cuentos de princesas, caballeros y dragones, luego mi visita a la escuela. Parece que los chicos quedaron muy entusiasmados con las historias, y quisieron escribir las suyas. Muchas gracias a la docente de informática Analía León, por enviarme el resultado del trabajo durante el año. Les dejo los cuentos para que los lean.
Saludos!!






lunes, 3 de noviembre de 2014

NUEVO LIBRO - ¡UNA NENA, DOS LOBOS Y TRES CERDITOS!

Tengo una gran noticia para todos los lectores: Ya está llegando a las librerías mi nuevo libro "¡Una nena, dos lobos y tres cerditos!", editado por Quipu. Dos cuentos clásicos que no son nada clásicos. Las bellas ilustraciones son de Flor Kaneshiro, y este es el primer libro que ha ilustrado. Todo un honor para mí.

Les dejo la tapa y algunas ilustraciones para que lo disfruten. 

Saludos!!






jueves, 12 de junio de 2014

Invasión inadvertida: La tapa

Les dejo, con mucha alegría y emoción, la tapa de mi próximo libro: "Invasión Inadvertida y otros relatos de ciencia ficción". Un libro con historias futuristas para chicos a partir de los 10 años. Muy pronto en todas las librerías. ¡Vayan reservando uno!
Saludos!




Si queres conocer más historias de la ciencia ficción para chicos, lee estos cuentos:



viernes, 9 de mayo de 2014

Cómo meter un elefante en la cáscara de una nuez

Este texto es muy divertido, y fue publicado en abril por Ediba. Que lo disfruten!



      Muchas veces me han preguntado cómo meter un elefante dentro de la cáscara de una nuez, y yo, como buen arquitecto que soy les digo que eso es muy fácil. Algunos se asombran al escuchar mi respuesta, pero cuando les explico cómo hacerlo, les queda muy claro.
       Lo primero que se necesita es un elefante. Africano o asiático, para este experimento es lo mismo. El tamaño de las orejas no modifica el resultado final. Porque saben que la diferencia entre uno y otro es que los africanos tienen las orejas mucho más grandes, ¿no? Para conseguirlo pueden viajar en barco o en avión hacia África o hacia Asia, también es indistinto. En auto o tren no es recomendable porque se dificulta atravesar el océano en alguno de estos vehículos. O pueden conseguirlo en el zoológico más cercano a su casa.
      Una vez conseguido el paquidermo, procederán a conseguir la nuez, objeto mucho más sencillo de hallar. Se puede obtener primero la nuez y luego al mamífero, eso es a gusto de cada experimentador.
        Nueces se pueden recolectar de cualquier nogal o comprar en algún supermercado del barrio. Es indispensable que la nuez tenga su cáscara, y no conseguirla pelada. Si encuentran una nuez pelada no servirá para el experimento en cuestión.
       Luego deberán proceder a abrirla, de forma cuidadosa y sin romper la cáscara, ya que es el elemento necesario, junto con el elefante, para la realización de esta experiencia. Con una de las mitades de la cáscara es suficiente. La misma puede ser abierta de distintas formas y con casi todas lograr el éxito. No se recomienda arrojarla desde un décimo piso, ya que no solo se destrozará al chocar con el pavimento, sino que además, puede dañar a algún transeúnte desprevenido. Recomendamos utilizar un cascanueces como primera opción. Deberán colocar la nuez entre ambas pinzas, y presionando con suavidad, pero con fuerza, se logrará abrir el fruto. Otra alternativa es usar el marco de la puerta, donde se encuentran las bisagras. Apoyar la nuez entre puerta y marco, con la puerta abierta, y cerrar gradualmente hasta escuchar el sonido característico de la nuez al romperse. Crac. Se repite la metodología si la nuez no fue abierta. Otra forma también recomendable es apoyar la nuez en el piso, y con un calzado suficientemente duro –no usar alpargatas, ojotas o estar descalzo, ya que podría perjudicarse el experimento, y su pie– pisar con el talón hasta romperse. Un martillo también puede servir como herramienta de apertura de dicho fruto.
       Con la nuez ya abierta, pueden o ingerir el fruto o guardarlo para regalárselo a un amigo. Es muy importante colocar la cáscara de la nuez de forma cóncava sobre el suelo. Es decir, con el hueco hacia arriba, para que el elefante pueda introducirse sin dificultad.

         Luego se acercan al paquidermo y con una mano en su lomo y otra junto a su oreja, le hablan despacio y con cariño, y le piden por favor que se meta en la cáscara de la nuez. Puede ser que el elefante quiera meterse, pero puede ser que no. No deben usar la fuerza para meter al animal dentro, esto podría enfurecerlo y acto seguido romper la cáscara de la nuez. En este caso deberían iniciar el proceso de búsqueda y apertura del fruto nuevamente, ocasionando una demora importante en el experimento. Por eso recomendamos no apresurar al animal. En algún momento se introducirá en la cáscara, y habremos finalizado el experimento.

jueves, 10 de abril de 2014

Ciencia Ficción para chicos - V

Muy cerca de un nuevo libro de ciencia ficción para chicos, les traigo un texto sobre el futuro. Un futuro que podría ser real o imaginario, pero poco prometedor.
Que lo disfruten!

OXIGENADORES

Un grupo de nueve hombres vestidos con overol oscuro, guantes de cuero desgastado, cascos y máscaras de oxígeno excavan en una gruta profunda en algún recóndito lugar del Planeta Tierra. Afuera, el cielo gris y el aire pesado no deja ver más allá del área de trabajo. En el año 2.711, la contaminación es tan extrema que los hombres deben usar máscaras de oxígeno todo el día, y sólo pueden quitárselas en lugares especialmente preparados para respirar aire puro. Esos lugares son pocos y no se encuentran fácilmente, y quienes pueden acceder a ellos son personas con alto poder adquisitivo o con cargos importantes en el gobierno terrestre. La causa principal de esta situación es el humo y residuos tóxicos arrojados durante años por las fábricas, sin reparos en los problemas que ocasionarían. La contaminación en el aire producido por éstas perjudicó a toda forma de vida en el planeta. Los animales, plantas y alimentos naturales se vieron seriamente amenazados, y se debieron construir reservas para su preservación. Sin embargo, muchas especies desaparecieron, y otras tantas mutaron.
                Es por eso que grupos especializados, llamados “oxigenadores”, recorren el mundo en busca de túneles subterráneos, donde el humo no ha llegado, y donde el aire aún es puro. Es un trabajo difícil, que consume muchas vidas, pero el beneficio obtenido es muy alto: oxígeno puro para seguir viviendo. En ocasiones tardan meses en extraer el gas, y llevarlo a las ciudades donde se envasa y se comercializa como cualquier otro producto. El oxígeno se compra en supermercados, como si fuera yogur, galletitas, algodón o carne. Pero no todos los hombres pueden ser “oxigenadores”, hay que tener las condiciones necesarias y un espíritu muy fuerte. Por eso, quienes no lo somos, aprendimos a vivir consumiendo el oxígeno que ellos encuentran y venden.
                El costo que se debe pagar por el oxígeno es muy elevado, y muchos hombres no logran sobrevivir mucho tiempo. Aquí, en el año 2.711 los hombres no viven más de veinte o veintiún años. El dinero ya no me alcanza para seguir comprando oxígeno, y la próxima semana cumplo veintidós.


Ciencia Ficción VII

lunes, 18 de noviembre de 2013

Esteban, el Anti-caballero

Hace unos meses visité el colegio Inmaculada Concepción de Lanús. Los chicos me recibieron con mucho entusiasmo y leímos juntos mis libros de Princesas, caballeros y dragones. Entre esos chicos, una nena, con gran futuro de escritora, escribió un cuento y me lo mandó por mail. ¡Me gustó mucho! Verán que la historia es muy atrapante.

¡Gracias Maia Capozzi!

Espero les guste.
saludos!!

Esteban el anti-caballero
En el pueblo de Tucumán había una persona que no le gustaban los caballeros para nada, esa persona se llamaba Esteban. Odiaba a los caballeros, porque sus amigos se habían reído de él cuando les dijo que de grande quería ser caballero.
Así paso el tiempo, Esteban vio a sus amigos convertirse en caballeros y el no. Sus amigos lo veían y se reían de él.
Esteban les quería hacer una travesura;  sus compañeros lo vieron devuelta y vieron un monstro con la barba más larga que el pelo de Rapuncel, el pelo blanco como la nieve, el aliento a dragón, las uñas largas como una montaña y la piel brillante. Trabajaba de…. Nada, no consiguió un simple trabajo, ni el trabajo de ponerse el cartelito y anunciar algo. Ni el de dar folletos, nada de nada.. Iba caminando hasta que encontró un cartelito que decía: se necesita servicio de mata caballeros.  Esteban  vio el anuncio llamo, fue y vio que esa persona era una bruja llamada Cereza. La bruja lo vio ansioso a Esteban  y dijo: “te daré poderes de dragón, así  podrás matar a todo aquel caballero que se interponga en nuestro camino”
Cada día Cereza atrapaba a una princesa y Esteban mataba a un caballero hasta que llegaron los últimos caballeros; sus amigos. Cuando vieron a Esteban  uno de ellos se desmayó los demás caballeros preguntaron: “ ¿ por qué nos querés matar?” Esteban le dijo que de chiquito ellos se habían reído cuando les dijo que quería ser de grande caballero.
Los tres le dijeron que era Cereza con su varita haciendo un hechizo y ahí entendió que la culpa era de ella.

 Esteban fue a la casa de ella agarro su varita y tiró un hechizo que hacía que se durmiera para siempre, también se sacó el hechizó que le había puesto a él.  También se le ocurrió revivir a los caballeros y todos se fueron y rompieron la varita y así termino la historia.

viernes, 13 de septiembre de 2013

HISTORIA ELECTRÓNICA

Un cuento sobre la tecnología y el placer de leer en papel.Que la disfruten!


HISTORIA ELECTRÓNICA
Mi papá me acompañó hasta mi cuarto después de cenar. Él sabe que antes de dormir me gusta que me lea un cuento. A veces lo elijo yo y otras veces él. Me ayudó a ponerme el pijama y me tapó con la frazada una vez que me metí en la cama. Yo estaba sentada, muy atenta al comienzo del cuento. Sabe contar historias. Le cambia la voz a cada personaje, hace muchos chistes y cuando pasa algo que da miedo, sabe cómo asustarme. Por eso me gusta escucharlo. Pero esta vez, trajo algo distinto.
–Sofi, hoy te voy a leer una historia, pero no de un libro –me dijo.
–¿La vas a inventar? –le pregunté yo.
–Ojalá. Pero no soy tan bueno. La voy a leer, pero de mi Tablet. Descargué un cuento muy lindo, y te lo voy a leer desde acá –me aseguró mientras me mostraba la pantalla.
–¿Pero es lo mismo? –quise saber.
–Sí, exactamente igual. Con oraciones y dibujos. Tal cual.
–Bueno, empezá entonces –le pedí.
El cuento estaba bueno. El nombre no me lo acuerdo, pero se trataba de un delfín y un cocodrilo que se hacían amigos y que recorrían el mar. Al delfín lo atrapaban y el cocodrilo trataba de ayudarlo pidiendo ayuda a todos los animales marinos. Tenía suspenso, humor, acción. Me gustaba mucho.
–“…Entonces Drilo, el cocodrilo buscó ayuda por todos lados. Logró reunir a cientos y cientos de peces, tiburones, pulpos, ballenas y muchos animales más. Todos estaban dispuestos a ayudar a Drilo y rescatar a Fidel, el delfín…” –dijo mi papá y se quedó callado.
–¿Qué pasa, pa?
–Nada. Queda poca batería en la Tablet. No importa. Sigo –me dijo.
–Dale.
–“Todos los animales se reunieron y abrazaron y formaron una pelota gigante, una pelota de animales marinos. Rodaron con toda su fuerza, guiados por Drilo, que sabía indicar el camino. Cuando se enfrentaron con el barco que había capturado a Fidel, todos los animales tomaron impulso y apuntaron a la embarcación. Sabían que lo lograrían. Y cuando iban a chocar con el barco, para darlo vuelta y liberar a Fidel…” –y mi papá se detuvo.
–¿Y ahora, papi, qué pasa?
–Me quedé sin batería. No puedo seguir.
–Inventala. Hacé algo. ¿Qué pasó con Fidel y Drilo? –le pregunté.
–No sé, hija. No puedo inventarla. Cargo la batería y mañana termino el cuento.
–Ufa –dije yo–. Está bien. Pero al final no es lo mismo el libro y la Tablet. Nunca te quedaste sin batería en los libros de papel.
–Tenés razón –me dijo él. Y me dio un beso antes de apagar la luz.

Espero que hoy tenga más batería la Tablet, porque tiene que terminar la historia.

lunes, 27 de mayo de 2013

Resfrío que asusta

Llega el invierno, y las narices comienzan a resfriarse. Este es un cuento ideal para aprender que la ropa también sufre con la llegada de esta estación.
Saludos!


Resfrío que asusta

Mi mamá siempre me decía lo mismo: “No te limpies la nariz con la manga de la campera” o “No uses la manga del buzo para sonarte la nariz, se ensucia toda”. Pero yo no hacía caso. Hasta que una mañana de invierno, me levanté muy resfriado. Mi nariz parecía una canilla abierta. Entonces abrí el armario para buscar un buzo para vestirme y encontré que a todos les faltaban las mangas. Ni las negras, ni las rojas, ni las amarillas, ni las verdes. Ninguna manga estaba en su lugar. Entonces miré mis camperas y mis pulloveres. Tampoco. Las mangas habían desaparecido.
–Mamá. ¡No me vas a creer, pero todas las mangas de la ropa desaparecieron! –dije muy preocupado.
Mi mamá entró al cuarto, miró la ropa y me dijo:
–Viste. Algún día iba a pasar. Las mangas se cansaron que te limpies la nariz con ellas. Hay que encontrarlas.
Los dos empezamos a buscarlas por toda la casa. Pero parecía que se habían escapado. Después de mucho buscar, las descubrimos debajo de mi cama, todas acurrucadas y temblorosas. Yo las miré y les dije:
–Salgan. Les pido perdón. No voy a volver a limpiarme la nariz con ustedes. Se los prometo. De ahora en más voy a usar pañuelos.
Y fue verdad. A partir de ese día, comencé a usar pañuelos para limpiarme la nariz. Y me di cuenta que era mucho más práctico y fácil.

Todavía, a veces veo que las mangas de mi ropa tiemblan un poquito cuando llega el invierno. Pero las miro y les digo: ¡No tengan miedo, yo ahora uso pañuelo!

miércoles, 30 de enero de 2013

Sonidos de Murciélago

Será que pronto seré padre. Será que los relatos donde los hijos son protagonistas me enternecen. Será que la mejor manera de educar es con un cuento. Por esto y más, les dejo una historia que escribí hace un tiempo. La mejor manera de mirar, es escuchando.


SONIDOS DE MURCIÉLAGO

Beto era un murciélago que nació en lo profundo de una cueva, donde el frío era más intenso, donde el agua llegaba desde lo alto de una montaña y se filtraba gota por gota dentro de la caverna, donde las rocas eran ásperas y duras. Sus patas buscaron aferrarse a las piedras del techo, pero a pesar de sus desesperados intentos, el pequeño cayó a un charco de agua, causando un ruido que hizo eco en toda la cueva.
    Su madre voló a gran velocidad y se sumergió en el agua para rescatar a su hijo. El pequeño mamífero alado tosió un poco, hasta que se recuperó.
    –Mami, es imposible mantenerse de cabeza abajo –protestó el murciélago.
    –Hijo, no es imposible. Solo tienes que practicar. No es fácil, pero nada es fácil –respondió ella.
   –¿Cómo lo voy a poder hacer si no podemos ver? No veo nada, está muy oscuro aquí –replicó el murciélago.
    –Jaja. Hijo, no es culpa de la oscuridad –rió su madre–, sino que no puedes ver porque tus ojos no funcionan. No necesitamos de los ojos para vivir.
   –¿Cómo que no? Es muy difícil ser murciélago. ¿Tenemos que adivinar las cosas de nuestro alrededor? –preguntó con preocupación Beto.
    –No. Por eso tenemos tan buenos oídos. Nuestros ruidos rebotan por todos lados, y nuestras orejas captan las vibraciones en el aire, y así “miramos” –dijo segura la madre.
   Beto chilló fuerte, y las ondas rebotaron en las piedras como pelotas de básquet.
    –¡Es cierto! Acabo de descubrir la distancia que hay al techo, y cuán larga es la caverna –anunció contento el murciélago.
    Entonces el pequeño se puso de pie, y alzó el vuelo hacia el techo de la caverna. Una, dos, tres, cuatro veces cayó al agua, y la quinta logró sostenerse con sus garras bien aferradas a las rocas de la cueva.
     –Muy bien hijo. Sabía que lo lograrías –lo alentó su madre.
     –Ahora “veo” lo fácil que es ser murciélago –dijo Beto convencido.


viernes, 11 de enero de 2013

La gallina que cruzó la calle

Comenzamos el año con una historia conocida, pero con un giro inesperado.
Que la disfruten!




La gallina que cruzó la calle


            Cuenta la fábula que una gallina estaba al borde de una gran calle, y esperaba el momento justo para cruzarla. Los autos pasaban a gran velocidad; iban y venían sin darle tiempo a la pobre ave a llegar al otro extremo. Después de largo rato, llegó un perro vagabundo, y se detuvo junto a la gallina. ¿Intentas cruzar la calle?, preguntó el perro con ironía. Así es, respondió la gallina. Tienes que tomar aliento y lanzarte a gran velocidad, le indicó el perro. No creo que eso sea conveniente, amigo. Es muy peligroso cruzar de esa forma, advirtió la gallina. No lo creo, dijo el perro. Entonces tomó impulso y con mucha velocidad comenzó a cruzar la calle. Antes de llegar al otro extremo, un auto frenó de repente, pero golpeó al pobre perro. Varios vehículos detuvieron su marcha, para socorrer al animal herido, quien entre lamentos, vio pasar a su lado a la gallina. Entonces ésta le dijo al can: hay que aprender a ver los peligros, y arriesgarse cuando uno cree que es más oportuno. La paciencia es la madre de todos los éxitos. Y el pobre perro lastimado vio como su inteligente compañera llegaba del otro lado de la calle, para continuar su marcha.

jueves, 11 de octubre de 2012

Ciencia Ficción para chicos IV

Para los amantes de los cuentos de ciencia ficción, les traigo uno nuevo. Espero les guste. Saludos!

SIN DORMIR


                –El ser humano pasa un tercio de su vida durmiendo. Eso es inaudito. Pierde tiempo para trabajar más, para viajar, para leer, para estar con sus hijos. Pierde demasiado tiempo durmiendo. Nosotros acabaremos con esto –dijo Zaidman en televisión, uno de los científicos más reconocidos del mundo, en el año 2.117.
                Y así fue. Luego de cinco meses de arduo trabajo y dedicación, Zaidman junto a su equipo de científicos, crearon una pastilla. Una pastilla que eliminaba el sueño. De raíz. Con tomar una, el hombre soportaba días sin dormir, y así ganaba tiempo.
                La pastilla recorrió el mundo. En paquetes de tres, de cinco, de diez. Se vendían por mayor y por menor, en todos los países. Los hombres se dieron cuenta que aprovechaban más su vida, que podían hacer muchas más cosas que antes se perdían por dormir. Comenzaron a verse con amigos que hacía mucho no veían. Le dedicaban algunas horas más al trabajo. Cada tanto miraban programas de televisión o escuchaban la radio toda la noche. Al principio usaban la pastilla para recuperar horas perdidas en viajes o en otras cosas.
                Nadie, nadie en todo el globo había dicho “no” a probar la nueva píldora. Entonces comenzaron a abusar de ella. No tomaban una o dos por mes, sino que comenzaron a tomar una por semana. Algunos hasta una por día. Sin embargo, y pese a que algunos continuaban preservando algunas horas para dormir, al poco tiempo ya nadie dormía.
Los hombres comenzaron a trabajar más tiempo, casi quince horas por día. Llegaban a cualquier hora a sus casas, invertían más dinero en sus empresas, y gracias a las pastillas no necesitaban descansar. Empezaron ejercitarse más seguido, desarrollando sus músculos a niveles exponenciales. Comenzaron a socializar mucho más: reuniones de amigos, citas, deportes, salidas con la familia. Las mujeres tenían más tiempo para vestirse, ir de compras, maquillarse. Comenzaron a preocuparse más por su apariencia física, ya que todo el día estaban despiertas, y debían verse impecables. Hombres y mujeres incluyeron dos comidas más en sus vidas. Al estar despiertos tanto tiempo, y gastar más energías, debían consumir más proteínas y vitaminas para soportar las veinticuatro horas en actividad.
Todos tomaban las pastillas, como si fueran alimento. Pero ese no fue el problema mayor. Porque si lo deseaban, podían abandonar el remedio y regresar a su vida anterior, y dormir como lo hacían tiempo atrás.
                Lo que Zaidman ni su equipo predijeron fue que la pastilla comenzaría a ser absorbida por cada ser humano, y con el tiempo, cada vez necesitarían menos pastillas para evadir el sueño. Vivían las veinticuatro horas. Trabajaban mucho más. Leían. Jugaban. Comían. Viajaban. Pero ya no dormían.
                La evolución hizo el resto.
        Hoy, en el año 3.075, no sabemos lo que es dormir. Esa pastilla, que nuestros antepasados consumieron, sus cuerpos las asimilaron, y hoy el ser humano no necesita dormir. Puede estar despierto las veinticuatro horas; debe estarlo. De noche y de día. Con luz y en la oscuridad. Ya no necesitamos dormir. No es bueno esto. No sólo no podemos dormir, sino que tampoco hacemos algo que nuestros antepasados llamaban soñar.



martes, 4 de septiembre de 2012

Día de la industria

El 2 de septiembre se celebró el Día de la Industria. Para aquellos que desconocen el porqué de este festejo, y para quienes son docentes y les gustaría tener un texto para trabajar con sus alumnos, les dejo uno que se publicó este año.



2 de septiembre - Día de la Industria

Antes de llamarse Buenos Aires y tener los altos edificios que pueblan sus calles. Antes de ser La Reina del Plata y embellecer el continente. Antes de la revolución de mayo, y transitar el camino hacia la libertad, Buenos Aires era pequeña, poco poblada y estaba bajo las órdenes de los Reyes de España. A pesar de no ser independiente, los ciudadanos descubrieron que tenían algo muy preciado, algo que otras ciudades de América no poseían: un río con salida directa al océano Atlántico. Los reyes de España, y los conquistadores también vislumbraron grandes posibilidades de comercio frente a esta oportunidad única. Era una reliquia.
Pocos años después de su segunda fundación, fechada en 1580 por Juan de Garay, la Ciudad de La Santísima Trinidad –hoy Buenos Aires–, comenzó su incipiente producción manufacturera, alcanzando niveles mucho más altos que años anteriores. El Puerto de Santa María del Buen Ayre, como Garay llamó al puerto, se convirtió en el pilar esencial de la exportación hacia otros territorios. El puerto, codiciado y envidiado por muchos, fue el eje central para que la ciudad alcanzara un auge en el comercio exterior, y sus ciudadanos se vieran ampliamente favorecidos.
La carabela San Antonio partió del puerto de Buenos Aires hacia Brasil, el 2 de septiembre de 1587, con un cargamento de tejidos y bolsas de harina que habían llegado del interior. Tanto los pobladores del interior como los mismos ciudadanos de Buenos Aires pudieron percibir, con coraje y voluntad, que el futuro del comercio estaba en la producción en exceso, y que esto les permitiría vender sus productos fuera del territorio, es decir exportar sus manufacturas. Y si a esto se le suma la posibilidad de contar con un puerto que permitiera a los barcos zarpar hacia tierras lejanas con cargamentos para vender, la economía de Buenos Aires iría en ascenso seguro.
Y por eso, por ese promisorio inicio en la industria argentina, en la honorable lucha de los trabajadores por superar las dificultades y contribuir en el ingreso y el bienestar de su país, recordamos que el 2 de septiembre de 1587 un barco zarpó de Buenos Aires y dio comienzo a una era de comercio industrial. Celebramos el día de la Industria, para recordar que siempre hay un comienzo que implica mucho sacrificio, pero que después también debemos luchar por preservar nuestros recursos.


domingo, 29 de julio de 2012

Engañar al tramposo

Un cuento para reflexionar. Saludos!


Engañar al tramposo

Gonzalo era un poco goloso, y no le gustaba compartir sus golosinas. Un día Luciana lo descubrió en el recreo mientras a escondidas del resto de sus compañeros, se comía unos caramelos.
–Gonza, ¿me das un caramelo? –preguntó la nena de largas trenzas.
El chico, que tenía pocas ganas de convidarle, le dijo:
–Mejor ganátelo –anunció mientras se llevaba un caramelo y ambas manos detrás de su espalda.
Gonzalo, con sus puños cerrados, colocó los brazos delante de los ojos de Luciana y le dijo: “¿En qué mano tengo el caramelo?”. Pero la nena vio que Gonzalo había dejado caer el caramelo detrás de él. ¡Había hecho trampa! Y sabía que si decía cualquier mano, iba a perder. Entonces pensó un rato, y le contestó:
–Hagamos al revés. Si descubro que mano está vacía me quedo con el caramelo. Es lo mismo, ¿no? –dijo la nena con una sonrisa, que sabía que ambas manos estaban vacías.
–Si… Es lo mismo… –contestó el nene, dándose cuenta lo que sucedía.
–Entonces elijo la derecha –respondió ella muy contenta.
Gonzalo abrió su mano y nada había allí. Sólo una mano vacía.
Entonces Gonzalo le dio un caramelo a Luciana, y ella lo sorprendió regalándole un chupetín. Ese día, se dio cuenta que quién da también recibe. 

lunes, 4 de junio de 2012

El trofeo desaparecido

Casi casi un cuento policial. Qué lo disfruten!

El trofeo desaparecido

Entré al vestuario bastante nervioso. Nuestro entrenador nos estaba interrogando, uno a uno, a los quince jugadores del equipo. Mientras entrenábamos en la cancha, desapareció el único trofeo del club, el que ganamos el año pasado en el torneo de Fútbol interbarrial. Todos éramos sospechosos, y por eso el entrenador oficiaba de detective para resolver el caso.
                Me hizo preguntas como “¿Dónde estaba yo en el entretiempo?”, “¿Cuándo fue la última vez que vi el trofeo en la vitrina?”, “Si vi algo extraño esa mañana”, “Si vi algo extraño esa tarde”, “Si vi algo extraño en algún momento”. Se creía un detective de verdad. No quedó muy conforme con mis respuestas, y me dijo que estaría atento a mis movimientos. “Atento a mis movimientos”, y claro, si es mi entrenador, debería estarlo cuando juego en la cancha.
                Luego de interrogar a todos los jugadores, el entrenador no pudo descubrir al culpable, y nos reunió en la cancha. Allí apareció Manuel, el señor de limpieza, quien nos guiñó un ojo y dijo:
                –¿Vieron chicos? Le di una limpiadita al trofeo. Lo dejé bien brilloso.
                El entrenador nos miró a  todos, algo avergonzado. Y pidió que nunca se volviera a hablar del caso del trofeo desaparecido.

miércoles, 11 de abril de 2012

La flor argentina

Este es un cuento raro. Lindo, pero raro. Es un texto que escribí, para EDIBA, por el día de la flor nacional. ¿Pero qué hace que una flor sea nacional? ¿Que sea común en el país? ¿Que se pueda encontrar en distintas regiones? ¿Cómo se convierte en ícono? Para mi, una flor nacional tiene que esconder y atesorar el sentido nacional, a través de los personajes que representan a ese país.
¿Cómo? Cuando lean este texto, encontrarán frases en itálica, que tal vez les parecen conocidas. Seguramente, conocen a sus autores. Si las descubren, bienvenidos los comentarios.
Saludos!!!

LA FLOR ARGENTINA


                De un árbol de poca altura, a la vera de un río en el Litoral argentino, una flor rojo carmín nace y se despereza. Jamás creyó que su nacimiento sería reconocido, que su despertar ayudaría a un país.
                –¿Quién soy? Estoy tratando de averiguarlo –dijo un día la flor–. Pero creo que soy parte de un pueblo, de mi patria que me cobija. Cada mañana cuando nos despertamos, nacemos. Y eso nos da fuerza para volver a empezar.
                    –Si no sabes quién eres, ¿cómo es posible tu felicidad? –preguntó un junco sobre el río.
                –Debido a que sé qué me mantiene sobre esta rama –contestó la flor del ceibo– Yo jamás me arrimé al sol que más calienta, pero aún así lo siento en mí. Fue la mano de Dios la que me puso aquí, y por eso celebro. Son los sonidos de la naturaleza, sus colores, el tiempo, lo que me hace ser lo que soy.
                –¿Pero no deseas tener patas y escapar? –preguntó un ciempiés.
                –No las necesito para ser libre –respondió muy segura la flor.
                –¿No deseas que un hombre te lleve a su casa para ser admirada? –quiso saber el viento.
                –La vida es nada si la libertad se pierde –confió segura la flor del ceibo–. Seamos libres, lo demás no importa nada. Yo aquí me siento libre, y el hombre debe aprender a admirar mi belleza junto a lo que me rodea. Sé que las tempestades pueden lastimarme, pero quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila.
                –¿Y te sientes a gusto así? –dijo el agua.
                –Claro que si, pues el pájaro cantor jamás se para a cantar en árbol que no da flor. Y el ceibo acepta a las aves, el canto de los pájaros junto a mí ayuda a comprender la vida. Como también lo hace el agua que me salpica, o la brisa cada mañana. No pienses que estoy sólo, estoy comunicado con todo lo demás.
                –¿Y qué te gusta de ser flor? –preguntó la rosa desde el suelo.
                –Seguramente lo mismo que a ti: inspirar a los hombres, ser fuente de poesía, pasión y de ideas. Porque las ideas no se matan, y eso los mantiene vivos. Y a nosotras, las flores, nos alegra la existencia. Los hombres deben ser sagrados para los hombres, y no combatir entre ellos, sino trabajar en conjunto, por el bien de todos.
                –¿Y eres feliz desde esa rama?
                –Claro que soy feliz. Ser flor nacional es un honor. Pero si de mi dependiera para mantener vivo mi país, renuncio a los honores, pero no a la lucha. Eso lo tengo claro: pelear por lo que creo justo. Endurecerse sin perder la ternura jamás, porque perdería la esencia que soy: una flor, y lo que eso significa. Puedo decir que mi país es Argentina, y eso me convierte en su flor nacional. 

miércoles, 14 de marzo de 2012

Muchas manos en mi escuela


Hace unos meses escribí un texto para un libro escolar, de la editorial Ediba sobre el Día de la cooperación escolar, que se celebra el 15 de octubre. Les traigo el texto que hará recordar su infancia a más de uno. Saludos!


Muchas manos en mi escuela 

            Cuando volví al barrio de mi infancia, sentí nostalgia. El verde de los árboles no era el mismo. Algunos negocios habían cerrado sus persianas. Muchos vecinos se habían mudado. Los recuerdos que tenía de mi escuela, imborrables colores y sonidos de mi memoria, permanecían inquietos y saludables. Y fue una pequeña idea la que se gestó y creció, junto a ex compañeros de mi grado. Muchas manos eran necesarias.
            Al llegar a mi vieja escuela, el patio no era tan grande como lo recordaba. Los enormes ventanales de las aulas, ahora sólo eran pequeñas ventanas casi transparentes. Sus paredes descascaradas no permitían distinguir el color que las habían embellecido. Los bancos desgastados apenas permitían soportar un cuaderno y una cartuchera. Los muros de las aulas, con mapas, cuadros y dibujos de los chicos, me hicieron añorar mis épocas de alumno. Todo estaba igual, pero había cambiado. Por eso, cuando me encontré con mis antiguos compañeros de clase, construimos una idea para ayudar a la escuela. Muchas manos aparecieron.
            Mi colegio siempre tuvo su bandera en lo alto del mástil. Cada mañana nos traían té y galletitas para que pudiéramos desayunar y tener algo calentito en el estómago. Todo lo que aprendí en la vida, se lo debo a mi escuela primaria. Por eso, con mis compañeros nos organizamos para ayudar a nuestro viejo colegio, y que nunca le falte nada.
            Conformar la cooperadora de la escuela de mi barrio fue una tarea difícil, pero placentera. Queríamos devolverle todo lo que nos había dado cuando éramos alumnos. Juntamos algo de dinero, y comenzamos a trabajar. Pintamos paredes, compramos nuevos bancos más cómodos, organizamos bingos y rifas para que los padres participaran, y así recaudar fondos. Lo esencial era no olvidarnos lo importante que era nuestra escuela.
            Yo no era ni padre ni alumno, pero me di cuenta que mi ayuda era muy importante para que los chicos pudieran estudiar y aprender en mi antigua escuela. Mi granito de arena era parte de una gran montaña. Muchas manos, hicieron la diferencia. 

miércoles, 8 de febrero de 2012

Ciencia Ficción para Chicos III

Después de mucho tiempo, regresan los cuentos de ciencia ficción para chicos. Un género poco explotado, y sin embrago muy divertido. Esta es la historia de nuestro mundo en sus últimos momentos. Espero la disfruten.

PAZ ALIENÍGENA


Los misiles caían como gotas de lluvia en una tormenta, llevándose consigo edificios, casas, autos, árboles y personas. Muchas. Hombres, mujeres, niños, que desaparecían al instante como por arte de magia. Pero eso no era magia, era la guerra, o al menos un tipo de guerra muy extraña. Hacía meses que había comenzado de forma sorpresiva, pero siempre estuvo latente la posibilidad de que eso sucediera. Durante años el hombre fabricó sus armas para defenderse, para protegerse, para luchar por sus intereses a toda costa, pero en el año 2.290 sus intenciones se volvieron en contra, y ya fue muy tarde para revertir la situación.
Entre escombros y edificios destruidos, Velland y su perro escapaban por las calles de lo que supo ser una ciudad. Las bombas caían sin piedad, y no dejaban nada en pie. Velland veía madres llorando, hombres desconcertados, hijos perdidos. Quería ayudar a todos, pero ya nada podía hacer: debía huir y encontrar refugio.
Velland se perdió mirando el cielo, porque sabía que la razón de lo que sucedía se ocultaba detrás de las nubes de polvo. Tenía formas extraterrestres, tenía formas de venganza. Kil ladró para que su amo volviera en sí, y juntos continuaron escapando. Una abeja de metal pasó zumbando muy cerca, y se coló por la puerta de una casa para hacerla estallar en pedazos. Hombre y perro corrieron para salvar sus vidas; corrieron sin rumbo para intentar evitar un final predecible.
Una nueva bomba estalló cerca de Kil, y la furia de la explosión lo arrojó lejos. Lastimado intentó levantarse, pero no pudo. Vellard se acercó a su mascota, que se lamía las heridas.
–Amigo… –dijo acariciando su lomo–. Esto es culpa nuestra, del hombre. Te pido perdón en nombre de todos nosotros. Somos los responsables.
El perro ladró, y Vellard comprendió que su compañero lo perdonaba.
–Fuimos muy pedantes. Siempre creímos que podíamos hacer lo que nos plazca. Destruir bosques, contaminar mares, aniquilar especies. Y que nadie nos detendría. Hasta creímos que podríamos vencer a los invasores. Que no eran invasores, eran simples visitantes de otros mundos que venían a ayudarnos. Pero con terquedad, preferimos atacarlos. Y ahora pagamos. Perdonanos por ser tan engreídos y descuidados, amigo. Ahora nos enteramos que son una raza pacífica, que odian las armas. Es más, carecen de ellas. Y eligieron destruirnos con nuestras propias armas, con las que los atacamos a ellos. Nos castigan con lo que creímos que nos defendíamos. Ellos buscan la paz en el universo, y con nosotros no la podrán encontrar.
Kil ladró nuevamente, y lamió la mano de su amo. Vellard miró el cielo. La nube de polvo se había disipado un poco, y pudo ver la nave alienígena que lanzaba los misiles.
–A mí tampoco me queda mucho más, Kil. A mí tampoco –Vellard abrazó a su perro y esperó que todo terminara.

martes, 10 de enero de 2012

Mostri y sus Amigos

Mostri y sus Amigos es una revista que se edita en La Plata, Buenos Aires. De excelente calidad, con artículos, notas, cuentos, consejos y mucho más, llega a las casas de chicos y grandes, de forma bimestral.
Y me llené de alegría cuando recibí algunos ejemplares de Octubre / Noviembre de 2011, con un cuento de mi autoría. Tal vez algunos ya lo conocen, pero nunca está de más darle una nueva leída. Además las ilustraciones de Kajum son muy buenas.
Espero lo disfruten.

Les dejo el link al sitio, para que puedan ver la revista on line. 
Mi cuento lo pueden encontrar en la página 29.

MOSTRI Y SUS AMIGOS

Y acá el cuento con algunas ilustraciones
Saludos!



UN RATÓN ENOJADO

           Malena se despertó con un rayito de sol que le iluminaba la cara. Enseguida recordó lo último que había hecho la noche anterior: había colocado debajo de la almohada el primer diente que se le cayó. Dispuesta a encontrar un billete, sacó la almohada. Pero para su asombro nada había allí. Entonces enojada gritó:
–¡Mamá! No puede ser. ¡El ratón Pérez no vino!



Mientras tanto, en la casa del Ratón Pérez, que en realidad no era una casa, sino un agujero hecho en una pared, estaba el ratón. Y estaba lo más pancho, acostado en su cama leyendo una revista de superhéroes. Cuando la señora Pérez lo vio, le preguntó preocupada:
–¿Qué te sucede, amor?
–¡No quiero ir a trabajar! –contestó el ratón con mucha energía.
–¿Qué? –se sorprendió la ratoncita. –Tenés que ir a trabajar, sino miles y miles de chicos no recibirán el dinero a cambio de su diente.
–Ya lo sé, pero no quiero ir a buscar más dientes. Que se los queden ellos.
–¿Por qué decís eso, Pérez? –preguntó intrigada doña Pérez.
–No quiero comprar más dientes porque están todos sucios, rotos y descuidados. Si los chicos no se lavan bien los dientes, no me sirven. Comen y comen golosinas, y no se cuidan sus dientes.
–Pero no podés dejar de ir a trabajar por eso –le explicó su esposa. –¿Por qué mejor no buscamos una solución al problema?


Luego de pensar mucho, y de tanto caminar por la cueva, a Pérez se le ocurrió una idea maravillosa. Con un lápiz en la mano, salió corriendo.
Cada vez que llegaba a una casa, se llevaba el diente y dejaba un billete y un papelito donde escribía:
“Amiguito: Es la última vez que me llevo un diente tuyo tan descuidado. O empezás a cepillarte mejor los dientes después de cada comida y antes de irte a dormir, o no recibirá más mi visita. Es muy importante que tus dientes crezcan sanos y fuertes, los vas a necesitar para toda la vida. Además, ¿no te gustaría tener una sonrisa grande y hermosa?. Espero que sigas mis consejos. Te saluda un amigo que te quiere, el Ratón Pérez”.
De esa forma Malena y todos los chicos del mundo comenzaron a lavarse mejor los dientes, a ir más seguido al dentista y a comer menos golosinas. Entonces el Ratón Pérez pudo seguir trabajando sin problemas. Menos mal, porque sino iba a tener que buscar otro trabajo.